Francisco Reynés, el hombre que monta y desmonta motores

Un hombre práctico, discreto, de pocas palabras, no muy partidario de salir en los diarios y muy enfocado a la construcción de equipos sólidos de trabajo

Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy | Cedida Francisco Reynés, presidente ejecutivo de Naturgy | Cedida

Según la gente que lo conoce, Francisco Reynés Massanet es un hombre práctico, discreto, de pocas palabras, no muy partidario de salir en los diarios y muy enfocado a la construcción de equipos sólidos de trabajo y a la creación de valor para los accionistas de las empresas que dirige. En el primer aspecto y sin olvidar su base académica industrial, se trata de un ejecutivo que establece estrategias destinadas básicamente al incremento del Ebitda, el valor del dividendo y la cotización en bolsa de las "sus" empresas.

En el segundo aspecto, procura un retorno económico generosamente adecuado a su esfuerzo y al esfuerzo que pide a sus colaboradores más inmediatos y organiza magnificas sesiones de team building, una técnica de liderazgo compartido tremendamente eficaz de la que fue pionero cuando esta fórmula todavía no había sido ni siquiera bautizada con este nombre. Nacido en Palma en 1963, antiguo delfín in pectore de Isidre Fainé, viudo y casado en segundas nupcias con Cristina Valls-Taberner, hija de una relevante alcurnia de banqueros de origen catalán establecidos desde hace décadas en Madrid, tiene cinco hijos (tres y dos) y vive a caballo entre Madrid y Barcelona, con frecuentes escapadas a Mallorca y el Empordà, donde tiene sendos refugios de vacaciones y fines de semana.

Se trata de un ejecutivo que establece estrategias destinadas básicamente al incremento del Ebitda, el valor del dividendo y la cotización en bolsa de las "sus" empresas

Los Valls-Taberner son una familia históricamente vinculada al Opus Dei y al Banco Popular, fundado en Madrid en 1926, a pesar de que no consta que Cristina ni su padre Javier, traspasado el año pasado, sean o hayan sido nunca miembros de la Obra. Desde el año 2017, el Popular pertenece al Banco Santander, que lo compró por un euro ante su falta de liquidez. Estudiante aplicado, cursó ingeniería industrial en la Universitat Politècnica de Catalunya, hizo un MBA en el IESE y antes de entrar en la órbita de la Caixa trabajó en Dogi (sector textil), en el grupo Volkswagen (automoción) y en Johnson Controls (eficiencia energética), cosa que le permitió trabajar en Alemania, Reino Unido y los Estados Unidos. Más tarde entró en el mundo de La Caixa, donde fue director general de Criteria y como tal tuvo diferentes responsabilidades a Aigües de Barcelona, Segurcaixa, Adeslas, Port Aventura y Boursorama.

Deportista, poliglota y amante de la historia

Además del trabajo, Reynés, es un apasionado del motociclismo que circula sobre dos ruedas siempre que puede, es cliente habitual del Circuit de Montmeló y suele practicar otros deportes como por ejemplo el esquí y, sobre todo, la navegación, siempre que consigue subirse a su barco en su estimada Mallorca donde viven padres, amigos y otros familiares. Habla un castellano y un catalán perfectos, lo hace con acento mallorquín siempre que quiere y se expresa en inglés, francés o alemán como un nativo, gracias a sus responsabilidades empresariales anteriores.

Además de industrial y financiero, Paco Reynés también es un gran lector de libros de historia y un humanista con conciencia social que, cuando se ha dado el caso, ha trabajado para contener los precios y ayudar energéticamente desde Naturgy a familias necesitadas y grandes colectivos, cómo por ejemplo los hospitales de campaña que se implantaron en Fira de Barcelona e IFEMA en tiempo de la pandemia del COVID. Se trata, en otras palabras, de un hombre hecho a él mismo, cómo lo es Isidre Fainé, que procede de una conocida familia de clase media mallorquina que había conocido tiempos más favorables. El hecho de ser dos self made men y su mutua capacidad de trabajo, han sido probablemente los factores principales de su identificación personal y profesional.

Reynés también es un gran lector de libros de historia y un humanista con conciencia social

Actualmente, Reynés es presidente ejecutivo de Naturgy, cargo por el cual fue propuesto por el mismo Fainé en un momento en que la empresa todavía no había cambiado de nombre y ya era considerada la joya de la corona de Criteria. Fainé le confiaba así la presidencia de Gas Natural Unión Fenosa para centrarse en la presidencia de Criteria y la Fundación 'la Caixa'.

Un gigante multinacional

Naturgy es un gigante de la energía que tiene su precedente en Gas Natural y sus raíces históricas en aquella primera Catalana de Gas que hizo grande el gran Pere Duran Farell. En el decurso de su historia, la compañía ha pasado de decirse Catalana de Gas a decirse Gas Natural; de decirse Gas Natural a decirse Gas Natural-Unión Fenosa, y de decirse Gas Natural-Unión Fenosa a decirse Naturgy. Cuatro denominaciones que probablemente caracterizan los cuatro grandes momentos de la compañía. Una primera fase de crecimiento, cuando Catalana de Gas absorbió Gas Madrid y alguien pensó que había que superar determinados recelos; un segundo momento donde Unión Fenosa entró en el accionariado después de una OPA que había creado algunas tensiones entre las dos y una última, cuando ya habían entrado en el consejo de administración los tres fondos de inversión que controlan el 65%: CVC (20'5%), GIP (20'6%) e IFM (14'5%). Criteria (holding inversor de la Caixa) ostenta otro 26'7%. El resto está en manos de pequeños inversores.

