
Cuando André y Édouard Michelin publicaron la primera Guía Michelin en 1900 en Francia, pensada como un manual para ayudar a los conductores a encontrar restaurantes y gasolineras, nadie habría imaginado que, más de un siglo después, estas estrellas rojas se convertirían en un símbolo global de prestigio. En Catalunya, este reconocimiento se traduce en 77 estrellas repartidas en 62 restaurantes, según datos de la Promotora dels aliments catalans (Prodeca).
Pero el impacto de la cocina catalana va mucho más allá del reconocimiento. Según la Agència Catalana de Turisme (ACT), la gastronomía ya representa un 20 % del PIB turístico catalán, y los visitantes que buscan experiencias culinarias gastan, de media, un 20% más que los turistas convencionales, poniendo de relieve como la cocina no solo es un reclamo cultural, sino también un motor económico de primer orden. La prueba de esta fuerza es clara: durante el primer semestre de 2025, Catalunya ha recibido casi 9,3 millones de visitantes extranjeros, que han hecho un gasto medio de 251 euros diarios, generando más de 2.579 millones de euros en ingresos turísticos.
Catalunya, un mosaico de productos singulares
La distribución de las estrellas Michelin en Catalunya dibuja un mapa gastronómico que trasciende de la ciudad condal y se extiende por todo el territorio, desde la Costa Brava hasta las Terres de l'Ebre. Girona, con iconos como El Celler de Can Roca o Miramar, se ha consolidado como epicentro de la creatividad culinaria, mientras que comarcas como la Garrotxa, el Priorat o el Empordà reivindican su protagonismo con propuestas profundamente arraigadas al paisaje y al producto local.
Esta extensión gastronómica no sólo refuerza la identidad culinaria del país, sino que también contribuye a la desestacionalización del turismo y a la dinamización de zonas rurales, en que la restauración de alta gama actúa como un tractor económico. La última edición de la guía, celebrada en Murcia en noviembre de 2024, premió a nueve restaurantes catalanes con su primera estrella de 2025. Muchos de ellos, fuera del área metropolitana, como el Citrus del Tancat en Alcanar, Esperit Roca en Sant Julià de Ramis o Casa Nova en Sant Martí Sarroca, evidenciando una clara tendencia hacia la descentralización de la excelencia gastronómica.
La gastronomía catalana genera un 20 % del PIB turístico, y los turistas gastronómicos gastan un 20 % más que los convencionales
Los veteranos aún mantienen su prestigio: ABaC, Cocina Hermanos Torres, Disfrutar y Lasarte, junto con el gerundense Celler de Can Roca, continúan como triestrellados, mientras que el Moments perdió una de las dos estrellas que ostentaba.
El ‘seny i la rauxa’, la fórmula del éxito
El éxito de Catalunya en la Guía Michelin no es fruto del azar. Según Prodeca, se debe a una combinación de producto local de calidad, tradición e innovación, todo bajo el hilo conductor de lo que llamamos “el seny i la rauxa”, es decir, la capacidad de combinar rigor y creatividad. Esta filosofía se refleja en cada restaurante, desde las gambas de Palamós y el aceite de Siurana hasta los vinos del Priorat y los quesos artesanos.
Este prestigio gastronómico se alinea con el plan estratégico de Prodeca, que prevé superar los 16.000 millones de euros en exportaciones agroalimentarias este año, con un superávit comercial del 100% y más de 3.100 empresas exportadoras regulares. Además, el programa Catalunya Regió Mundial de la Gastronomia 2025 ha activado más de 50 acciones para proyectar la cocina catalana como eje de competitividad, sostenibilidad e identidad cultural.
Prodeca prevé superar los 16.000 millones en exportaciones agroalimentarias, con un superávit comercial del 100%
El arraigo a la cultura es fundamental. El legado histórico de la despensa catalana y la cocina tradicional, documentado ya en el Llibre de Sent Soví de 1324, ha servido de fundamento para que las nuevas generaciones innoven sin perder la esencia, tal como recuerda Prodeca. Esta combinación de tradición y vanguardia, unida a centros como la Escola d'Hosteleria de Girona, forma chefs y garantiza que el talento local esté preparado para competir a escala mundial.
La experiencia gastronómica, más allá de la élite
El hilo entre tradición y proyección internacional se hizo visible en el acto de presentación de Catalunya Región Mundial de la Gastronomía 2025, celebrado en Tokio y organizado por la Agència Catalana de Turisme. “La mejor manera de presentarnos es a través de nuestra gastronomía”, recordó el president Salvador Illa, convencido de que los sabores del país pueden atravesar fronteras más allá de cualquier discurso institucional. De hecho, el plan estratégico de enogastronomía de Catalunya pone el foco en consolidar el territorio como destino de referencia, no solo para comer en restaurantes de élite, sino para vivir una experiencia gastronómica completa, desde los viñedos del Penedès hasta las barcas de pesca de la Costa Brava.
Pero esta mirada no se puede entender sin reconocer, a la vez, el papel que juegan los grandes templos de la cocina como escaparates. En comparación con otras regiones del Estado, Catalunya lidera con 77 estrellas, frente a las 44 del País Vasco y las 28 de Madrid. Por otro lado, los turistas chinos son un ejemplo del alcance global de la cocina catalana. Su llegada es distribuida durante todo el año, con picos durante el Año Nuevo chino y la Semana Dorada, y un gasto medio diario de 511 euros, más del doble de la media general. Esta demanda sostiene restauración, alojamiento y comercio local, con un alto valor añadido para el territorio.

Con más de un centenar de chefs, 77 estrellas Michelin y una amplia red de restaurantes, Catalunya se proyecta al mundo con un activo que combina paisaje, producto y cocina de autor. El impacto va mucho más allá del prestigio: el turismo gastronómico crece, las exportaciones agroalimentarias baten récords y la marca Catalunya se refuerza en cada mesa internacional. En esta constelación Michelin, la despensa del país se transforma en un banquete global. Ahora, todas las miradas están puestas en la edición 2026 de la guía, que se celebrará el mes de noviembre en Málaga, para ver qué nuevas estrellas brillarán y cómo continuará creciendo la excelencia gastronómica catalana.