La inteligencia artificial en la empresa: entre el 'hype' y el Excel

13 expertos tecnológicos debaten sobre el impacto y la absorción de la inteligencia artificial en la empresa catalana en una jornada organizada por VIA Empresa e Ibercaja

Participantes del debate 'La inteligencia artificial en la empresa', organizado por VIA Empresa y Ibercaja | Carolina Santos Participantes del debate 'La inteligencia artificial en la empresa', organizado por VIA Empresa y Ibercaja | Carolina Santos

La inteligencia artificial no nació con ChatGPT, que, por cierto, este jueves celebra su primer aniversario. Pero el éxito mundial del producto estrella de OpenAI -que en sólo una semana consiguió 100 millones de usuarios- ha provocado, justamente, "que la inteligencia artificial se haya abierto a la sociedad", como el mismo nombre de la empresa indica (OpenAI, Abrir la IA). El debate sobre su impacto y soluciones ha llegado a todos los públicos, pero todavía hay un abismo considerable entre las expectativas que ha generado y la realidad de muchas empresas. ¿Cómo aplica IA una compañía que todavía funciona mayoritariamente con Excels? ¿Se puede hablar de big data con datos guardados en un pen drive?

VIA Empresa e Ibercaja han organizado conjuntamente un debate sobre La inteligencia artificial en la empresa para tratar, de la mano de 13 expertos, la aplicación y adopción real de esta tecnología en el tejido empresarial catalán y las oportunidades que puede generar. "Cuando hace dos años iba a hablar con las empresas, una parte muy importante de la primera conversación consistía en explicar qué era la IA. Ahora, esta parte de pedagogía ya no hay que hacerla, puedes ir directo a las soluciones y productos". Con esta experiencia personal tan sencilla, Josep M. Ganyet, colaborador de VIA Empresa y principal ponente del debate, ha expuesto la expansión del concepto de la IA en el mundo empresarial, eso sí, cuestionando muchas de las cualidades que medios y otros comunicadores han otorgado en esta tecnología y que han calado en el imaginario colectivo, como "el hecho de atribuirle capacidades humanas".

Més info: La IA no es nada sin las personas

"La IA sola no hace nada, lo hacen las personas", ha sentenciado, ante un grupo de expertos que configuran, de hecho, "el triángulo mágico" con el que se desarrolla esta tecnología: los que tienen los datos, los que hacen el algoritmo y los que tienen la supercomputación; y la consultoría estaría en medio de este polígono. En la mesa, los representantes de este triángulo han sido altos directivos de Microsoft, Eurecat, el Barcelona Supercomputing Center, Omnios, Process Talks, Acció, el Centre de Blockchain de Catalunya, Bitmetrics, Picvisa, Ebantic, OlisTIC, la Mútua de Terrassa y el anfitrión, Ibercaja, con su director del Centro de Negocios de Barcelona, Albert Salvador.

Ganyet: "La IA sola no hace nada, lo hacen las personas"

"Guiar a las empresas en este mundo complejo y cambiante requiere un conocimiento de este triángulo", ha afirmado Ganyet; quien ha dirigido la primera parte del debate hacia uno de los vértices que lo conforman, el más controvertido de los tres: los datos.

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Mesa de debate 'La inteligencia artificial en la empresa | Carolina Santos

Uno de los campos donde la inteligencia artificial está incidiendo con más fuerza es el de la salud, con modelos de aprendizaje automático que facilitan el análisis de datos y la toma de decisiones, y con visión artificial, que está afinando el diagnóstico de enfermedades. ¿El objetivo? Avanzar en la predicción y "personalizar la medicina. Actualmente, se aplica la misma medicina a todo el mundo, pero con la IA puedes crear modelos que te permitan, por ejemplo, decidir el mejor tratamiento para cada persona", ha afirmado Jordi Torres, investigador del Barcelona Supercomputing Center (BSC). Ahora bien, "no se está inventando ninguna medicina nueva -ha añadido-, simplemente se está aplicando mejor, acelerando el contador del tiempo y precisando mejor los resultados".

Hasta aquí, la cara buena de la moneda; pero ¿qué peligro esconde, por ejemplo, esta capacidad de predicción? "Una cosa es que te ayude en el diagnóstico, analizando bien una mamografía, y la otra es que con una imagen y unos datos llegues a afirmar que una persona tendrá cáncer de aquí a cinco años". El planteamiento lo ha hecho Manel Martínez, CIO de Mútua Terrassa, que más allá de señalar las repercusiones de esta información, enfocaba a la gobernanza de los datos: "Si la predicción se hace pública, ¿cómo lo gestionarán las aseguradoras? ¿Asegurarán a una persona sana sabiendo que de aquí a cinco años tendrá cáncer?"

