Píldora filosófica: La vida contradictoria

Si algo cuesta de tragar es el hecho de que nuestra vida siempre será contradictoria. Por muy rigurosas que moralmente podamos intentar parecer, siempre nos encontraremos en un momento en que habrá una pieza que no encaje, una herramienta que sobre o una respuesta que nos falte. No podemos hacer nada, porque la vida es así, pero aceptar que las cosas no siempre tendrán la coherencia que anhelamos o necesitamos cuesta de asumir.

En la mayoría de las ocasiones, pienso que nos frustramos ante las contradicciones no porque no entendamos lo que pasa, sino porque no pasa lo que queremos que pase. Y aceptar que te tienes que tragar una realidad que no te gusta no es fácil para nadie. En la sociedad del “si quieres, puedes”, no llevamos demasiado bien esto de no poder hacer nada con nuestras circunstancias, de aceptar lo que nos viene dado sin ningún potencial de gran cambio. Por eso, por ejemplo, los y las activistas sufren tanto. Por eso, quizás, los jóvenes de hoy se sienten frustrados ante una crisis de mil puntas que les ataca por todas partes mientras tienen acceso a todo tipo de información para contrarrestarla. Quizás por eso hay gente más aletargada, más depresiva, más triste. Porque no hay decepción más grande que llegar al final de la ecuación y ver que, por mucho esfuerzo o por mucha preocupación que un tema te comporte, lo que tú hagas no será una gran diferencia del resultado final.