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El rearme militar: ¿un castigo de Trump o una nueva esperanza para Europa?

Detrás del repunte bursátil de las empresas europeas de defensa se esconde una amenaza de la Casa Blanca: ¿quién se beneficiará del aumento del gasto militar?

El equipamiento militar será clave en la economía europea | iStock
El equipamiento militar será clave en la economía europea | iStock
Carlos Rojas | VIA Empresa
Periodista
Barcelona
18 de Julio de 2025 - 05:30

"Tener una Europa fuerte es algo muy bueno. Europa tiene mucho espíritu por la guerra de Ucrania". La autora de esta frase no es ni Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea (CE), ni Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania. Ni siquiera ningún primer ministro de los Veintisiete. Pertenece a Donald Trump. Una autoría difícilmente previsible solo unas semanas atrás, cuando el dirigente republicano criticaba constantemente a diestro y siniestro en el Viejo Continente. Sin embargo, desde hace unas semanas las cosas han cambiado. Primero, con la adhesión de la OTAN al compromiso de subir al 5% del PIB el gasto militar. Segundo, esta semana, con la compra de un paquete de armas estadounidense. Dicho de otro modo, Trump ha conseguido de un plumazo dos de sus grandes objetivos: que Europa aporte más en defensa y, a la vez, que le compre el material a Washington.

 

El 6 de marzo de 2025, Bruselas presentó el ReArm Europe, un programa entonces paralelo a los intereses estadounidenses, pero que igualmente incluía un aumento de la partida militar en los presupuestos comunitarios. Rápidamente, las bolsas europeas previeron una inyección de dinero a las grandes empresas europeas. En el Estado, por ejemplo, la campeona nacional española, Indra, ha crecido por encima del 100% solo este 2025. Se trata de la subida más alta de la compañía en 27 años y es el valor del Ibex-35 que más ha aumentado year-to-date. No es el único caso: en Italia, su homóloga es Leonardo, y también lo ha hecho cerca de un 100%. Más representativo aún es el caso de Rheinmetall, la cual, además de esta circunstancia, se ha visto beneficiada de un cambio de gobierno en Alemania que ha favorecido sus intereses. ¿El resultado? Un repunte de alrededor de un 200%.

Hay más nombres propios: Saab (+130%, sueca), Fincantieri (+125%, italiana), Hensoldt (82%, alemana), Dassault Aviation (66%, francesa)... Todas ellas han mostrado un crecimiento sostenido en el tiempo. Unos repuntes que, según explican expertos como el CEO y CIO de GVC Gaesco Gestión, Jaume Puig, responden más bien a "inversiones por concepto". Es decir, la bolsa ha relacionado dos hechos: el aumento del gasto militar y una previsión de incremento de beneficios. "El tema es quién será el beneficiario de todo esto", se pregunta Puig, quien señala a Trump como un elemento potencialmente desestabilizador del crecimiento.

 

De media, los países europeos compran el 70% de sus equipos de defensa a Estados Unidos. El 30% restante se lo llevan empresas europeas como las antes mencionadas. Por el momento, no hay ninguna garantía de que los porcentajes se igualen en un futuro próximo. Más bien al contrario: esta misma semana, Trump anunció que entregaría baterías antiaéreas Patriot a Kiev pagadas por la Unión Europea (UE). "Fabricaremos armas de calidad y las enviaremos a Ucrania", proclamó. Una cita que sintetiza bien su idea: el incremento del gasto militar de los Veintisiete no debe corresponderse con más inversión en empresas europeas, sino que tiene que ir a parar a las compañías norteamericanas.

De media, los países europeos compran el 70% de sus equipos de defensa a Estados Unidos. El 30% restante se lo llevan empresas europeas

El fantasma de los aranceles y del nuevo acuerdo comercial con la Casa Blanca irrumpe en medio de esta circunstancia. "Los aranceles son un arma más en una negociación de intercambio como la actual. Trump puede perfectamente reducirlos a cambio de asegurar que los pedidos de la industria militar estadounidense serán mucho más altos de lo que son ahora", indica Puig. Un buen ejemplo es el propio presidente del gobierno español, Pedro Sánchez. Si bien a mediados de marzo justificó aumentar el gasto militar para, entre otras cosas, protegerse de "hackeos digitales" en infraestructuras clave como los aeropuertos, hace solo unos días endureció su discurso en medio de la reunión de la OTAN.