Martínez (Mútua Terrassa): "¿Cómo lo gestionarán las aseguradoras? ¿Asegurarán a una persona sana sabiendo que de aquí a cinco años tendrá cáncer?"

En este momento del encuentro ha empezado a sonar un concepto que se ha mantenido presente a lo largo de todo el debate: la ética. Encontrar este balance "entre lo que se puede hacer y lo que se tiene que hacer". Y lo dice alguien que pertenece a una de las compañías que estas últimas semanas ha tenido un papel trascendental en la trama mundial que han protagonizado Sam Altman y OpenAI: Microsoft. Alberto Pinedo, director nacional del Área Tecnológica de Microsoft , ha querido poner en contexto, primeramente, la trayectoria de la compañía en IA: "Microsoft ha hecho IA desde antes de OpenAI". Y otra referencia: "el área de procesamiento del lenguaje natural se creó hace 35 años". Y con este preámbulo y las lecciones aprendidas de las malas experiencias -como el chatbot Tay que la compañía tuvo que retirar de Twitter porque hacía comentarios racistas-, Pinedo ha podido defender la estrategia ética de la multinacional tecnológica: "La mala experiencia con el chatbot Tay fue un punto de inflexión que nos hizo replantear qué queríamos". Y desde entonces, cualquier petición de un cliente es evaluada por un comité, que determina "si el proyecto va en linea con los principios de Microsoft. En caso de que no, la tecnología no se vende y no se usa". Y ha aportado un ejemplo: "Nunca hemos vendido un sistema de identificación de caras a ninguna fuerza de seguridad. Hay modelos que no se pueden comercializar".

Pinedo (Microsoft): "Nunca hemos vendido un sistema de identificación de caras a ninguna fuerza de seguridad"

Esta ética, por ejemplo, está muy presente en Picvisa , empresa con sede en el DFactory Barcelona, que desarrolla soluciones tecnológicas para "acelerar la transición mundial hacia la economía circular", ha explicado Manel Casamitjana, CEO de la compañía. ¿Cómo? Optimizando y automatizando la separación de materiales en la gestión de los residuos, con robótica, visión e inteligencia artificial.

Xavier Domingo (Eurecat) y Alberto Pinedo (Microsoft) | Carolina Santos
Xavier Domingo (Eurecat) y Alberto Pinedo (Microsoft) | Carolina Santos

¿Democratizar la IA o hacerla accesible? No es lo mismo

Pinedo (Microsoft) cuestionaba también un mantra incorrecto que acompaña normalmente a esta tecnología. "Se habla muchas veces de democratizar la IA, pero ¿qué queremos decir con esto? ¿Estamos hablando de una democracia participativa? ¿Una liberal? Lo que se quiere decir en verdad es que la tenemos que hacer accesible".

Y este es uno de los objetivos, de hecho, de Bitmetrics, orientado al tejido empresarial. Su maquinaria, que utiliza visión artificial, está "pensada para un usuario no experto, ni en IA ni en visión artificial". Según explicaba su CEO, Mar Masulli, su "propósito es llegar al tejido empresarial" y, "teniendo en cuenta que el 98% de las empresas son pymes, tenemos que aportar una solución, desde una perspectiva económica, a la falta de conocimientos".

Carmona: "Tener IA generativa, tanto de textos como de imágenes, ya no es un lujo"

En la misma línea, Josep Carmona, CEO de la spinoff de la UPC Process Talks, ha reafirmado esta accesibilidad con un ejemplo: "Tener IA generativa, tanto de textos como de imágenes, ya no es un lujo". Desde su empresa –"la Alexa de la automatización"- utilizan tecnología de procesamiento de lenguaje natural (NLP) para automatizar procesos cotidianos del día a día laboral.

De la ciberseguridad a la ciberpobreza

Ahora bien, esta accesibilidad va muy ligada a un concepto clave: la ciberseguridad. Y justamente las pymes son las que tienen menos herramientas para asegurar esta seguridad. Las compañías con menos recursos tecnológicos, las pequeñas y medianas empresas, serán las que no se podrán defender de los peligros que puede aportar esta tecnología mal utilizada. Alberto Pinedo, de Microsoft, lo ha definido con un nuevo término: "la ciberpobreza".

Y, en este sentido, el blockchain se presenta como una tecnología que puede bloquear esta falta de seguridad y confianza. Por un lado, "resolviendo el problema de derechos que hay en la IA generativa o el metaverso", ha indicado Ganyet. Pero también aportando transparencia y seguridad a la gobernanza de los datos. "El modelo de datos tiene que pasar a ser de las personas", sentenciaba Albert d'Anta, director de Operaciones del Centre de Blockchain de Catalunya.

