Los peligros de la ambición legislativa

Si no se articula un buen entramado de leyes y disposiciones a partir de ahora, se corre el riesgo de poner a la industria automotriz europea en una situación comprometida

La UE ha prohibido vender coches con motor de explosión a partir de 2035 | iStock La UE ha prohibido vender coches con motor de explosión a partir de 2035 | iStock

Muchos de nosotros pensamos que con una ley se resuelven los problemas. Es mentira. Una buena ley requiere tiempo y debate, características que no se aplican entre nosotros. Los efectos y reacciones que puede generar una ley suelen ser inesperados, y solo una larga reflexión y la aportación de todos permiten minimizar los efectos negativos. Les pondré un ejemplo. Cuando yo empecé a trabajar como programador de sistemas en el sector bancario, el convenio de la banca contemplaba que, durante el servicio militar, que en aquel entonces era obligatorio, el banco te guardara el puesto de trabajo. De manera que, al regresar del servicio militar, disfrutabas de empleo. En un momento determinado, las demandas fueron más allá y, por una de esas casualidades, se introdujo en el convenio que, además de mantener el puesto de trabajo mientras se hacía el servicio militar, este fuera remunerado. Sé que parecerá una tontería, pero el régimen franquista protegía al trabajador de una manera que ahora nos parece inverosímil. Pues bien, ¿alguien piensa que se aplicó alguna vez esa "conquista social"? No solo nunca se aplicó, sino que, a partir de ese momento, los bancos dejaron de contratar a nadie que no hubiera cumplido el servicio militar. Ya lo ven: un resultado negativo a una disposición aparentemente positiva y vendida como un triunfo.

Esta larga introducción nos lleva hacia ciertas disposiciones que se adoptaron durante la pandemia, la mayoría de las cuales fueron acertadas, y que creímos que constituían un éxito social. La mayoría fueron adoptadas por la Comisión Europea y hacen referencia a la transición energética. El tiempo demuestra que esta transición no será tan fácil.

Una buena intención -contaminar menos- lleva consecuencias inesperadas. Con el sector del automóvil ha sucedido una cosa parecida

 

En un artículo anterior hacía referencia a los paneles solares. La fiebre de su instalación ha llevado a que el 90% de estos paneles sean chinos, contribuyendo a potenciar la industria china mientras se ha tenido que buscar salida al valor agregado europeo. Afortunadamente, se han tomado decisiones. Pero China seguirá dominando el mercado de materias primas. Una buena intención, como contaminar menos, conlleva consecuencias inesperadas. Con el sector del automóvil ha sucedido algo similar.

Més info: La transición energética: algunas paradojas y efectos colaterals

 

Está claro que la reconversión energética, liderada por la Unión Europea (UE) en todo el mundo, aportará cosas positivas. Y probablemente generará una industria y empleos que ahora ni siquiera podemos imaginar. Pero alguien termina pagando por las transiciones. Y llevar a cabo esta ingente cantidad de cambios tiene efectos colaterales. La decisión de la UE de prohibir la venta de automóviles con motor de explosión a partir del 2035 revolucionó el sector a nivel mundial, lógicamente. Y no es una mala estrategia. Si no se establecen fechas ambiciosas, nunca se avanza, como ejemplos tenemos el mercado único, el euro, etc. Pero este tipo de disposiciones tienen efectos. El primero fue que las empresas automovilísticas presionaron y dijeron que para poder hacerlo se debían aumentar, temporalmente, los niveles de emisión de gases hasta ese 2035. ¿Explicación? Pues que si se invertían recursos en mejorar el motor de explosión para que contaminara menos, un motor que no tiene futuro, no habría suficiente dinero para avanzar en el coche eléctrico.

Dado que Europa no estará en condiciones de fabricar masivamente coches eléctricos accesibles hasta el 2025, este paréntesis es aprovechado por China para exportarnos coches a precio de saldo

El segundo efecto ha sido de calendario. Dado que Europa no estará en condiciones de fabricar masivamente coches eléctricos accesibles hasta el 2025, este paréntesis es aprovechado por China para exportarnos coches a precio de saldo. Bueno, a precio de explotación de trabajadores sin derechos sociales, pero con derecho a comer, lo que nos sucedió a nosotros cuando se inauguró la Seat. ¿U olvidamos que un día nosotros también practicamos esa técnica que ahora criticamos a los chinos?

Més info: Unión Europea: el fin del déficit presupuestario y la transición energética

En resumen, si no se articula un buen entramado de leyes y disposiciones a partir de ahora, se corre el riesgo de poner a la industria automotriz europea, líder mundial, en una situación comprometida que la puede perjudicar para siempre. A partir de ahora habrá tensiones entre los agentes sociales, los activistas, los políticos, los fabricantes... El objetivo es ambicioso, pero hay que tener cuidado. A menudo, aquellos que inician revoluciones luego se apartan y los platos rotos los pagan otros. Si no, que lo pregunten a aquellos que, cuando yo era joven, se quedaron sin trabajo por no haber hecho el servicio militar.

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