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Marcos Urarte: "Una Europa fortalecida complicaría la vida a Estados Unidos"

El director del Grupo Pharos, uno de los mejores futuristas de España, lamenta el "seguidismo" europeo a EEUU y pide un proyecto como Airbus con la IA

Marcos Urarte, director del Grupo Pharos | Marc Llibre
Marcos Urarte, director del Grupo Pharos | Marc Llibre
Carlos Rojas | VIA Empresa
Periodista
Barcelona
10 de Agosto de 2025 - 05:30

Preguntado a principios de año en L'empresa al dia por su palabra de este 2025, Marcos Urarte lo tuvo claro: Trump. Entonces, el presidente republicano acababa de regresar a la Casa Blanca. Seis meses después, su predicción se ha cumplido con creces. Por este y otros pronósticos, el director del Grupo Pharos es considerado por la revista Forbes como uno de los 40 mejores futuristas de España (2021).

 

Urarte es una figura prestigiosa allí donde vaya. Es miembro de múltiples think tank internacionales como el Club de Roma, el International Institute for Strategic Studies (IISS) del Reino Unido, el Instituto Elcano y el Club de Geopolítica. Tambiién colabora con el Banco Mundial y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF). Da la vuelta al mundo constantemente; ha estado en un centenar de países, de los que ha visitado varias ciudades. De hecho, esta entrevista a VIA Empresa se produce en medio de un impasse entre viaje y viaje. Tiene tantos que apenas puede recordar su calendario de aquí a finales de año. Sin embargo, hay algo que le ha quedado claro: ese planeta que tan bien conoce ha cambiado para siempre.

El pasado febrero, en una entrevista a VIA Empresa, usted ya vaticinó que Trump sería la palabra del 2025 y que reviviríamos conflictos arancelarios. ¿Lo esperaba de tal magnitud?

 

No me ha sorprendido. Estaba convencido de que los primeros meses de Trump en la Casa Blanca serían convulsos, porque intentaría marcar su estilo. Ha hecho exactamente lo que dijo que haría; quizás lo que sorprende es que un político cumpla lo que prometió en campaña. Ahora, de la teoría del cisne negro, acuñada hace 20 años, hemos pasado a la del cisne naranja. Trump le ha dado una patada al tablero de juego del mundo y ha tirado todas las piezas al suelo. Y mientras cada país las ha ido buscando y ha visto dónde recolocarlas, él ha negociado. Es una estrategia para definir un nuevo orden mundial que cree que le será más beneficioso.

Hace un tiempo, también en este diario, defendió que vivíamos una reglobalización. A raíz del regreso de Trump, muchos dan por muerto el multilateralismo y la globalización. ¿Coincide con este diagnóstico?

Sigo pensando que vivimos una reglobalización. El mundo se está dividiendo en bloques, tal y como ha ocurrido otras veces en la historia. Dentro de ellos habrá mucha globalización, pero nos encontraremos que habrá mucha menos entre bloques. El planeta que ahora está en discusión lo diseñaron los ganadores de la Segunda Guerra Mundial a medida de Estados Unidos. Ahora, sin embargo, hay países que tanto han crecido que se atreven a discutir ese orden mundial y exigen un lugar preferente en el nuevo. Hablo de China, pero también de la India o Indonesia.

¿Este nuevo orden mundial será mejor o peor que el de antes?

Diferente. Será mejor para algunos y peor para otros, como siempre ha ocurrido. Por ejemplo, para Europa será posiblemente peor. Nuestro problema es que tenemos una visión demasiado eurocéntrica y nos seguimos considerando el centro del mundo, cuando Europa solo es el 5% de la población mundial y aproximadamente el 16% de su PIB, en función de si lo medimos por poder adquisitivo. Por tanto, somos una minoría. El 95% de la gente que vive en el planeta lo hace fuera de nuestro continente.

En este contexto desfavorable, ¿qué opinión le merecen los movimientos realizados en Europa desde la llegada de Trump? ¿Seguimos siendo un gigante dormido?

Siempre cuento con un poco de sarcasmo que a Trump le deberíamos dar el Premio Carlomagno, que es el galardón que se otorga a la persona que ha hecho más por Europa. Ya lo dije: Trump es la última oportunidad para que Europa despierte. O Trump la hace despertar y realmente se alcanza una autonomía industrial, estratégica y militar, o Europa va camino de la irrelevancia.

¿Y lo hará?

