El milagro para reconquistar el 'Far West'

El periodista y escritor Francesc Canosa repasa la historia humana de la construcción del Canal de Urgell con el libro 'Aigua a les venes'

El Canal de Urgell. | David Rodríguez El Canal de Urgell. | David Rodríguez

Raso y corto, es una infraestructura hidráulica que sirve para regar los campos de cultivo de las comarcas de l'Urgell, el Pla d'Urgell, la Noguera, el Segrià y les Garrigues con el agua del río Segre. Casi 70.000 hectáreas que proveen a más de 77.000 personas. Más allá de estas cifras, frías y descriptivas, la historia de la construcción y del impacto del Canal d'Urgell esconde secretos y relatos humanos en una obra que tardó 350 años en ejecutarse. Algunos de ellos los ha recogido el periodista y escritor Francesc Canosa a su libro Aigua a les venes (Editorial Fonoll), donde repasa a través de sus vínculos familiares el trasfondo sentimental de un proyecto que ha sacudido la vida diaria de los habitantes de la Plana de Lleida, pero también la relación de esta zona con el resto de Catalunya.

La primera finca que se regó en el Canal de Urgell fecha del 1862, ahora hace 160 años, en Agramunt. Tres siglos y medio después de los primeros proyectos, buena parte de la paternidad es de la familia Girona, procedente de Reus y establecidos en Tàrrega con una tienda de teles. De aquel pequeño establecimiento comercial, surgió una de las alcurnias burguesas más importantes de la Catalunya del siglo XVIII, que se encuentran detrás del Canal d'Urgell o del Gran Teatre del Liceu. Por Francesc Canosa, "El Canal de Urgell es la conquista de nuestro Far West".

Canosa: "El Canal de Urgell es la conquista de nuestro Faro West"

En Aigua a les venes. Crònica d'un miracle català universal, Canosa explica y resume la construcción del Canal de Urgell, pero incorporando la vertiente familiar: el de sus antepasados que, cómo tantos otros, están vinculados en el canal. En la crónica personal, donde según destaca, "los muertos que ayudaron a construirlo sirven para hablar de los vivos que se benefician", se añaden las consecuencias económicas que ha tenido por las comarcas de Ponent transformar unas tierras de secano desérticas en una zona de regadío de las más fértiles de Catalunya.

El precursor de la Catalunya vaciada

A Canosa le gusta efectuar la analogía entre la conquista del Oeste norteamericana con la reconquista del Far West de Catalunya, denominación que reciben las comarcas leridanas, mediante el Canal d'Urgell. De la tierra feresta a la despensa catalana, donde abundan manzanos y perales que actúan de punta de lanza de un sector agroalimentario potente y con vocación exportadora. "El libro no habla de cemento, habla de vivos, de muertos, de muertos que nos hacen vivir. Se concibe un nosotros. Y en el debate falso de la Catalunya vaciada, el Canal d'Urgell es el primer antídoto".

De hecho, visto con perspectiva, la presencia del canal ha hecho crecer la población que lo rodea. En las cinco comarcas por donde pasa, los habitantes se han multiplicado por cinco desde el siglo XIX. Todo este cambio, según revela Francesc Canosa, se produce en un contexto de desconocimiento e invisibilidad por parte de la sociedad catalana. Incluso, de él mismo y de sus orígenes familiares, olvidados en una caja con documentos a las buhardillas de casa suya. "La historia del Canal d'Urgell sucede al mismo tiempo que a los Estados Unidos conquistan el Oeste. Aquí, mientras Barcelona se encontraba amurallada, Catalunya renace desde la Terra Ferma".

De marrón a verde

Francesc Canosa recuerda que el milagro del Far West leridano tarda cinco siglos en llegar. Pero cuando lo hace arrebata con todo. Así, transforma el paisaje del marrón, asociado a la miseria, al verde, vinculado a la esperanza. 'Agua a las venas' también es un homenaje a un sector, el del campesinado, que provee de alimentos y que en masa ocasiones resta olvidado. El autor habla de equipararlo a "la mitología de la inmigración". El Canal de Urgell, en palabras de Canosa, "dibuja un nuevo país a través del agua y rompe el antiguo régimen para abrir Catalunya al mundo con el sector agroalimentario". Desde el punto de vista social, el escritor de Balaguer ve detrás la construcción del canal un pacto entre labradores y la burguesía para impulsar el proyecto, llevar agua al desierto, vida al país y fijar gente y riqueza al territorio.

"En el debate falso de la Catalunya vacía, el Canal d'Urgell es el primer antídoto"

Todos estos elementos los utilizó el presidente de la Comunitat General de Regants del Canal de Urgell (CGRCU), Amadeu Ros, hace escasamente tres meses, para pedir al Gobierno de la Generalitat y en toda la clase política su apoyo a la modernización del Canal de Urgell, puesto que según defendió, se trata de un proyecto estratégico para Catalunya.

Modernizar el canal, un proyecto de país

Ros se refirió al proyecto de modernización como el de un "proyecto de país que permitirá que se puedan producir todos los alimentos que necesita Catalunya sin depender del exterior, cosa que actualmente no pasa, puesto que tenemos que importar el 60% de los alimentos que consumimos".

La modernización de la infraestructura implicará poder introducir nuevos cultivos, crear nuevas industrias agroalimentarias, hecho que, por otro lado, permitirá fijar a la gente al territorio y fomentar la forestación. En este sentido, Ros subrayó el apoyo que el proyecto ha obtenido por parte de más de un centenar de empresas agroalimentarias que representan el 20% del PIB de y Catalunya también de partidos políticos, pero insistió en "pedir explícitamente a la Generalitat y a toda la sociedad catalana que sea consciente de la importancia del impulso de este proyecto". Del mismo modo, explicó que "la modernización de esta infraestructura permitiría garantizar la reserva hídrica del país y evitar episodios de falta de agua".

Volviendo al pasado, completamente ligado al presente y a la modernización futura, Francesc Canosa alude al milagro del Canal d'Urgell, que hacía que los habitantes llegaran a bautizar sus hijos con el agua de la instalación. Como si se tratara de una estructura cíclica, el Canal d'Urgell sirvió de proyecto de futuro hace dos siglos y ahora, en el presente, actúa como catalizador de futuro quizás por los dos próximos siglos.

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