
A raíz de la caja de truenos que destapó el presidente Trump, los diferentes países han ido cerrando acuerdos comerciales con Estados Unidos. Vietnam, el Reino Unido, en parte China, etc. Todo es fruto de la estrategia Trump: amenazo con unos máximos y después negocio; siempre sacaré algo.
Como principal socio comercial de Estados Unidos nosotros continuamos en negociaciones. Unas negociaciones largas y complejas, ya que la Unión Europea (UE) es la principal potencia comercial del mundo y las cosas no se pueden cerrar de cualquier manera. Aparentemente, estos acuerdos con nosotros deberían acabar hoy, pero Trump ha alargado hasta agosto la fecha límite para implantar aranceles unilaterales. Nadie lo tiene fácil, ni Estados Unidos, ni nosotros. Por eso es importante conocer quién es quién y de dónde partimos.
Antes de nada, hemos analizado cuáles son nuestras debilidades. Vale la pena repetir un hecho que todos deberíamos tener en mente: la UE es la principal potencia comercial del mundo. Unos datos: el 50% del PIB europeo proviene del comercio internacional. De por sí, esto ya nos da una idea de la envergadura del tema. Para hacerlo rápido y corto: la mitad de los ingresos que ustedes tienen provienen, directa o indirectamente, del comercio internacional de la UE. Muchas empresas catalanas exportan fuera de la UE, pero muchas más proveen bienes y servicios a otras empresas europeas que, a su vez, exportan fuera de la UE.
Pero también cuentan las importaciones de productos de países terceros que, después, son completadas o comercializadas dentro de la UE. Y aún más, muchos otros productos se importan a la UE para ser completados y sofisticados para ser, al final, reexportados. Esta gran fortaleza exportadora e importadora nos pone en un compromiso a la hora de negociar aranceles. ¿Por qué? Por un simple hecho: en Estados Unidos solo el 27% del PIB proviene del comercio internacional. La mitad del nuestro. Dicho de otro modo: Estados Unidos se juega menos en caso de guerra de aranceles.
¿A qué viene esta obsesión de Trump por los aranceles? Mejor dicho, por los bajos aranceles que, según él, Estados Unidos aplica al resto de países. A mediados de 1970-80, la media de aranceles que cobraban los Estados Unidos estaban alrededor del 5%. A la llegada del presidente Trump, los aranceles de media estaban al 2,5%. América no es una excepción. Desde la década de los setenta todos los países se han ido aproximando a la política de aranceles bajos. Sin embargo, la media de aranceles que cobra la UE es del 5% según la Organización Mundial del Comercio. Pero, claro, estas cantidades deben estar ponderadas por productos, porque dependen de cada tipo. Y aquí es donde las cifras se vuelven enormes.
El valor de las importaciones de Estados Unidos representaban el 5% del PIB en 1930 y evolucionaron al 10% en 1980. El problema es que Estados Unidos ahora importan bienes y servicios por valor equivalente al 14% del PIB. Y en valor absoluto representan casi un billón (un millón de millones) de dólares. Una cantidad enorme. Ahora bien, ¿por qué es importante la UE en las negociaciones de Estados Unidos? Pues porque el 70% de este billón fue por importaciones que Estados Unidos hicieron provenientes de la UE: unos 700.000 millones de dólares. Por el contrario, y haciéndolo redondo, la UE sólo importó productos y sirvió de Estados Unidos por valor de 500.000. O sea, que el superávit comercial de la UE es de, para ser exactos, 233.000 millones. Y el presidente Trump, todo esto, lo pretende equilibrar. Es su obligación con los contribuyentes que lo han votado.
Sin embargo, el problema está en que el déficit comercial que tienen Estados Unidos con la UE no viene provocado por unos aranceles bajos, necesariamente. Todo parece indicar que la razón de estos déficits comerciales que tienen Estados Unidos con el exterior -sobre todo con la UE- viene provocado por el hecho de que los estadounidenses consumen más de lo que producen. ¿Qué es lo que hace pensar esto? Pues porque en el caso de servicios (turismo, servicios profesionales, software, etc.) Estados Unidos tienen un superávit comercial de casi 300.000 millones de dólares. Por lo tanto, el déficit corresponde a productos que no manufacturan.
Los déficits comerciales que tienen Estados Unidos con el exterior viene provocado por el hecho de que los estadounidenses consumen más de lo que producen
No parece, pues, que Trump solucione el problema del déficit comercial poniendo barreras arancelarias. El país no se industrializará por el hecho de que los aranceles aumenten. El proceso de industrialización de un país es largo y complicado. Los procedimientos proteccionistas sirven para países en vías de industrialización, pero no para una economía grande y sofisticada como la americana. Lo más probable es que se genere algún tipo de inflación.
Como europeos, miembros de la UE, no podemos esperar que los aranceles con Estados Unidos disminuyan como fruto de estas negociaciones. Ni siquiera que se mantengan -todo parece indicar que nuestros aranceles eran más elevados que los de Estados Unidos y, en consecuencia, habrá que ceder en este punto, seguro-. Debemos ser realistas. Además, cada día que pasa sin llegar a un acuerdo, son perjuicios para nosotros. Mantenga en mente las cifras: nuestro PIB depende, en un 50%, del comercio internacional. Somos los primeros, sí. Pero en una guerra de aranceles, también seríamos los primeros en perder.