Me cuesta mucho verlo, porque Europa es un concepto. Sus países compiten entre ellos y sus empresas luchan por los mismos mercados. Ahora bien, lo que más me preocupa es la falta de liderazgo. Después de la Segunda Guerra Mundial estaban Konrad Adenauer, François Mitterrand, Helmut Kohl, Winston Churchill... Líderes, más allá de sus ideologías. Hoy, si miramos a los "líderes" europeos, el panorama es desolador. Por otro lado, también está en riesgo el concepto de democracia tal y como lo habíamos entendido hasta ahora, lo que ha generado un aumento de las autocracias. Es decir, estados en los que los presidentes llegan al poder ganando las elecciones y desmantelan todas las instituciones de control, de forma que estos países acaban convirtiéndose en pseudodictaduras elegidas democráticamente.

Viktor Orbán en Hungría, por ejemplo.

Exacto. O Erdogan en Turquía, Bukele en El Salvador, Putin en Rusia, e incluso Trump.

"Europa necesita un proyecto como Airbus, pero con inteligencia artificial; una 'IA-bus'"

Hay un caso paradigmático que es el acuerdo de la OTAN para aumentar el gasto militar hasta el 5%. Hemos visto un contraste entre la coyuntura de potenciar las empresas europeas de defensa y las exigencias de Trump de destinar ese dinero a comprar armamento estadounidense. Cuando usted habla de última oportunidad para Europa, ¿se refiere a circunstancias de este tipo?

Directamente no. Más bien diría que es un factor más. Durante muchos años, Europa se ha beneficiado del dividendo de la paz. Esto significa que mientras Europa se ha permitido el "lujo" de no invertir en defensa porque ya estaba "protegida" por Estados Unidos, hemos podido dedicar ese ahorro al bienestar. Hay un momento en que Trump interpreta que EEUU gasta mucho en defensa solo para que después Europa tenga un mejor estado del bienestar. Desde su punto de vista no es justo, pero en realidad es una falacia, porque el 60% del gasto europeo va directamente a empresas estadounidenses.

Sea como fuere, es evidente que tendremos que gastar más en defensa. No lo veo algo bueno ni malo, porque esta industria genera muchos puestos de trabajo e innovación, entre otras cosas. Como sucede con las empresas, un país tiene solo tres fuentes para poder gastar: endeudamiento, aumento de los impuestos o sacar dinero de una partida para destinarlos a otra. Posiblemente, en Europa acabaremos haciendo una mezcla de las tres.

Un aumento de la deuda chocaría con el objetivo que Bruselas tiene de rebajar el endeudamiento de los países al 60%, lo cual ya parece difícil si observamos que muchos están por encima del 100%. También me sorprende ese 60% de dinero europeo a empresas estadounidenses. Es el contraste que le comentaba y que también se produce con la inversión en IA. Entiendo que el objetivo es redirigir ese trasvase de dinero hacia empresas europeas. ¿Lo estamos haciendo bien con Trump?

Estamos haciendo cosas. Europa está intentando conseguir cierta autonomía, y también España. Por eso se han identificado entidades tractoras, como lo es Indra en el caso de las tecnologías de defensa. Si queremos competir a escala global necesitamos compañías globales. Por eso estamos viendo grandes consorcios u operaciones como la que está protagonizando la propia Indra con Escribano. Necesitamos empresas que puedan competir en todo el mundo. Un caso de éxito es el proyecto Airbus, es decir, un consorcio entre distintos países europeos que ha sido capaz de competir con Boeing. Yo propondría un proyecto como este, pero con la inteligencia artificial europea. Una IA-bus. Si no lo hacemos, seremos incapaces de competir con Estados Unidos y China.

Urarte lamenta que Europa reguli la IA abans de tenir un gegant propi | Marc Llibre
Urarte lamenta que Europa reguli la IA abans de tenir un gegant propi | Marc Llibre

¿Pero esto se podrá hacer mientras Trump sea presidente de EEUU? A raíz de Airbus, ya nos castigó con aranceles porque lo consideró una amenaza hacia Boeing.

Pues pongámosle aranceles recíprocos. Es evidente que no son buenos para nadie, pero Europa es el mayor mercado del mundo por el poder adquisitivo que existe. Incluso mucho mayor que Estados Unidos o China, aunque este segundo nos supere por tamaño. Debemos tomar medidas y plantarnos ante Trump. Con la negociación de los aranceles, antes del acuerdo, vimos que Europa prácticamente no reaccionaba y dejaba que EEUU ganara tiempo. Me preocupa que acabemos suplicando a Trump y siendo sus vasallos.

