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La economía de Lleida, la fuerza de la humildad

El territorio dispone de un gran potencial que podrá desplegar con una estrategia compartida entre administraciones, empresas y organizaciones socioeconómicas

La Seu Vella de Lleida | iStock
La Seu Vella de Lleida | iStock
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
08 de Octubre de 2025 - 05:30

Con una extensión que representa cerca del 40% del territorio catalán, Lleida combina paisaje, agricultura e industria en un equilibrio singular que la convierte en un actor clave -aunque a menudo discreto- de la economía catalana. En 2024 concentra el 5,6% de la población del país (451.707 habitantes, de los cuales un 20,3% son de origen extranjero) y el 5,3% de la ocupación. Su PIB representa aproximadamente el 6% del total de Catalunya, con un PIB per cápita de 33.261 euros en 2023, ligeramente por debajo de la media catalana (INE). Sin embargo, en 2024 el valor añadido bruto de la economía leridana creció un 4,5%, cuatro décimas por encima de la media catalana (Consell de Cambres de Catalunya), un resultado que confirma su buen momento. Tal como señala Jaume Saltó, presidente de la Cambra de Comerç de Lleida, “la economía de Lleida tiene una resiliencia y una diversificación que la mantienen por encima de la media catalana”. Lleida crece sin hacer ruido, con la constancia de quien confía más en el trabajo bien hecho que en los grandes titulares.

 

Lleida crece sin hacer ruido, con la constancia de quien confía más en el trabajo bien hecho que en los grandes titulares

El tejido empresarial de Lleida está formado por 32.028 empresas, que representan el 5,3% del total de Catalunya, de las cuales 17.474 tienen asalariados (INE). Se trata de un tejido diverso y arraigado al territorio, con protagonismo de la agroalimentación, pero también con una presencia relevante de industria, construcción, logística y otros servicios (comercio, turismo...). En el ámbito internacional, la demarcación cuenta con 2.134 empresas exportadoras, un 4,5% del total catalán, y genera más de un tercio de las exportaciones de frutas, hortalizas, legumbres, grasas y aceites. En cuanto al mercado laboral, Lleida tiene 197.305 afiliados a la Seguridad Social y presenta una tasa de paro del 6,6%, claramente inferior a la media de Cataluña (8,9% en 2024). Estas cifras muestran una capacidad destacada de generación de empleo.

Con datos del Registro Mercantil, entre las empresas más grandes con sede en Lleida se encuentran Guissona y BonArea, Vall Companys, Borges, Pinsos del Segre, Nufri, Plus Fresc, Pondex, Nex Tyres, Industries Làcties de Mollerussa, Premier Pigs, Cereals Torremorell, Rodi Metro, Avícola de Lleida, Ros Roca, Cooperativa d’Artesa de Segre, Cotécnica, Taurus, Serveto y Cadí. Estas empresas ejemplifican un modelo de crecimiento arraigado al territorio, basado en la proximidad, la innovación y la reinversión local, y actúan como verdaderos motores de empleo y cohesión en el mundo rural. Como en el conjunto de Catalunya, predominan las pymes que representan el 99,8% del total de empresas, y que, sobre todo, son microempresas y de carácter familiar. Constituyen el eje que sostiene la actividad económica y el empleo.

 

En el ámbito económico, las empresas leridanas muestran una evolución muy positiva, con un crecimiento sostenido de las ventas, una rentabilidad superior a la media catalana y una gestión prudente que genera estabilidad y confianza. Precisamente, la semana que viene se presentará en Lleida el Anuario de la PYME 2025, que profundiza en el análisis detallado de los resultados económicos y financieros. Esta situación favorable, sin embargo, no esconde los retos que aún persisten.

Para entender mejor las claves que pueden reforzar o limitar la competitividad de las empresas leridanas, es necesario analizar con detalle sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas. Lleida cuenta con fortalezas muy vinculadas al territorio. El entorno físico y natural, con clima favorable, paisaje atractivo y recursos hídricos, solares y eólicos, se combina con una buena ubicación, una calidad de vida notable y una localización estratégica cerca de capitales y puertos. El sector primario destaca por volumen y calidad en fruta, aceite, carne y leche, con un fuerte modelo cooperativo y agroindustrial orientado a la exportación. El tejido empresarial es diverso, internacionalizado, y muestra una capitalización superior a la media catalana. Las tasas de emprendimiento y supervivencia empresarial son altas. El turismo combina una oferta de invierno e interior de calidad con propuestas culturales, deportes de aventura y experiencias enoturísticas y gastronómicas. A todo esto se añade un mercado laboral con un paro más bajo que en el conjunto de Catalunya. Otra fortaleza destacable es la coordinación institucional y socioeconómica.