A pesar de su fama de especialista en finanzas, dicen que Reynés es un ingeniero capaz de montar y desmontar cualquier motor sin que le sobren piezas. Fiel a esta afición, cuando entró a trabajar en Gas Natural. Unión Fenosa quiso conocer los engranajes más profundos que movían la empresa, que de hecho funcionaba casi cómo dos empresas, y la recompuso, según explican sus colaboradores más próximos, haciéndole hacer el gran turn around, el gran giro de 360 grados, que muestra actualmente.​

A pesar de su fama de especialista en finanzas, dicen que Reynés es un ingeniero capaz de montar y desmontar cualquier motor sin que le sobren piezas

Su carrera empezó a destacar definitivamente en 2007, cuando después de cinco meses de trabajo como director de recursos de Gas Natural, pasó a ser director del holding de empresas participadas de Criteria, justo cuando esta estaba a punto de salir a bolsa. Una vez consolidada la colocación, en 2009, pasó a Abertis, que presidía Salvador Alemany. Antes de Abertis, Reynés había dirigido la venta de Uniland, una empresa familiar del sector cementero que acabó en manos de Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y no acabó siendo contratado por Cimentos Molins, debido a una cláusula de no competencia que había firmado previamente con FCC.

Especialista en turn arounds

Llegado pues a Abertis, hizo uno de sus famosos turns around segregando el negocio de autopistas, del de los parques logísticos y el de los aparcamientos, haciendo salir a bolsa Cellnex, su filial de telecomunicaciones y centrando la empresa en el negocio de las autopistas, que acabó siendo una pequeña joya internacional, líder mundial en kilómetros construidos, finalmente adquirida por una alianza entre la ACS de Florentino Pérez y Mundys (antes Atlantia), propiedad de la familia Benetton y el fondo Blackstone. Actualmente, Salvador Alemany, antiguo presidente de Abertis, preside SABA, la antigua división de aparcamientos de la empresa madre.

Una vez en Gas Natural-Unión Fenosa, y siguiendo punto por punto su libro de estilo, una de las primeras cosas que hizo fue encargar una auditoría que dio como resultado una depreciación de activos equivalente a 4.900 millones de euros. Dos años después, en 2020, hizo otra que añadía otros 1.343 millones de euros, 1.145 de los cuales debidos a actividades desarrolladas en España y 198 millones de euros a la República Argentina. Todo un reto para una persona ​acostumbrada a revisar las interioridades de los artefactos que maneja.

Cinco años más tarde, y cómo adelanto del resultado de aquel plan estratégico que cubría el periodo 2018-2023, el pasado 24 de octubre, Naturgy anunciaba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores una previsión de incremento de EBITDA, que pasa de los 5.000 millones de euros a los 5.400, un aumento del dividendo, que pasa del 1'2 al 1'4 por ciento, y una subida del precio de cotización de la compañía que habría pasado de los 18 euros del año 2018 a los actuales 26'68 euros por acción. A todo esto hay que añadir una mejora de la inversión, que pasa de los 1.900 millones de euros del año 2022 a los 3.000 millones de euros de este año, y un objetivo de deuda, situada a finales de año, alrededor de los 12.500 millones de euros.

Los tres razonamientos que evitan perder el tiempo

Como ejecutivo, Reynés practica aquello que él mismo denomina "la regla de los tres razonamientos". "Si con tres razones diferentes no eres capaz de convencer tu interlocutor, no hace falta que pierdas más tiempo conversando: no lo convencerás nunca". Evidentemente, hace falta que las tres razones sean de peso, cómo lo demuestra su espectacular carrera profesional. Crecimiento, rentabilidad, mejora del dividendo y aumento de la cotización en bolsa, fueron justamente los cuatro puntos principales del plan estratégico que Reynés planteó a la junta de accionistas el mes de febrero de 2018, apenas acabado de ser nombrado presidente de la empresa.

Reynés practica aquello que él mismo denomina "la regla de los tres razonamientos"

Fuentes no tan amigables con Reynés explican que hoy en día Naturgy es una firma más focalizada en el negocio financiero que no en el industrial, a pesar de que reconocen adelantos en materia de descarbonización, creación de energías renovables y racionalización de las inversiones internacionales, que ha ido abandonando progresivamente países con poca seguridad jurídica para irse concentrando en estados altamente desarrollados cómo Australia o Estados Unidos. En cualquier caso, habrá que ver cómo acaba este turn around: si en un gran éxito financiero bendecido por los fondos de inversión y los mercados internacionales, o en el reforzamiento industrial de una de las empresas de origen catalán más global de la historia. Incluso podría ser DEF que ambas cosas sean compatibles, bajo el criterio de algunos analistas. Porque es que con esto de los turns around no se sabe nunca.

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