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Sala i Martin, el Rey Midas y la inteligencia artificial

06 de Junio de 2025
Act. 06 de Junio de 2025
Toni Rodríguez

Más allá de las actividades cada vez más intensas e interesantes que ofrece Barcelona al ciudadano culturalmente inquieto, y de la enorme cantidad de información recibida a través de las redes, hay otra fuente de conocimiento que no hay que marginar: la lectura de libros de ficción o de ensayo escritos por gente que, teóricamente, la toca más que nosotros. Que hay un montón.

 

Hay quien dice que de hecho, todos los libros son de ficción, empezando justamente por los de ensayo, pero ahora no nos meteremos en este jardín, que bastante trabajo tenemos en centrarnos en el adoquín de hoy y analizarlo sin prejuicios.

Se trata de la fábula del rey Midas, observada desde la óptica particular de Xavier Sala i Martín en su último libro Entre el paraíso y el apocalipsis.

 

Como recordaréis, la historia va de un rey griego, Midas, que rescató a uno de los sátiros de Dionisio, dios del vino y de las fiestas, y que como pago pidió al dios el don de convertir en oro todo lo que tocase. Y, efectivamente, todo lo que tocó se convirtió en oro, empezando por la comida que no pudo zampar, los hijos que se le abrazaron viéndolo jodido como estaba y el caballo que intentó montar para ir a pedir explicaciones al dios en cuestión, que seguramente en aquellos momentos estaba haciendo otras cosas, como libaciones o maridajes vinícolas que es mucho más divertido que atender reclamaciones de un idiota como Midas.

Sala i Martin utiliza la fábula como ejemplo del tipo de diálogo que debe mantener una persona humana con la inteligencia artificial. Dice Sala i Martín que el problema del rey Midas es que no expresó bien lo que quería. Porque lo que quería era que todas las cosas inanimadas que tocase se convirtieran en oro, pero no los alimentos, las personas humanas, los animales y en general todo lo que menea el rabo.

Midas habría tenido que decirle a Dionisio “quiero que todo lo que yo quiera que se convierta en oro, se convierta sólo tocándolo”, en vez de decirle “quiero que todo lo que toque se convierta en oro”. A partir de este error, vienen las interpretaciones. La interpretación mayoritaria habla de la avaricia del rey Midas, un señor que ya era bastante rico sin necesidad de ir toqueteando las cositas que iba viendo.

Sala i Martín, en cambio, piensa que Dionisio estaba distraído o quizás un poco bebido en el momento de hacerle el favor al rey Midas, y no se dio cuenta de la fechoría que le estaba haciendo.

“En cualquier caso, el punto clave de la historia no es que el rey Midas fuera un avaricioso, sino que el dios Dionisio no estaba en plenas condiciones intelectuales” (para interpretar correctamente la petición del rey), concluye Sala i Martín.

No hace falta decir que en esta analogía Dioniso sería la IA y Midas el usuario poco experto que la quiere utilizar. Y más concretamente, quiere decir que cosas como ésta de morirse de hambre rodeado de piezas de oro es lo que puede pasar con la IA si no le hacemos las preguntas o las peticiones correctamente formuladas.

Pero, ¿y si la explicación de todo fuera un poco más sofisticada? ¿Y si Dioniso-IA “pensó” que había que castigar la ambición desmesurada de Midas sin contrariar en absoluto su compromiso con él?

"Morirse de hambre rodeado de piezas de oro es lo que puede pasar con la IA si no le hacemos las preguntas o las peticiones correctamente formuladas"

¿Y si la maldición fuera el resultado de una pequeña venganza o de una broma macabra del cachondo de Dioniso, deseoso de poner a Midas en su sitio, con la tranquilidad de saber que él había cumplido su palabra?

Como es evidente, aquí Midas podría ser cualquiera de nosotros en uno de esos momentos de tontería que a veces atacan indiscriminadamente a las personas humanas. Algo que nos puede pasar tanto con la IA como nos ha pasado siempre con la Inteligencia natural, ¿verdad?

Pues venga, hagamos peticiones razonables a nuestros interlocutores sean máquinas o personas, formulémoslas con la precisión más grande posible y seguro que todos saldremos ganando.