Miquel Martí Escursell, impulsor de una historia centenaria de éxito

Una gran historia de esfuerzo intergeneracional que acaba de celebrar su centenario

Imagen de archivo de Miquel Martí Escursell | Cedida Imagen de archivo de Miquel Martí Escursell | Cedida

En uno de sus escritos, el asesor financiero Jesús Barreña recuerda aquella vieja maldición bíblica que, más o menos, dice que el abuelo funda una empresa, los hijos la hacen grande y los nietos viven hasta que se acaban peleando y cerrándola o vendiéndola para comprar apartamentos en la Costa Brava.

Según datos del Instituto de la Empresa Familiar del año 2020, cerca del 98% de las empresas del estado español son familiares, y suponen casi el 60% del PIB del sector privado. Barreña añade que el 30% de las empresas familiares se consolidan al cambiar el mando entre generaciones.

Es el caso de Moventia, una empresa familiar puesta en marcha apenas hace cien años por Miquel Martí Adell, un joven trabajador textil acabado de llegar a Sabadell, que inició el negocio del transporte de pasajeros con la compra de un primer "coche de línea": un flamante Ford TT que hacía el trayecto "Creu Alta-Estación Tren Eléctrico".

Cerca del 98% de las empresas del estado español son familiares, y suponen casi el 60% del PIB del sector privado

Actualmente, Moventia está integrada por dos grandes grupos, Moventis (movilidad), que dispone de una flota de 2.374 autocares y autobuses, 45.000 bicicletas y 41 tranvías, y Movento (automoción) que vende unos 27.000 vehículos al año, representa 20 marcas y dispone de unas 40 instalaciones propias.

El grupo, que ya ha empezado a dar el relevo a la cuarta generación, está presidido por Miquel Martí Escursell en colaboración con sus hermanos Josep Maria (vicepresidente) y Sílvia (vicepresidenta corporativa), da servicio a través de Moventis a unos 215 millones de pasajeros al año y atiende, a través de Movento, a unos 136.000 clientes de sus concesionarias y talleres de reparación de automóviles.

Més info: Empresa familiar o familia empresaria. ¿Es lo mismo?

De Morella a Sabadell

El fundador, huérfano de padre desde los ocho meses, fue el hijo pequeño de una familia numerosa de Morella, la magnífica ciudad histórica que domina la comarca de Ports, en medio de una tierra seca y dura donde crecen tercamente almendros y olivos centenarios.

Muerto el padre, la madre viuda y los dos hermanos mayores encontraron trabajo en la fábrica Giner, una colonia textil de las que empezaban a industrializar la economía de la ciudad a inicios del siglo XX. Eran tiempos de escasa higiene laboral, cuando la gente trabajaba once horas diarias, seis días en la semana, en condiciones ambientales de gran dureza.

La colonia, parecida a sus contemporáneas catalanas de las orillas del Ter y el Llobregat, trataba la lana, la enviaba a Sabadell o Terrassa para que la hilaran y la volvía a recibir para hacer el producto final. Uno de los más populares de los cuales eran las famosas "mantas morellanas".

Aquel vínculo Morella-Sabadell tenía que ser decisivo para determinar el destino de la familia. Muertos también de tifus los dos hermanos mayores e iniciada la gran crisis económica del cambio de siglo, la fábrica Giner acabó cerrando debido a la ausencia de transporte ferroviario y del encarecimiento del carbón.

Fue entonces cuando el joven Miquel Martí Adell decidió trasladarse a Sabadell donde ya vivían sus dos hermanas supervivientes con sus maridos, que como mucha otra población valenciana y aragonesa habían emigrado buscando trabajo y futuro.

Dejó de ser "hijo de viuda" y se tuvo que incorporar al ejército, un hecho que le cambió radicalmente la vida

En el Sabadell de la segunda década del siglo XX vivían 23.000 personas, muchas de ellas morellanas. El abuelo Martí encontró trabajo en el Vapor Badia, actual biblioteca municipal, y después en el Vapor Morral y, atendida su condición de hijo de viuda, pudo continuar trabajando mientras sus compañeros de quinta eran llamados a filas para ir a hacer la guerra de África.

Pero la madre también murió antes de tiempo, él dejó de ser "hijo de viuda" y se tuvo que incorporar al ejército, un hecho que le cambió radicalmente la vida. Su primer destino fue Larache, donde impulsado por su conocimiento de los telares eléctricos que había conocido en las fábricas de Sabadell, hizo un curso de mecánica automovilística. Animado por esta primera experiencia, hizo otro cursillo de cuatro meses en la Escuela Nacional de Tiro de Carabanchel Alto, de la que ya salió definitivamente enamorado del mundo del motor.

Enamorado de los motores

Acabada "la mili" volvió a Sabadell, trabajó en otras dos fábricas textiles y finalmente, asociado con un amigo suyo que se llamaba Llonch, compró el famoso Ford T matrícula B-9208, por unas 4.000 pesetas de la época y empezó a hacer el trayecto entre la Creu Alta y el antiguo apeadero de los Ferrocarriles, unos 2,5 kilómetros de distancia que hoy en día se pueden hacer en 8 minutos y entonces seguramente se hacían algo más despacio.

