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Blanch (Bank of America): “Europa necesita un wake-up call con exclamaciones, no con interrogantes”

¿Hay margen de colaboración entre las dos orillas del Atlántico? El debate sobre el futuro económico entre Europa y Estados Unidos en la 40ª Reunió Anual del Cercle d’Economia cuenta con dos ponentes mediáticos

    Francisco Blanch, director gerente del Bank of America durante la 40a Reunión del Cercle d'Economia | Cedida
    Francisco Blanch, director gerente del Bank of America durante la 40a Reunión del Cercle d'Economia | Cedida
    Gemma Fontseca, jefa de redacción de VIA Empresa | VIA Empresa
    Jefa de redacción
    Barcelona
    06 de Mayo de 2025

    El año 2025 llega envuelto en turbulencias geopolíticas, tensiones comerciales y una política monetaria con caminos opuestos entre Europa y Estados Unidos. Las preguntas son muchas: ¿cuál será el futuro del euro? ¿Y del dólar? ¿Qué margen de maniobra tienen los bancos centrales? Y sobre todo, ¿pueden colaborar Europa y Estados Unidos de forma sincera para evitar una fragmentación económica global? En la segunda jornada de la 40ª Reunión Anual en el Cercle d'Economia, dos pesos pesados del mundo económico han abordado estos interrogantes: Francisco Blanch, director gerente del Bank of America, y Pablo Hernández de Cos, que asumirá pronto la dirección del Banco de Pagos Internacionales. Y una recomendación: hay una ventana de oportunidad para Europa.

     

    Estados Unidos, entre el éxito económico y los riesgos internos

    Francisco Blanch, miembro del Bank of America, ha sido contundente desde un buen inicio: “Europa necesita un wake-up call con exclamaciones, no con interrogantes”. A juicio del experto, en comparación con Europa, EEUU ha impulsado un crecimiento potente, en gran parte financiado por una fuerte expansión del déficit público. “El crecimiento laboral ha sido similar, pero la diferencia es cómo se ha utilizado el déficit. Los estadounidenses han duplicado su deuda pública, impulsando sectores como la energía y la industria química, mientras Europa ha sido tímida”, apunta Blanch.

    Pero este dinamismo, según Blanch, tiene un precio: más desigualdad y mayores tensiones financieras. "Cuando el republicano Trump ha ganado este segundo mandato, han venido más aranceles, recortes de gasto y menos impuestos para los ricos. Una fórmula de crecimiento a corto plazo, pero con consecuencias a largo plazo", destaca Blanch.

     

    Europa, ante el reto de actuar unida y con ambición

    Paralelamente, Pablo Hernández de Cos, próximo director del Banco de Pagos Internacionales, se ha centrado en el Viejo Continente y ha hecho énfasis en la baja productividad europea y la necesidad de reformas estructurales. “El diferencial de crecimiento entre EEUU y Europa se explica, en gran parte, por la productividad en el sector tecnológico”.

    Ante la estrategia económica estadounidense, llena de incertidumbre, Hernández de Cos insiste en que Europa debe responder con integración y políticas comunes: “Es necesaria una unión bancaria completa, un mercado de capitales integrado y financiación conjunta para bienes comunes como la defensa o el cambio climático”. También ha denunciado las barreras internas al comercio europeo: “Hoy las manufacturas europeas sufren un coste regulatorio equivalente a un arancel del 40% en manufacturas, y del 110% en servicios. El potencial de crecimiento intraeuropeo es enorme”.

    La geopolítica, que se ha convertido en uno de los grandes condicionantes de la economía global, y también del debate en el Cercle d'Economía, ha permitido a Blanch hacer énfasis en tres grandes focos de tensión que, combinados, están redibujando el escenario económico mundial. El primero es la guerra comercial entre Estados Unidos y China, agravada por las restricciones a las exportaciones de tierras raras, fundamentales para la industria tecnológica. El segundo, la guerra de Ucrania y el encarecimiento energético que ha impactado de lleno en Europa, especialmente una Alemania que ya flirtea con la recesión. Y el tercero, Oriente Medio, con la inestabilidad permanente entre Irán, Gaza e Israel, y el intento de Estados Unidos de favorecer un acuerdo nuclear que aleje nuevos conflictos.

    “Europa debe reindustrializarse y garantizar su seguridad energética”, advierte Blanch. “La solución no pasa por el dogmatismo, sino por una política energética pragmática y una apuesta clara por el almacenamiento”. El continente, dice, debe aprender de su dependencia pasada y reforzar sus capacidades para evitar que el precio de la energía vuelva a marcar el ritmo de su crecimiento.

    El papel de los bancos centrales en un escenario de divergencia

    Otro punto que se ha debatido durante la jornada ha sido la política monetaria. Mientras la Reserva Federal ha puesto en pausa los recortes de tipos de interés, el Banco Central Europeo aún prevé nuevas bajadas. Esta divergencia refleja no sólo realidades económicas diferentes, sino también dos estrategias para hacer frente a un mundo más volátil y menos previsible.

    Francisco Blanch, director gerente del Bank of America y Pablo Hernández de Cos, pròxim director del Banco de Pagos Internacionales| Cedida
    Francisco Blanch, director gerente del Bank of America y Pablo Hernández de Cos, próximo director del Banco de Pagos Internacionales | Cedida

    Para Hernández de Cos, esta diferencia puede tener implicaciones de fondo. "Para que el euro pueda aspirar a ser una auténtica moneda de reserva global, sería necesario un activo europeo fuerte y común, vinculado a grandes proyectos como la defensa o el cambio climático". Sin una respuesta europea coordinada, el dólar seguirá dominando.

    ¿Dónde invertir en un mundo tan incierto?

    La pregunta final de la sesión, de la mano de Núria Mas, vocal de la Junta Directiva del Cercle d'Economia ha sido inevitable: ¿en qué invertir cuando todo parece inestable? Francisco Blanch ha sido directo. "El oro seguirá siendo un refugio tradicional ante la incertidumbre. El cobre, a pesar de los aranceles, será imprescindible en la transición energética global". Pero, advierte que las materias primas raras, a pesar de su valor estratégico, son más difíciles de gestionar y de acceder.

    Hernández de Cos: “Para que el euro pueda aspirar a ser una auténtica moneda de reserva global, sería necesario un activo europeo fuerte y común"

    Hernández de Cos, finalmente, ha optado por un mensaje más institucional: "En contextos como el actual, la mejor inversión es la resiliencia. Las empresas y gobiernos deben tener claras sus vulnerabilidades y contar con suficientes colchones para resistir el impacto de nuevos choques".

    Finalmente, el balance del debate es claro: el mundo se adentra en una etapa de tensiones crecientes, desigualdades y cambios estructurales. Pero en este escenario también se abre una ventana de oportunidad para Europa. La nueva reelección de Trump, la desglobalización y la inestabilidad energética obligan al continente a reaccionar. Los dos miembros coinciden con la misma solución: "si el Viejo Continente sabe actuar con ambición, unidad y pragmatismo, los próximos años podrían ser claves para reforzar su soberanía económica y reposicionarse en la escena global".