Cabe decir que incrementar la partida en defensa ha sido un tema relativamente recurrente en Bruselas en la última década, especialmente después del estallido de la guerra del Donbass, en abril de 2014. Desde entonces, en diez años, España ha pasado de destinar 9.508 millones de euros en defensa a los 19.723 millones de 2024. Es un incremento de 10.215 millones de euros, lo que en términos porcentuales se traduce en un repunte del 107%.

Si miramos el último dato, el Estado destina el 1,28% del PIB a esta cuestión. La referencia es el 5% que exige EE.UU, y el medio camino es el 2,1% al que la Moncloa se ha comprometido. Ahora veámoslo en cifras totales: de los 19.723 millones actuales (1,28%), Sánchez ve razonable alcanzar los 31.500 millones (2,1%) hacia 2029. ¿Qué quiere Trump? Dispararlo hasta los 75.000 millones (5%). Todo estimado en las cifras del PIB español actual, que es de 1,5 billones de euros.

La alternativa europea: ¿qué podemos hacer si 'pasamos' de Trump?

Inmersa en una crisis de productividad, Europa forjó hace casi un año una hoja de ruta: el informe Draghi. Entre los puntos a seguir, el expresidente del Banco Central Europeo (BCE) reclamó una estrategia de cooperación comunitaria para que las empresas europeas ganaran dimensión. Independientemente del sector, la idea era unirse entre todos para competir con chinos y estadounidenses. El escenario geopolítico actual ha provocado que la defensa se someta al primer examen de este plan. La pregunta ahora es si Europa, con la fotografía actual, se puede permitir resistir las exigencias de Estados Unidos.

Donald Trump en una reunión a Washington | Europa Press
Donald Trump en una reunión en Washington | Europa Press

En efecto, todo es una cuestión de tamaño. "Las empresas europeas ya están muy saturadas. Tendrán que hacer un capex muy grande, pero a veces sucede que inviertes mucho y después, cuando llega el momento de hacer los pedidos, quizás no te llegan a ti", recuerda Puig. El analista señala el "sobrepago" de las licencias con las telecomunicaciones de inicios de siglo como un precedente adecuado, ya que nunca se recuperaron de aquella inversión. "En los próximos años, el sector de la defensa también tendrá que invertir mucho. El quid de la cuestión estará en el retorno", concluye Puig. 

En España, Indra está cerrando acuerdos comerciales desde hace un tiempo. Recientemente lo ha hecho con la empresa belga Intersoft Electronics, que les ayudará a incorporar nuevos sistemas antidrones (C-UAS) y radares militares a su cartera de productos. El siguiente objetivo es la fusión con Escribano Mechanical & Engineering (EM&E), mediante una ampliación de capital. Cuanto más diverso sea el portfolio, más posibilidades habrá de acceder a grandes contratos de los países del Viejo Continente. Por esta razón, el gobierno alemán también estudia reaprovechar grandes fábricas de vehículos para acelerar y ampliar su volumen de productos. A la vez, podrán revivir la industria de la automoción. Un win-win.

Cuanto más diversa sea la cartera de productos de las empresas de defensa, más posibilidades habrá de cerrar grandes acuerdos con los países europeos

En esta estrategia transfronteriza, Rheinmetall y Leonardo (participada en un 30,2% por el gobierno italiano) han formado un gran consorcio con el cual están probado de comprar Iveco Defense, la división de defensa de la también italiana Iveco. Indra intentó unirse a la asociación, pero su propuesta no ha obtenido ninguna respuesta oficial. De hecho, desde entonces ya se ha producido una oferta vinculante de 1.600 millones de euros. Esta es notablemente inferior a los 1.900 millones y 2.000 millones que han ofrecido, respectivamente, la neerlandesa KNDS y la checoslovaca CSG. Ahora bien, Leonardo cuenta con la ventaja de que es una empresa italiana. Todo queda en casa.

El paso del tiempo reconfigurará el futuro de una industria que se presume clave en Europa durante la próxima década. Las piezas de unos y otros ya se están colocando encima del tablero. El interrogante está en que, hoy por hoy, aún se desconoce cuáles serán las reglas del juego.