
La Comisión Europea ultima su lista de contramedidas ante la amenaza de los aranceles de Trump contra la Unión Europea (UE), del 30%, que deben entrar en vigor el próximo 1 de agosto si no se llega a un acuerdo. Si bien fuentes comunitarias señalan que la prioridad de la UE sigue siendo la de llegar a una solución "negociada" con los Estados Unidos, también advierten que Bruselas se está preparando "para todos los escenarios, incluida la aplicación de contramedidas adicionales".
En este sentido, y con el objetivo de "simplificar y reforzar" las represalias, la Comisión Europea fusionará los dos paquetes que están sobre la mesa y los trasladará a los estados miembros para aprobarlos. En caso de que obtengan luz verde, estos se empezarán a aplicar el próximo 7 de agosto.
En paralelo a la elaboración de las contramedidas, las mismas fuentes comunitarias indican que los contactos "intensos" entre la UE y los EE. UU. en el ámbito político y técnico se mantienen. De hecho, el comisario europeo de Comercio, Maroš Šefčovič, volverá a hablar este miércoles con su homólogo estadounidense, Howard Lutnick, instantes antes de que la Comisión Europea presente a los estados miembros este mismo miércoles en qué punto se encuentran las negociaciones.
Dos paquetes de contramedidas
A estas alturas, la UE dispone de dos paquetes de contramedidas arancelarias. El primero se anunció el pasado abril en respuesta a los aranceles de Trump del 25% -ahora del 50%- contra las importaciones de acero y aluminio procedentes de la UE. Según los datos facilitados entonces por el ejecutivo comunitario, aquella batería sumaba aranceles por valor de cerca de 21.000 millones de euros.
Este paquete, aprobado por los estados de la UE, debería haberse activado el 14 de julio, pero la Comisión Europea decidió mantenerlo en suspenso hasta el 1 de agosto con la esperanza de llegar a una solución negociada con los Estados Unidos.
El segundo paquete es una respuesta a los aranceles que anunció el líder norteamericano el Día de la Liberación, los también mal llamados "aranceles recíprocos". Esta batería contempla gravámenes a más de 5.000 artículos estadounidenses, entre ellos bebidas alcohólicas como el Bourbon, aviones o automóviles estadounidenses, entre otros. La primera propuesta de este segundo paquete estimaba un impacto de 95.000 millones de euros, una cifra que este mes de julio la Comisión Europea redujo a 72.000 millones de euros después de ponerse en contacto con estados miembros y sectores económicos para acabar de perfilar el contenido de la lista.
A diferencia de la primera batería de medidas, esta aún debe ser aprobada por los estados miembros. Así, con la fusión que pretende sacar adelante la Comisión, los dos paquetes -ahora unidos en uno solo- deberían volver a pasar el filtro de los 27. Para que esta medida no saliera adelante, sería necesario que una mayoría cualificada -es decir, 14 países- votara en contra de los paquetes.
En caso de que los estados dieran luz verde, el impacto conjunto de los dos paquetes de contramedidas sería de unos 93.000 millones de euros.
Alianza con Japón contra retos comerciales y geopolíticos
El mismo día en que la Comisión Europea ha dado a conocer la intención de fusionar los dos paquetes de contramedidas contra los aranceles de Trump, la UE ha cerrado un acuerdo con Japón para hacer frente "conjuntamente" a las tensiones comerciales provocadas por los Estados Unidos, así como a las "amenazas crecientes" en Ucrania y el Indo-Pacífico. La alianza surge después de la cumbre que han celebrado las dos partes este miércoles y que llega justo el día que el presidente norteamericano ha anunciado un "gran acuerdo" con el país nipón por el que Washington impondrá aranceles del 15% a Tokio.
En la rueda de prensa posterior a la cumbre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dado "la enhorabuena" al primer ministro japonés por "el exitoso" pacto con Trump, pero ha subrayado que Japón y la UE deben "estrechar los lazos" frente a los retos "comunes". "Esta cumbre entre la UE y Japón llega en el momento indicado. El mundo está cambiando rápidamente y, para socios estratégicos como nosotros, esto significa estrechar aún más nuestros lazos frente a los retos actuales", ha apuntado Von der Leyen. "El mundo atraviesa un punto de inflexión y la cumbre de hoy ha sido una oportunidad para sentir con más fuerza el valor de que Japón y la UE trabajen conjuntamente juntos, conjuntamente con socios como los del G7, para establecer un orden internacional deseable", ha afirmado el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, en la rueda de prensa posterior a la reunión.
El acuerdo cerrado entre ambas partes busca reforzar la cooperación "en todos los ámbitos", pero pone énfasis en la seguridad económica y la defensa de los dos territorios. En este sentido, la asociación estratégica entra Tokio y Bruselas quiere aumentar la colaboración en ámbitos como la ciberseguridad, las amenazas híbridas -incluida la manipulación y la interferencia informativa extranjera-, la seguridad marítima y espacial, el desarme o la no proliferación nuclear. "Una cooperación más estrecha es aún más relevante en el contexto de un entorno geopolítico global complejo y en evolución, marcado por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania, los retos para conseguir un Indo-Pacífico libre y abierto, y otras cuestiones regionales e internacionales", dice el comunicado conjunto hecho público este miércoles.
Ishiba: "Una cooperación más estrecha es aún más relevante en el contexto de un entorno geopolítico global complejo y en evolución"
Según el texto, ambas partes admiten que fortalecer la base industrial de defensa es una prioridad "compartida". En este sentido, Von der Leyen ha indicado que prevé lanzar el Diálogo Industrial de Defensa Japón-UE a partir de 2026. Según ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, el objetivo será "reducir dependencias y construir ecosistemas de defensa sólidos, basados en la confianza mutua".
En cuanto a la seguridad económica, el acuerdo de este miércoles reafirma el "compromiso" de Japón y la UE a "mantener y fortalecer" un orden económico internacional "libre, justo y basado en normas". Entre los objetivos que recoge el pacto se encuentra la mejora de la cooperación entre Tokio y Bruselas en la resiliencia de las cadenas de suministro, la reducción de las dependencias estratégicas y la protección de las tecnologías críticas.