Digamos no. No, nosotros no somos de ese banco.
El principal accionista individual del Banc Sabadell, un inversor mexicano, dice que venderá su casi 4% de las acciones al BBVA. Es consejero del Sabadell y ahora se desmarca. Tanto le importa perder unos cuantos millones. ¡Que no le hayan ofrecido algo! El BBVA se juega mucho y tiene más del 50% de su negocio en México. El mundo de los negocios es tan viscoso…
Es una mala jugada para Josep Oliu y para todos los que creemos en el Sabadell y en su futuro independiente. Y munición para el BBVA. No es determinante, no, y ojalá, finalmente, seamos más los que queremos que el Sabadell continúe su camino en solitario como hace desde 1881 que los que quieren que ahora desaparezca en manos de unos corsarios del mundo financiero.
Parafraseando a Raimon, el cantautor de Xàtiva, y su emblemático Diguem no, yo digo: no, digamos, no. Nosotros no somos de ese banco. Más allá de las ecuaciones de cambio, las primas y las posibles ganancias presentes y futuras, no lo somos, porque la aspiración del Sabadell nunca ha sido la de ser global, ni siquiera el más grande de España o de Europa. Ni los accionistas y clientes tampoco aspiran a ello. No. La ambición del Sabadell ha sido solo ser el mejor para sus clientes y el más rentable para sus accionistas, que nunca -dicho sea de paso- han dejado de percibir un dividendo cada año por sus acciones.

El Sabadell tampoco ha tenido nunca un presidente capaz de contratar y financiar al comisario Villarejo para espiar a empresarios y competidores durante más de una década, ni directivos imputados por delitos de soborno y revelación de secretos, como sí le ha pasado al BBVA. Y por eso aún tiene abierto un proceso penal de aquellos que se van dilatando en el tiempo y siempre se acaban perdiendo en la memoria de la gente. La gestión del Sabadell, por el contrario, se mantiene impecable y desde la visión y la mentalidad sensata que tenemos en esta parte del mundo, siendo un buen ejemplo de que aquí también sabemos ser banqueros si nos dejan, porque, sin ser mejores ni peores que otros, hay cosas que nosotros no las hacemos.
En ningún momento el Sabadell ha querido integrar un banco -¡y mira que ha adquirido e integrado más de una docena!- contra la voluntad de la entidad integrada, la de sus principales accionistas y una buena parte de los analistas del mercado. Impensable. Siempre ha pactado la operación y si no ha habido acuerdo, no se ha empeñado en hacerla, porque la cultura corporativa, el talante y el pensamiento de los que han llevado y llevan hoy el Sabadell con Josep Oliu Creus al frente nunca ha sido hacer entrar el clavo por la cabeza ni forzar nada ni a nadie a hacer nada contra su voluntad.
"En ningún momento el Sabadell ha querido integrar un banco contra la voluntad de la entidad integrada, la de sus principales accionistas y una buena parte de los analistas"
Esta persistencia enfermiza del BBVA frente al rechazo unánime que se ha ganado la OPA entre accionistas, empresarios, instituciones, agentes sociales, analistas y, en general, entre la opinión pública y publicada es una muestra de la arrogancia y el menosprecio que gasta hacia todo aquello que realmente significa este rechazo socioeconómico generalizado de identificación con el proyecto, la ejecutoria independiente y el arraigo que encarna el Sabadell. Y, sobre todo, evidencia una necesidad y una desesperación por conseguirlo que no hacen prever nada bueno.
Por el contrario, la actuación prudente y pragmática del Sabadell -a veces criticada, por cierto, por demasiado conservadora- sitúa hoy a la entidad en un hábitat bien determinado, estable y conocido como es el del mercado español, bien alejado, por tanto, del territorio más incierto, expuesto e inestable que pisa cada día el BBVA, al tener el 70% de su negocio y el 60% de sus beneficios entre México y Turquía. De ahí llora la criatura. Aceptar la OPA del BBVA sería participar de los riesgos económicos y políticos siempre latentes en países inestables y de menor seguridad jurídica como los mencionados.
Fundado en Cataluña con 127 empresarios y comerciantes de Sabadell, recordemos, hoy todavía los accionistas minoritarios tienen un peso significativo en el Sabadell, mientras que el BBVA está totalmente en manos de los grandes fondos de inversión internacionales y otros inversores institucionales. La sensibilidad y necesidades del pequeño accionista ya no forman parte, por tanto, de su gobernanza.
"La actuación prudente y pragmática del Sabadell sitúa hoy a la entidad en un hábitat bien determinado, estable y conocido como es el del mercado español"
Solo por todo esto y porque el BBVA no valora como es debido al Sabadell, deberíamos decir no a la OPA, pero mejor hacerlo porque no tiene ningún sentido que dejemos que nos quiten un buen banco, bien gestionado y cercano, que nos entiende y nos sirve desde hace casi 145 años. Y siendo prácticos, siempre es mucho mejor poder elegir entre cinco o seis entidades que tener que hacerlo entre dos o tres.