Y esto es posible, justamente, con el blockchain. En una entrevista que le hicimos este noviembre en VIA Empresa, d'Anta explicaba el funcionamiento de esta tecnología: "La cadena de bloques, al ser descentralizada entre diferentes instituciones, empresas o personas que no se conocen entre ellas, hace que cualquier cambio que se haga en la base de datos tenga que pasar por el consenso de todos o de la mayoría de ellos, en función de las reglas que se establezcan. Esto hace que la información sea transparente e inmutable."

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La trazabilidad de la información que aporta el blockchain puede permitir, también, reconocer la identidad que hay detrás de una entidad digital: "identificar si detrás de un contenido o de una entidad digital, hay un chatbot o una persona".

Mar Masulli (Bitmetrics) y Jordi Torres (BSC) | Carolina Santos
Mar Masulli (Bitmetrics) y Jordi Torres (BSC) | Carolina Santos

Choque de realidad: pedirle maravillas a un Excel

"He ido durante 8 años al Foro Económico Mundial (Davos) y la home de todos los directos se gestionaba desde un Excel, del cual los becarios tenían la contraseña". Otra anécdota de Ganyet que provoca un choque de realidad. Un choque, precisamente, porque no se trata de una excepción.

Carles Rams, CEO de la consultora Ebantic, afirma que también lo ha vivido cuando ha empezado a trabajar con la industria: "Leen en el diario que con IA podrán hacer maravillas, pero todavía van con un Excel". Hay una distancia enorme entre las expectativas creadas y la realidad del cliente. "Y les estamos hablando de inteligencia artificial, cuando en verdad tienen un problema de digitalización", ha explicado.

Ramos: "Leen en el diario que con IA podrán hacer maravillas, pero todavía van con un Excel"

"Es como cuando te hablan de big data en un pen drive", añadía Xavier Domingo, director de IAA en Eurecat, reconociendo que "todavía cuesta un poco explicarles bien qué es la IA, especialmente la que no es generativa".

Albert Iruela, CEO de Omnios, lo confirma: "Esto que estamos hablando hoy aquí, el cliente lo desconoce". Y hay una tarea importante por delante para explicar que "estas tecnologías, bien aplicadas, pueden incrementar ingresos y optimizar costes". Y con estos dos elementos a favor puedes, por ejemplo, "volver a evaluar productos que fueron descartados en un pasado en la compañía porque los números no salían. Ahora sí podrían salir".

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A la hora de enfocar los proyectos con los clientes, Sandra Arcos, CEO y fundadora de la consultora OlisTIC, cree que es clave "quitar esta presión por incrementar las ventas o ser más productivo"; poner por delante el propósito y no tratar la tecnología de manera "departamentalizada".

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En el momento Alcatel, ¿cómo lo comunicamos?

Para Jordi Aguasca, director del Área de transformación tecnológica y disrupción de Acció, nos encontramos todavía en "la fase Alcatel del móvil". Es decir, queda tiempo todavía para que "todas las empresas la adopten, no sólo los más avanzadas". Toda adopción tecnológica tiene sus tempos: "Los ordenadores tardaron 20 años e Internet tardó 8".

¿Cuando llegará la adopción real a la empresa catalana? Todavía "es un misterio" ha avanzado Ganyet, "especialmente si hablamos de una IA general". Para la IA general, de hecho, "todavía hacen falta unos cuantos Einsteins", ha añadido Jordi Torres (BSC), quien recientemente ha publicado el libro La inteligencia artificial explicada a los humanos.

Torres: "Para la IA general, todavía hacen falta unos cuantos Einsteins"

Y en todo este proceso de adopción, todos los ponentes han coincidido en dos líneas de actuación -deberes para los actores que componen el triángulo mágico-. La primera: la comunicación. "Evitar caer en las conversaciones de bar", ha apuntado Torres. "Todos tenemos un deber moral de decir las cosas como son", ha recordado Ganyet, y esto quiere decir explicar que "las máquinas no hacen cosas, sino que somos las personas que hacemos cosas con las máquinas."

La segunda: la prosperidad. Para Ganyet, "tenemos que afrontar este proceso tecnológico con prosperidad. Aplicar la IA de una manera ética, que beneficie al máximo de personas". Utilizar esta tecnología -acabamos con una cita de Mar Masulli (Bitmetrics)- "para construir un futuro inclusivo para el tejido empresarial".

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