Mi historia COVID-19 (II): Decisiones vitales que no olvidaremos

"Abrazos virtuales", aprender a aprender y el círculo virtuoso de la sanidad

Una dibujo de los héroes sanitarios en tiempos de la Covid | iStock Una dibujo de los héroes sanitarios en tiempos de la Covid | iStock

Después de todo lo que he vivido, dejadme acabar esta serie de verano con algunas reflexiones personales y profesionales.

El amor, la familia y los amigos

"Abrazos virtuales" que diría el amigo y colaborador José Maria Gay de Liébana. Este es el sentimiento más próximo que sientes cuando estás aislado en tiempo de covid y no puedes abrazar a nadie de tu familia ni de tu círculo más próximo. Alerta, que el aislamiento no es lo mismo que el confinamiento tal como ya nos explicaron hace meses desde el TermCat.

Un golpe de codo si todo va bien… Una media mirada cómplice -de mascarilla a mascarilla- o un abrazo prohibido desde el corazón. Los más pequeños quieren jugar en tiempos de vacaciones y tú no puedes. Ellos también contagian, o no, ya no tanto como antes. No lo sé, no soy experto en la materia y me doy cuenta que incluso, los expertos tienen que luchar para serlo cada día un poco más ante la desinformación generalizada.

Més info: Mi historia COVID-19: la salud también es un negocio

En pleno confinamiento, mi sobrino y ahijado me dijo en streaming: "No nos podemos abrazar porque hay un coronavirus". De repente, sin previo aviso, me doy cuenta que he hecho un máster acelerado en coronavirus y que todavía no sé lo bastante, ni mucho menos. Quizás, todo ello es también un preludio de todo aquello que pasará ahora que vuelven las escuelas si es que vuelven del todo… Ahora sí, ahora no. Ahora, quizás.

Aprender a aprender

Recuerdo una entrevista que le hice a la doctora Barbara Oakley antes del estallido de la pandemia y que publiqué hace apenas unas semanas en VIA Empresa: "Los estudiantes no saben cómo aprender de forma efectiva. Enseñamos a los profesores a educar mejor, pero no educamos a los alumnos a aprender mejor". Para pensar, escribir y aprender.

Més info: Oakley: "No enseñamos a los alumnos a aprender"

Los familiares te cuidan y se preocupan. Se desviven por tu salud, tu amor y tu felicidad. Los buenos amigos te llaman y te hacen el seguimiento que los rastreadores o los médicos apenas tienen tiempo para hacer. Es una realidad. Cadauno y todos a la vez luchamos por la vida como podemos y de la mejor manera que sabemos.

"Cadauno y todos a la vez luchamos por la vida como podemos y de la mejor manera que sabemos"

En pleno aislamiento, leí un artículo de Eva Piqué en Catorze titulado El amor es la respuesta que me llegó al alma. Reproduzco textualmente tres párrafos:

Que la supervivència passa per fer l'amor contra la mort ho intueixes així que se't mor algú que estimes. Ni idea de com es fa, però alguna cosa et diu que el retorn a una certa normalitat deu anar per aquí. Les ganes d'estimar se't multipliquen, com explica la poeta Sònia Moll a la seva mare morta: "Que quan vas morir-te, vaig necessitar tant estimar encara més, abocar-me del tot, submergir-me, gairebé ofegar-me, perquè de cop no sabia què fer-ne, d'aquell estimar que se m'havia quedat orfe".

"I love you!", escrivia als telèfons mòbils la gent que estava a punt de morir l'11 de setembre del 2001. Uns t'estimos urgents adreçats als pares, als fills, als amants, als amics, als germans. No tenia sentit dir res més que això, just abans del no-res absolut i per sempre.

L'amor no està pas per damunt de la mort, no la pot aturar, prou que ho sabem i prou que ho patim. Però quan la mort entra a casa disposada a fer mal, ens deixa un dolor immens i un estat de lucidesa estrany: veiem clar que, sense amor, la vida tampoc valdria la pena. I encara estabornits, ens aclapara una única certesa: per continuar vivint fins a morir, haurem d'estimar més i millor.

Un cisne y el círculo virtuoso de la sanidad

Si todavía no lo habéis leído, os recomiendo también uno de aquellos artículos de Josep Maria Ganyet que entra a examen. Es un artículo de la sección cultura de proximidad y se titula Un Cisne negro fractal.

Una de las principales tesis del libro de Nassim Nicholas Taleb dice así: "Cuanta más información consumimos, más desinformados estamos". Quién lo diría. Pero, acostumbrado cómo estoy a trabajar cada día entre información y comunicación, este verano me he sentido un poco así. Vivimos (Des)informados, escribía ahora hace un año en un artículo de opinión en VIA Empresa.

Sin quererlo, me viene a la cabeza un alud de conceptos que creo haber vivido a lo largo de este verano amargo: (des)información, (des)gobierno, disparidad de protocolos o incluso, la teoría del caos. La gran de esperanza son los héroes sanitarios. Pero cómo en el Barça, con Messi no hay bastante. Necesitas Més que un Club. Y en este caso, se trata del círculo virtuoso de la sanidad.

Mientras escribo estas últimas reflexiones, recibo una nota de la UOC que habla de "el impacto masivo de la desinformación de la Covid-19 procedente de fuentes creíbles". Los resultados de un estudio publicado en The Harvard Kennedy School Misinformation Review de la Universidad de Harvard destacan la importancia y la efectividad de las fuentes fiables en la difusión y la lucha contra las noticias engañosas.

"El concepto de Cisne Negro es también aplicable a nuestra historia más personal. Como las profecías autocumplidas y los espíritus animales de Keynes"

Los investigadores recomiendan tener una "actitud crítica" respecto a todo aquello que recibimos y verificarlo en más de una fuente. Y esto incluye desde un mensaje de voz de Whatsapp en Alemania hasta el Twitter de un ministro francés que aconsejaba a los pacientes de covid no utilizar el ibuprofeno y que alertaba que su uso incrementaba la mortalidad entre los enfermos. "Noticia falsa y ampliamente difundida", aseguran desde la universidad.

El concepto de Cisne Negro es también aplicable a nuestra historia más personal. Como las profecías autocumplidas y los espíritus animales interpretados por John Maynard Keynes. "Decisiones que hemos tomado y que en su momento no dimos demasiada importancia, pero que al final nos han cambiado la vida y que a posteriori justificamos porque las creemos acertadas", relata Ganyet.

Vivimos una crisis sin precedentes y las decisiones que tomemos hoy son la luz de mañana. No lo olvidemos.

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