Todo cambio es un conflicto, y si de verdad tuviéramos una Europa unida, podríamos ser un brutal competidor porque lo tenemos todo. Hay empresas muy importantes, pero es necesario crear un ecosistema. Hoy, una parte muy significativa por la lucha por la supremacía mundial empresarial y militar se encuentra en las tecnologías de frontera, fundamentalmente la IA. Pues aquí nos hemos dedicado a regular. La primera ley de inteligencia artificial en el mundo se ha hecho Europa sin que tengamos ningún gigante del sector. Está muy bien regular, pero antes debe pensarse en crear un gigante, porque si no seremos insignificantes.

Si miramos las 50 empresas tecnológicas más importantes del mundo solo encontraremos cuatro europeas, mientras que la capitalización bursátil de Nvidia supera los cuatro billones de dólares. Es decir, es similar al PIB de Japón y sería la cuarta economía del mundo. Pero no es un caso aislado, también tienes a Apple, Amazon... Tenemos que hacer algo, y eso implica crear gigantes que compitan con China o Estados Unidos, que ya tienen los suyos.

Ahora que menciona a China, ¿debemos tenerle miedo por su ventaja competitiva?

Debemos hacer tres lecturas. La primera es que es un mercado enorme; por dimensiones, como decía, el mayor. La segunda es que es un competidor feroz y que no siempre juega de forma limpia, aunque me hace gracia cuando alguien se queja porque el gobierno chino subvenciona cosas. Que me expliquen, pues, qué son los Next Generation; o lo que hace Trump con las empresas estadounidenses. Europa hace lo mismo que China: da recursos públicos a compañías privadas.

Pero Europa no hace dumping.

¿Y qué es el dumping?

Explíquemelo usted. Es lo que se dice desde Europa.

Lo dicen porque queda bien hacerlo. En el fondo, de forma muy simplificada, el dumping significa vender por debajo del coste. ¿Quién dice que China lo hace?

Muchas compañías europeas.

Ante situaciones complejas, hay empresas que lloran y otras que les venden los pañuelos. No te negaré que puedan hacer dumping, pero muchas compañías europeas sin los Next Generation no habrían sido viables. Al final, todos los países "ayudan" a sus empresas a competir. En cualquier caso, sí que es verdad que a veces China juega con las cartas marcadas. Además, cabe decir que las regulaciones y los temas laborales no son los mismos en Europa que allí, lo que hace que las empresas europeas tengan un incremento de costes que complica la competitividad.

"En Europa hacemos seguidismo de la estrategia de Estados Unidos, y todavía no nos hemos dado cuenta de que EEUU quiere una Europa debilitada"

Nos hemos quedado en el tercer punto.

La tercera lectura es que China es un socio muy potente. Es el máximo inversor extranjero directo de Europa, por lo que debemos ser capaces de atraer inversiones suyas. ¿Alguien duda de que construirán fábricas de coches en Europa? Ya lo están haciendo. Pues mejor que las hagan en Catalunya antes que en la República Checa, ¿verdad? Sé que tiene muchos matices, pero, ¿quién ha "salvado" a Nissan? China. Si en Catalunya se están fabricando coches es por ellos. Y no es que nos hayan hecho un favor, porque sólo han mirado por sus intereses. Pero con esta fábrica han generado puestos de trabajo y, además, cumplen todas las normativas europeas. Si no, no funcionaría.

Por otra parte, ahora se habla mucho de que a raíz de los contratos del estado español con Huawei, China nos espiará. ¿Lo harán? Sí, pero también lo haría Estados Unidos si la empresa fuera americana. A veces medimos a China de una forma distinta a la de otros países.

¿Quiere decir que le compramos el argumentario a los estadounidenses?

Totalmente. Hacemos seguidismo de la estrategia de Estados Unidos, y todavía no nos hemos dado cuenta de que EEUU quiere una Europa debilitada. Porque si no, seríamos uno de sus competidores económicos. Todo lo que sea fortalecer a Europa es complicar la vida a Estados Unidos.

O sea, en esta nueva etapa, debemos ver a China y Estados Unidos desde una misma perspectiva.

Pondré un ejemplo, que es Arabia Saudí. Es un socio estratégico brutal de Estados Unidos. Ahora, sin embargo, de cierta forma se ha incorporado a los BRICS, aunque a la vez tenía un acuerdo firmado con EEUU desde hace 50 años, que es el Pacto de los Petrodólares. Este acuerdo obligaba a Arabia Saudí a vender y cobrar el petróleo en dólares. Pues el año pasado no lo renovó y empezó a vender y cobrar el petróleo en China en yuanes. Esto quiere decir que Arabia Saudí, aunque sigue siendo un aliado potentísimo de los estadounidenses, ya ve que no hay un solo líder en el mundo, sino que debe entenderse con los dos. Intentan conseguir lo mejor de los dos bandos, siempre dentro de una autonomía.

