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125 años de Espanyol: de unos estudiantes de la UB al sueño americano

Con una historia marcada por las sagas familiares, el club blanquiazul afronta el aniversario con la ilusión depositada en la segunda propiedad extranjera

La afición celebró el 125º aniversario el pasado sábado en el partido de liga contra el Elche | AFP7 (Europa Press)
La afición celebró el 125º aniversario el pasado sábado en el partido de liga contra el Elche | AFP7 (Europa Press)
Marc Vilajosana, periodista de VIA Empresa | Mireia Comas
Periodista
Barcelona
28 de Octubre de 2025 - 05:30

“Es tan grande la animación que reina entre los aficionados al foot-ball, que cada día son más numerosos; pues la afición a este deporte cunde de una manera tan extraordinaria, que estos días se ha constituido una nueva sociedad con el título de Sociedad Española de Foot-ball, compuesta de muchos y distinguidos jóvenes. Esta sociedad, que entre sus primeros acuerdos figura el de adherirse a la Federación Gimnástica Española, disputa sus partidos en un campo situado cerca de la Sagrada Família”.

 

Este pequeño extracto de texto, publicado en el diario Los Deportes el 28 de octubre de 1900, es el punto de referencia usado para determinar el día exacto de la fundación del Real Club Deportivo Espanyol. Una de las principales y más veteranas instituciones deportivas de Catalunya, equipo fundador de las ligas españolas de fútbol (la masculina y la femenina) y autor del primer gol del campeonato (a cargo de Josep “Pitus” Prat) que este martes celebra sus 125 años inmerso en el inicio de una nueva revolución, después de la adquisición del club por parte del inversor estadounidense Alan Pace.

Hablamos de “nueva revolución” porque no han sido pocas las que ha vivido el club en estos cinco cuartos de siglo de historia, la cual se inicia, a diferencia de muchos otros clubes de la época -impulsados por empresarios y trabajadores extranjeros-, por universitarios catalanes. “La fundación del club se debe entender como la idea de unos chicos de la ciudad de Barcelona, prácticamente todos de las facultades de Medicina e Ingeniería Industrial de la Universitat de Barcelona. Los clubes de aquella época, Hispania, Català y Barcelona, eran clubes más formados, y ellos querían hacer otra cosa”, relata a VIA Empresa el historiador de la Fundación del Espanyol, David Tolo, coordinador y coautor del libro Història de l'Espanyol, 1900-2021.

 

La relación con la UB es especialmente estrecha: el cabeza visible de los fundadores, jugador y primer presidente del club, Àngel Rodríguez Ruiz, era estudiante de ingeniería en el centro, y su padre, el médico y político andaluz Rafael Rodríguez Méndez, fue también rector de la universidad entre 1902 y 1905. De hecho, el acto central de la celebración del 125 aniversario del club se celebrará este mismo martes en el Paraninf del edificio histórico de la Universitat de Barcelona.

Los primeros pasos del Espanyol, en paralelo con los del resto de clubes catalanes, fueron los de una asociación relativamente amateur hasta la década de los 1910, momento en que, como recuerda Tolo, el fútbol empieza a llegar al público popular: “Al principio es un deporte muy burgués, de las élites, y no cala en las masas populares hasta finales de la década de los 10 y, sobre todo, de los 20, con los primeros grandes ídolos como Zamora en el Espanyol y Samitier en el Barça”. En 1923, el club inauguró el Estadio de Sarrià, inicialmente con una capacidad de 20.000 personas, la cual tuvo que ir aumentándose con el paso de los años y el incremento de popularidad del deporte: “En los años 50, una de las épocas de oro del fútbol, todos los campos se quedan pequeños. El Barça tiene que ir al Camp Nou, el Espanyol amplía Sarrià hasta los 40.000 y todo se va profesionalizando poco a poco”.

El Espanyol de las sagas familiares

En toda esta evolución, en can perico se empieza a visibilizar una tendencia que marcaría la historia posterior del club: la presencia de una serie de familias estrechamente vinculadas a la gestión y la financiación de la entidad. Los primeros grandes protagonistas fueron los De la Riva, familia responsable de la compra de los terrenos y la construcción de Sarrià: tres hermanos, Victoriano (1878-1930), Santiago (1883-1955) y Genaro (1890-1968), que ocuparon la dirección del club en multitud de etapas entre 1912 y 1942, además de hacerlo de manera ininterrumpida (sustituyéndose entre ellos) desde 1919 a 1931. Santiago fue quien inició la saga como presidente, pero los hermanos mayor y pequeño habían sido jugadores anteriormente. De los tres, el más destacado fue Genaro: presidente en cuatro etapas, con él al cargo el Espanyol ganó dos de las cuatro copas del rey de su palmarés (las de 1929 y 1940). 

