Politóloga y filósofa

Las tradiciones de Navidad

24 de Diciembre de 2025
Arianda Romans | VIA Empresa

En los últimos años siento que siempre que hablo de Navidad la hablo de manera dicotómica, valorando los pros y los contras de toda la celebración. Sí, la Navidad contamina. Sí, la Navidad nos obliga a ser felices. Pero también sí, la Navidad es una buena excusa para encontrarnos y apreciarnos y, sí, aunque no lo parezca, la Navidad es una manera amable de romantizar la vida y dar un poco de sentido al paso de los años. Cuando me he dispuesto a escribir la columna de este año por Navidad, no quería volver a los tópicos ni a las dicotomías. Más bien, me parecía interesante ver cómo la Navidad nos sirve como una excusa para hacer algunas de las cosas que quizás posponemos o no damos tanta importancia durante el año.

 

Una de ellas son las muestras de afecto. Es verdad que, probablemente, comprar algo material a alguien no es la mejor muestra de amor. Pero también lo puede ser. Escuchar atentamente qué quiere, hacer una escapada rápida a la tienda para obtener la última caja de sus galletas preferidas, preguntar a un amigo o amiga si todavía quiere aquella máquina para hacer batidos que después te puedes llevar a la oficina. O enviar una carta o una postal de Navidad. O dejar unos caramelos en la mesa. Hay muchas maneras de mostrar afecto a partir de los regalos o los detalles de Navidad que no piden gastar mucho dinero o dejarse el jornal en un conjunto de artefactos de plástico que no usaremos nunca.

Otra forma bonita de mostrar afecto es la comida. Y si alguien lo duda, que se lo pregunte a su abuela. Si bien es un poco rancio eso de que las abuelas cocinan y los abuelos, como mucho, lavan los platos, me parece que es a partir de la comida que muchas personas muestran afecto y amor en las tradiciones. Los años buenos, pero también los años de dolor y sufrimiento, siempre hay cosas buenas en la mesa. En algunas mesas, por mucho que cambie el año, habrá pato asado, canelones, calamares, canapés, gambas, neulas, tortillas de cosas extrañas o esa receta que he visto en TikTok que es un pim-pam y queda de maravilla. Sea en la forma que sea, tanto cocinar para los demás como comer por dos o tres ayuda a que la Navidad siga siendo una tradición especial incluso cuando la magia ya ha desaparecido o cuando ya no queda la emoción de los primeros años de vida.

 

Las tradiciones de Navidad quizás no sean fáciles y agradables para todos, ni lo son cada año, pero nos ayudan a mantener una cierta continuidad a lo largo del tiempo: sea cual sea el año que hemos vivido, el 25 de diciembre vuelve a ser Navidad. Es cierto que esto también es aplicable a otras tradiciones, como Sant Jordi, Sant Joan o Santa Maria, pero no es nada forzado afirmar que la Navidad es la celebración más fija y mayoritaria que tenemos. Con la Navidad cerramos un año y, al mismo tiempo, nos permite una pausa para reflexionar sobre la oscuridad, el frío y aquello que nos puede reconfortar en este estado: nuestros seres queridos. Sea cual sea lo duro del año que dejamos atrás, la Navidad nos ofrece, aunque sea por unos días, un espacio de recogimiento y continuidad.