La Cámara de Comercio de Lleida | Cedida
La Cambra de Comerç de Lleida | Cedida

Por citar algunos ejemplos, está el G-10, que reúne a Generalitat, Diputación, Paeria, Subdelegación del Estado, PIMEC, COELL, CCOO, UGT, la UdL y las Cámaras de Comercio de Lleida y Tàrrega. Y también el Consejo Económico y Social de Lleida o el Foro Secore, que agrupa a los principales agentes socioeconómicos del territorio (Cámara de Comercio, COELL, FECOM, PIMEC, Empresa Familiar de Lleida, FCAC, CCOO, UGT, Unió de Pagesos, ASAJA, COAC, COGS, CATL, Ingenieros, APIs, Asotrans Lleida, FEMEL, Hostelería de Lleida, JARC y la UdL) con el objetivo de identificar necesidades comunes e impulsar acciones de mejora. Estas plataformas de diálogo y cooperación son una muestra del potencial de Lleida para trabajar de forma coordinada y convertir la colaboración en una auténtica palanca de progreso territorial. Lleida también destaca con iniciativas como el Encuentro Empresarial en el Pirineo y las Jornadas de la Excelencia, que contribuyen a proyectar el talento, fomentar el debate económico y reforzar los vínculos entre empresas, instituciones y sociedad civil.

El tejido empresarial es diverso, internacionalizado, y muestra una capitalización superior a la media catalana

Las debilidades, sin embargo, son claras. A pesar de su solidez, el tejido empresarial leridano afronta retos estructurales que limitan su potencial de crecimiento. El envejecimiento y la pérdida de población, junto con la fuga de talento joven, dificultan el relevo generacional y la renovación de perfiles cualificados. Además, la dimensión reducida de muchas empresas frena la productividad y el valor añadido, y la falta de más empresas grandes o de cooperación interempresarial retrasa el salto competitivo. Las infraestructuras siguen siendo una asignatura pendiente. El presidente de la Diputación, Joan Talarn, lo resume con contundencia: “En Lleida necesitamos Cercanías, ya”. En la misma línea, el alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, reclama “una conexión ferroviaria con el aeropuerto de Alguaire y que la A-14 llegue hasta Francia para fortalecer la competitividad del territorio”. También hay que abordar el grave problema de la vivienda, de espacios industriales preparados y otras infraestructuras, que limitan el crecimiento. Como señala el presidente de Pimec Lleida, Borja Solans, “por falta de espacios industriales, en Lleida estamos perdiendo oportunidades”. Ejemplos de infraestructuras muy necesarias y urgentes son el polígono Torreblanca-Quatre Pilans, la estación Ferroviaria Intermodal, el Eje Pirenaico, el puerto de Comiols y muchas otras.

Las oportunidades pasan por consolidar un crecimiento sostenible aprovechando la baja densidad poblacional y la calidad de vida, avanzar en la transformación del sector agroalimentario hacia productos de mayor valor añadido e impulsar decididamente la digitalización y la automatización empresarial. Como señala Jordi Seguí, presidente de la Cambra de Comerç de Tàrrega: “El futuro del territorio pasa por la digitalización y la economía verde”. En este camino, la UdL y el Parque Agrobiotech, junto con iniciativas como Global Lleida y el CEEI, tienen un papel estratégico como motor de innovación, investigación y transferencia de conocimiento hacia las empresas, especialmente en ámbitos como la agroalimentación, la energía y la sostenibilidad. A pesar de compartir una base económica común, el territorio presenta realidades diversas: en el sur, predomina la actividad agroindustrial y logística, mientras que en el norte destacan el turismo de calidad y los proyectos vinculados a la naturaleza.

En conjunto, la provincia muestra una orientación creciente hacia la innovación y la sostenibilidad como ejes de futuro. En este contexto, iniciativas como Pallars Actiu, con su proyecto de creación de un fondo de capital riesgo para reforzar el tejido empresarial del Pirineo catalán, ejemplifican la voluntad de construir una economía más diversificada, cohesionada y arraigada al territorio. Asimismo, el Corredor Mediterráneo puede convertir Lleida en un hub logístico de referencia si se acompaña de una mayor colaboración público-privada y de un plan industrial y comercial que integre todo el territorio y potencie los sectores emergentes. Otra oportunidad es el creciente interés de jóvenes que quieren volver al mundo agro, aportando innovación y visión empresarial.

Las principales amenazas son la pérdida de población y de relevo generacional en las explotaciones agrícolas, el impacto del cambio climático y las restricciones ambientales sobre el sector primario, así como la volatilidad de las materias primas y las prácticas de venta a pérdida que presionan los precios. En el Pirineo, la importancia del turismo de nieve afronta incertidumbres crecientes por el calentamiento global, lo que obliga a diversificar la actividad turística. A esto se añaden los déficits de infraestructuras mencionados y una burocracia excesiva que desincentivan la inversión y favorecen la deslocalización hacia territorios vecinos.

Mirando al futuro, Lleida dispone de un gran potencial que solo se podrá desplegar con una estrategia compartida entre administraciones, empresas y organizaciones socioeconómicas. Es necesario impulsar planes territoriales basados en la colaboración público-privada para mejorar infraestructuras, fomentar la digitalización y reducir la burocracia. Las administraciones también deben garantizar un entorno estable y atractivo para las empresas, impulsar la investigación, la formación y la internacionalización, y a la vez favorecer un desarrollo económico más equilibrado en toda Catalunya, más allá de Barcelona. Las empresas, por su parte, deben apostar por la innovación, la sostenibilidad y el crecimiento en dimensión y valor añadido. El futuro de Lleida dependerá de su capacidad para transformar el arraigo y la autenticidad que la definen en motores de prosperidad. Con raíces fuertes y mirada larga, Lleida puede seguir demostrando que el progreso también se construye sumando con humildad, constancia y visión de futuro.