Las decisiones de Europa no pueden tomarlas desde la Casa Blanca, sino desde Bruselas. En el fondo, EEUU puede ser el principal socio comercial, aunque para España las exportaciones estadounidenses son prácticamente ridículas y no son prioritarias, pero también deben tenerse unas extraordinarias relaciones con China. La solución no es el seguidismo, porque hoy no puedes sacar a Pekín de la ecuación económica. Sin embargo, Europa debería haber liderado un bloque como el de estos dos.

¿Y ya es tarde?

Insisto: Donald Trump es nuestra última oportunidad.

"Algunas empresas catalanas saldrán bien paradas de este nuevo orden mundial porque, afortunadamente, el mundo económico y empresarial ya funcionan en paralelo al político"

Siempre le he oído insistir mucho en el acuerdo del Mercosur, quizás la gran olvidada del gran puzzle geopolítico. ¿Qué papel puede jugar en el contexto actual?

Cuando hablamos de bloques, una de las cosas que siempre he lamentado es que Europa no haya sido capaz de crear uno iberoamericano: Portugal, España y el resto de Iberoamérica. Habría sido potentísimo, era una gran oportunidad. El problema es que hemos sido incapaces de hacerlo, en parte porque en Latinoamérica sucede igual que en Europa, en el sentido de que el líder de cada país debe estar pendiente de ganar las siguientes elecciones y no puede tomar según qué decisiones.

Es muy difícil que muchos países latinoamericanos se pongan de acuerdo entre sí. Actualmente, hay una corriente más bien de izquierdas: en Colombia tienen Gustavo Petro, en Chile está Gustavo Boric, Brasil tiene a Lula, Bolivia, por ahora, a Luis Arce, México a Claudia Sheinbaum... Pero, en general, Latinoamérica funciona como un péndulo. De unas elecciones a otras pasan de casi la extrema izquierda hasta prácticamente la extrema derecha. Es muy difícil que se pongan de acuerdo en estas condiciones.

Pero vale la pena hacerlo, ¿verdad?

Sí, el del Mercosur es un acuerdo súper interesante que nos ha costado muchísimos años de alcanzar, pero después aparece Francia y dice que no porque afecta a sus agricultores. Luego, Países Bajos parece que tampoco lo tiene claro. Siempre que tomamos una decisión a escala global, si afecta al electorado del líder del país de turno, todo se va al garete. Por eso somos incapaces de ejecutar ciertas medidas de profundidad, porque siempre acaban perjudicando a una parte de la población europea.

Usted que es bueno con las predicciones, ¿ve alguna posibilidad de que Europa y Catalunya salgan bien paradas de este cambio de etapa?

No hablaría de Europa y Catalunya, sino de empresas europeas y catalanas. Algunas saldrán bien paradas de todo esto, porque afortunadamente nos está sucediendo lo mismo que a Italia y otros países, y es que el mundo económico y empresarial funcionan ya en paralelo al político. Sé que suena mal decirlo, pero por suerte es así. Felizmente, en Europa tenemos unos líderes empresariales de primerísimo nivel. Ahora bien, los datos macroeconómicos de Europa no son buenos y las previsiones a corto plazo tampoco.

Incluso el estado español, que es el país que mejor funciona de la UE, también tiene previsiones de deterioro. El problema de España es que pese a unos datos que no son malos, este buen momento no está llegando a la población. La clase media se ha empobrecido y sigue perdiendo poder adquisitivo. Tengo una casa en Menorca y este año me han explicado que hay menos turistas que el año pasado, que el ticket medio de los restaurantes está reduciéndose y que las estancias medias son más cortas. Todos estos hechos no son indicadores adelantados, pero sí muestran un deterioro de nuestro poder adquisitivo.

No obstante, los beneficios empresariales están disparados.

Las empresas deben ganar dinero, y lo están haciendo, y los datos de empleo también parecen positivos, aunque creo que hay un agujero negro muy grande que son los fijos discontinuos. Pero todo ello contrasta con otra realidad. Antes, quienes iban a bancos de alimentos eran personas que no tenían empleo. Ahora, una parte muy significativa de la gente que recurre a esta ayuda son personas que tienen un puesto de trabajo, pero cuyo salario no les permite vivir. Es un tema que me preocupa muchísimo y no sé cuánto tiempo más será sostenible.