Miquel Martí Aldell en su primer autobús, un Ford Tipus T | Moventia
Miquel Martí Aldell en su primer autobús, un Ford Tipo T | Moventia

Diez años más tarde, la compañía ya tenía 15 autobuses y daba trabajo a 50 trabajadores. Fue justamente en 1933, cuando la empresa hizo el salto fuera de Sabadell, comprando La Catalana, que conectaba los barrios barceloneses del Clot y Poblenou.

La operación fue valorada en 70.000 pesetas, y suponía la adquisición de 10 preciados autobuses Chevrolet e Hispano Suiza. Una de sus líneas, que llegaba hasta la playa de la Mar Bella, estuvo en servicio hasta el año 1982, cuando fue absorbida por Transportes Metropolitanos de Barcelona.

En el año 1936 la empresa fue colectivizada y su propietario solo pudo quedarse con un pequeño taller mecánico de reparación de automóviles que había fundado en 1928 bajo el nombre de "Comercial Martí".

Nuevamente, la fatalidad sería el origen de una nueva oportunidad para aquel emprendedor que a partir de aquel primer establecimiento de apoyo a l empresa de transportes, conseguiría crear otro negocio complementario al transporte, tanto o más rentable que el otro.

Nuevamente, la fatalidad fue el origen de una nueva oportunidad para aquel emprendedor

Acabada la guerra civil, y superados una vez los problemas de abastecimiento de gasolina y suministro de piezas de repuesto derivados del aislamiento internacional del régimen franquista, la compañía, con la segunda generación, formada por los hermanos Heribert y Miquel Martí Carceller, se hizo fuerte con una concesión de hasta 50 años en Sabadell, e hizo el salto fuera de Catalunya con importantes operaciones en Córdoba y Zaragoza.

Paralelamente, la rama de automoción se independizó de la matriz y bajo la dirección de Heribert Martí inició una serie de relaciones con Mercedes, Sava, Austin, Peugeot y Derbi, hasta que en 1966 firmó un convenio con Renault que convertiría a Comercial Martí en la única concesionaria de la marca para todo el estado español.

La compañía aprovechó también la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona y la posibilidad de crecer inorgánicamente mediante la adquisición de otras compañías (La Vallesana, Sarbus, Ciudad Condal, Casas, Sarfa, Authosa, Izaro, Puig...) y la concesión del Trambaix y el Trambesòs (TRAM) para hacerse todavía más grande, mientras la otra división experimentaba un proceso paralelo de expansión igualmente remarcable.

Un hombre reservado y apacible

Miquel Marti Escursell es un hombre reservado, apacible y luchador, consciente del reto que le ha tocado vivir. Nació en Sabadell, estudió Derecho y Administración de empresas y empezó a trabajar antes de acabar los estudios, en 1970, haciendo de aprendiz, como lo hacen los herederos de las mejores empresas familiares catalanas, que pasan por todas las posiciones de la casa hasta llegar a la presidencia.

Empezó a trabajar en 1970, haciendo de aprendiz, como lo hacen los herederos de las mejores empresas familiares catalanas

Además de Moventia, también preside TRAM (Tranvia Metropolità de Barcelona y Tranvia Metropolità del Besòs), y es o ha sido miembro del consejo de administración de Fira de Barcelona, presidente de la comisión de infraestructuras y transporte en el Consejo de Cámaras de Comercio de Barcelona, de la Cambra de Comerç de Barcelona, miembro del Consejo de Movilidad de la Generalitat de Catalunya, del Consejo de Movilidad de la ATM; presidente de Gestión y Promoción Aeroportuaria y vocal consejero de Faconauto, entre otros. También fue presidente de la Fundación Privada de Empresarios de Catalunya (FEMCAT) y miembro del Consejo de administración de SPANAIR, presidida por Ferran Soriano hasta su quiebra inducida por la competencia.

Miquel Martí Escursell en un debate organizado por <apertium-notrans>VÍA Emprendida</apertium-notrans> y Ibercaja | Marc Libro
Miquel Martí Escursell en un debate organizado por VIA Empresa e Ibercaja | Marco Libro

Su hijo Miquel Martí Pierre es el primer miembro de la cuarta generación familiar que accede a un cargo de alta responsabilidad, como nuevo consejero delegado de Movento. El padre, a quien acaba de sustituir en esta tarea, se concentrará a partir de ahora en las funciones de presidente ejecutivo de todo el Grupo. Martí Pierre tiene cuarenta años, es un experto en fusiones y adquisiciones, tiene un máster por IESE Business School, y como le pasaba a su bisabuelo, le gustan las coches, hasta el punto de haber hecho los rallies de Baja Aragón 2022 y el Dakar 2023).

El abuelo fue un experto al luchar contra las adversidades. Y entre uno y otro hay una gran historia de esfuerzo intergeneracional, que acaba de celebrar su centenario. Por muchos años más.

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