
El pasado día 16 de septiembre el índice bursátil MSCI Emerging Markets superó el nivel 1.338,49, el cual ya había alcanzado por primera vez el 29 de octubre de 2007. Han transcurrido 17,8 años. Es un índice bursátil que comprende las empresas cotizadas de los llamados países emergentes del mundo, esto es, zonas como Asia, Latinoamérica, Europa del Este, Oriente Medio y África. Cinco años antes de alcanzar este nivel, el 29 de octubre de 2002, este índice cotizaba a 280,27. Por lo tanto, en los cinco años anteriores a alcanzar el máximo, el índice se había multiplicado por 4,77 veces, y la forma de la subida había sido una exponencial.
Es fácil reconocer las subidas exponenciales, se parecen a la segunda mitad de una “U” mayúscula partida en dos verticalmente. Técnicamente, son funciones matemáticas simples del tipo f(x)=a^g(x). Se trata, pues, de subidas que, en lugar de subir de una manera lineal, siempre igual, se van acelerando a medida que pasa el tiempo.
En aquellos años anteriores, la inversión en mercados emergentes se había puesto de moda entre la comunidad inversora. El crecimiento demográfico y económico de estos países era, y sigue siendo hoy, muy superior al de los países desarrollados. Su fuerte subida en aquellos años no fue tanto debida a la propia evolución económica de los mercados emergentes, sino a la acumulación de inversores dispuestos a invertir simultáneamente en el tiempo. Fue un tema de demanda, de moda inversora. Se quería comprar y, simplemente, sus cotizaciones subieron demasiado en aquel momento. Después de alcanzar los máximos, las cotizaciones cayeron muy fuerte durante un año, y han tardado casi dieciocho años en recuperarse.
Alguien podría pensar que este fenómeno es aislado, dado que los mercados emergentes son muy particulares. Nada más lejos de la realidad, todos los mercados bursátiles están expuestos a que se pongan de moda, y al hacerlo, sus cotizaciones suben mucho más fuerte que sus beneficios empresariales. ¿Y los mercados no bursátiles? A pesar de no ser el objetivo del presente escrito, decir sólo que también les pasa lo mismo, también tienen excesos temporales de demanda, y también registran exponenciales.
Todos los mercados bursátiles están expuestos a que se pongan de moda, y al hacerlo, sus cotizaciones suben mucho más fuerte que sus beneficios empresariales
Veámoslo. A finales de los años 80, y concretamente el día 29/12/1989, el índice japonés Nikkei-225 alcanzó sus máximos históricos. En los últimos cinco años se había multiplicado por 3,37, subiendo también de una forma exponencial. El modelo empresarial japonés parecía imbatible. Se veía como un modelo mejor que el norteamericano o el europeo. Las empresas japonesas se expandían por todas partes y adquirían empresas e inmuebles emblemáticos por todo el mundo. Sus cotizaciones subieron mucho más que sus beneficios empresariales. Ya no se cotizaban realidades sino expectativas. El descenso de sus cotizaciones fue muy fuerte durante tres años, a partir de aquel momento.
Lo que había sido una exponencial de subida pasa a ser una exponencial de bajada. Recuperó estos máximos de nuevo en febrero de 2024, es decir, 34,1 años después. Sabemos bien que todas las burbujas bursátiles acaban estallando, y sabemos también que después se recuperan con el tiempo, si bien la japonesa ha sido la recuperación que ha tardado más tiempo en hacerlo. Una de las causas fue la mala gestión de las autoridades monetarias y fiscales japonesas de la situación post-crisis. Quien tenga interés en adentrarse en el caso japonés puede recuperar el artículo de VIA Empresa Japón: el último gran crack bursátil también se ha recuperado, de marzo de 2024.
El Eurostoxx-50 alcanzó sus máximos históricos el 6 de marzo de 2000. En cinco años se había multiplicado por 4,19, y también había subido de forma exponencial. Eran los años de la entrada en vigor del euro como nueva divisa. Se extendió entre los inversores que el euro sería un gran dinamizador para la zona euro, y que sus empresas serían poco menos que imbatibles en el futuro. Después registró un fortísimo descenso y no ha recuperado sus niveles máximos hasta febrero de este año 2025. Ha tardado casi 25 años en recuperar los niveles.
El Nasdaq-100 americano hizo sus máximos el 27 de marzo del año 2000. Los cinco años anteriores se había multiplicado por 10,29, y por supuesto, la forma de su subida era totalmente exponencial. Esta época fue conocida como la de la burbuja “punto com”. Muchas tecnologías nacidas en aquella época resultaron ser acertadas, como ahora internet, pero las cotizaciones pagadas por estas empresas no, fueron excesivas. Después de caer alrededor de un 80% en unos dos años y medio, los precios se recuperaron, pero lo hicieron una vez hubieron transcurrido 16,3 años.
El Ibex-35 alcanzó su máximo histórico el 8 de noviembre de 2007. En los cinco años anteriores se había multiplicado por 2,63
El Ibex-35 alcanzó su máximo histórico el 8 de noviembre de 2007. En los cinco años anteriores se había multiplicado por 2,63. Todos recordaremos la burbuja inmobiliaria del momento, con una euforia que se contagió también a las empresas inmobiliarias cotizadas, y a toda la bolsa en general. Hoy en día, transcurridos casi dieciocho años, aquel nivel máximo, 15.945, aún no se ha recuperado, aunque las cotizaciones ya se están acercando, y que fuera previsible que se recuperara en los próximos meses.

Todas las geografías, pues, han sufrido exponenciales en los últimos cuarenta años, sin excepción. Lo han hecho en momentos diferentes en el tiempo, pero todas ellas han tenido sus momentos de gloria, todas ellas han parecido imbatibles, a los ojos de los inversores, durante períodos largos de tiempo. Todas ellas han caído fuertemente después y han tardado entre 16 y 34 años en recuperarse.
Huyan siempre de las exponenciales. Mientras se producen generan una gran atracción a los inversores. ¿A quién no le gusta comprar aquello que está subiendo? El problema radica, sin embargo, en que los beneficios de las empresas siempre suben linealmente, y por lo tanto a medida que la exponencial se intensifica el inversor está dejando de comprar realidad para comprar expectativas. Técnicamente, se conoce como una fuerte expansión de múltiplos, o que cada vez se paga más por cada unidad de beneficio empresarial generado. Ciertamente, siguiendo la inercia del momento se puede obtener ganancias, pero hay un límite: ningún inversor debería exponerse al riesgo de comprar una empresa sobrevalorada, si no quiere exponer su capital a un riesgo cierto y totalmente innecesario.
Este año 2025 se han cerrado ya las del Eurostoxx-50 y las del MSCI Emerging Markets, y muy probablemente el Ibex-35 no tardará demasiado en cerrar la suya también
Vivimos unos años de cierre de exponenciales. El año 2024 se recuperó el Nikkei-225 japonés, y este año 2025 se han cerrado ya las del Eurostoxx-50 y las del MSCI Emerging Markets, y muy probablemente el Ibex-35 no tardará demasiado en cerrar la suya también. Todos estos mercados bursátiles han recuperado niveles a los que ya habían cotizado hace muchos años. No les preocupen estas subidas, ya que están bien justificadas por las subidas simultáneas de sus beneficios empresariales.
Centren siempre la atención en aquellos mercados que estén alcanzando nuevos máximos históricos, como ahora los norteamericanos, y busquen siempre movimientos exponenciales de subida y expansiones de múltiplos demasiado fuertes. Esto, sin embargo, daría para otro artículo.