Hay que asumir que el problema de la vivienda no tiene una solución a corto plazo y que, en el mejor de los casos, pasarán un par de lustros antes de que la situación no se pueda enderezar.
Oía hace unos días un tertuliano que utilizaba -erróneamente- la expresión "cuadratura del círculo" y automáticamente pensé en el problema de la vivienda. Digo que el tertuliano hacía una mala interpretación de la locución, ya que, aunque es de uso común, me temo que poca gente conoce su significado.
Permitidme un párrafo para explicaros de dónde sale la expresión cuadratura del círculo. Esto me obliga a realizar un viaje a la antigua Grecia. Este país, que hoy en día no pasa seguramente por su mejor momento, tuvo, como todos sabéis, una época gloriosa. Recurriendo a los tópicos, podemos recordar que la civilización griega nos ha legado, entre otros, la democracia, la filosofía, los juegos olímpicos... y las bases de la geometría, siendo Euclides su máximo exponente.
Pues bien, de la época de los griegos, nos llega la cuadratura del círculo. Era un problema (ya sabéis que cuando los matemáticos nos aburrimos nos inventamos problemas) que consistía en lo siguiente: a partir de un círculo, encontrar un cuadrado que tenga la misma superficie utilizando sólo regla y compás. Un problema muy difícil del que durante más de dos mil años las mentes pensantes intentaron, de forma infructuosa, encontrar su solución. Y es que nadie fue capaz de resolver el problema porque, como se demostró hace unos 150 años, la cuadratura del círculo es un problema irresoluble.
Para abordar el problema es preciso, de forma honesta, identificar sus causas
Os gustará saber que el tema se desatascó gracias a lo que podríamos llamar pensamiento lateral, thinking out of the box. La (no) solución del problema no llegó desde la geometría, sino desde otra disciplina de las matemáticas: el álgebra. Sea como fuere, el resumen es claro: no, con regla y compás no se puede resolver el problema, imposible. ¿Y por qué más de dos mil años? Pues porque hay algo más difícil que resolver problemas complicados: demostrar que no tienen solución.
Vuelvo a la vivienda, que ya sabéis que a veces me voy por las ramas... En este ámbito, todos somos conscientes de que tenemos un grave problema. Hace años que vamos diseñando estrategias, impulsando medidas, redactando normativas y no avanzamos. No sólo no encontramos la solución, sino que da la sensación que estamos retrocediendo. Para abordar el problema es preciso, de forma honesta, identificar sus causas. Cuidado, digo las causas, no los síntomas. Éstos ya sabemos cuáles son: dificultad de acceso a la vivienda (ya sea de alquiler o de compra) y los precios, con una tendencia disparada al alza desde hace años. Las causas las describía en un escrito aquí en VIA Empresa de hace unos meses y apuntan directamente a un crecimiento desbocado de la demanda: aumento de la población, cambio de usos y costumbres, divorcios/separaciones, turismo, erasmus, desplazamiento temporal de profesionales, etc.
Insisto en diferenciar causas y síntomas. No me hagáis recurrir al típico símil de la medicina: mitigar los síntomas no cura la enfermedad, hay que ir a la raíz del problema y por eso debemos trabajar sobre las causas. Como hemos visto, todas las causas expuestas tienen una componente más social que económico. Y las dinámicas sociales son lentas, muy lentas. Por eso, como indicaba al inicio, auguro al problema de la vivienda unos años bastante negros. Pensar en recetas milagrosas que lo arreglarán todo en un par de años sería hacernos trampas en el solitario.
Si has llegado hasta aquí, entenderás por qué hice la conexión entre la cuadratura del círculo y la vivienda que apuntaba al inicio. Esperamos que no hagan falta más de dos mil años para que alguien nos ilumine. Y, sobre todo, que la espera no sea por decirnos que el tema no tiene solución.