Los hermanos Victoriano, Santiago y Genaro De la Riva presiden el club en múltiples etapas entre 1912 y 1942

La familia rompió relaciones con el club en 1941 por una disputa por la posesión de los terrenos y el Estadio de Sarrià, que finalmente serían recomprados por el Espanyol a los hermanos De la Riva en 1948. A pesar del alejamiento, más de una década más tarde el club volvería a tener como presidente a un miembro de la familia que nunca se había ido: Victoriano Oliveras de la Riva. Sobrino de Victoriano, Santiago y Genaro, Oliveras de la Riva se convirtió en vicepresidente en 1958 y presidente en 1960, aunque solo mantuvo el cargo durante dos años, ya que un descenso a segunda división lo obligó a dimitir. Este cuarto miembro de la saga es también conocido en el mundo del hockey sobre patines, ya que es el fundador del Club Patí Voltregà de Sant Hipòlit de Voltregà (Osona).

El “clan” de los De la Riva fue uno de los más destacados de la historia del club blanquiazul, pero no es la única familia ilustre de los 125 años de historia del club. Los Perelló, con tres generaciones de directivos y un presidente (Francesc Perelló Picchi, presidente del 93 al 97); los Fuster, “con la presidencia en los años 60 de Josep Fuster y la hija, Ana Maria Fuster, como consejera con Dani”; los Malet, los Amigó o los Mauri son algunas de las familias citadas por Tolo.

La conversión en sociedad anónima deportiva

Con todo, el control del Espanyol -y de la gran mayoría de clubes del Estado- experimentó un importante cambio en la década de 1990, con la entrada en vigor de la Ley 10/1990, del 15 de octubre, del deporte. Tras el gran endeudamiento que los clubes españoles habían contraído con la Administración por la adecuación de sus estadios para la celebración del Mundial del 82, el gobierno español obligó con esta ley a todos los clubes profesionales a convertirse en sociedades anónimas deportivas (SAD) con la intención de forzar una mejor gestión económica y financiera. Solo se salvaron cuatro clubes, el FC Barcelona, el Real Madrid, el Athletic Club y el CA Osasuna, al ser los únicos que pudieron demostrar un saldo patrimonial positivo en los cinco años anteriores.

En el caso del Espanyol, el club “arrastraba una deuda económica muy grande, y deportivamente estaba en un momento muy crítico, con dos descensos en poco tiempo”, explica Tolo, de modo que “la conversión fue prácticamente obligatoria”. Sin embargo, a diferencia de otras entidades en las que este movimiento supuso la concentración de poder accionarial en unas pocas manos, el Espanyol fue, “junto con la Real Sociedad, uno de los clubes que hizo una conversión más modélica”, según opina el presidente de la Associació de Petits i Mitjans Accionistes de l'Espanyol (APMAE), Carlos Bosch. “El objetivo era que las masas sociales cubrieran el capital de la empresa, y fueron unos de los pocos que tuvieron una acogida muy importante y tuvieron muchos accionistas”, recuerda. “Durante muchos años, el Espanyol fue el club con más accionistas del Estado, con más de 10.000 accionistas. Eran muchas manos, un club bastante democrático”, confirma Tolo.

Tolo: “El Espanyol arrastraba una deuda económica muy grande, y deportivamente estaba en un momento muy crítico; la conversión en SAD fue prácticamente obligatoria”

Aun así, dentro de esta diversificación accionarial, el cambio de modelo empresarial elevó dos grandes bloques que, nuevamente, estaban vinculados a unas familias concretas. El primero de ellos, máximos accionistas durante muchos años, fueron la familia Lara, con José Manuel Lara Hernández como máximo exponente. El fundador de la Editorial Planeta, que más adelante daría nombre al Grupo Planeta, ya hacía años que estaba estrechamente vinculado al club, habiendo ofrecido primas económicas a los deportistas para que mejoraran su rendimiento, según han relatado exjugadores como Manuel Fernández Amado. Con la conversión en SAD, Lara Hernández se convierte en uno de los principales accionistas, aunque no llega a presidirlo nunca. “Estaba dentro del consejo y tenía una gran influencia”, detalla Tolo, quien lo define como “mecenas” del club: “En el 94, con el descenso, compra jugadores como Pochettino o Răducioiu con una empresa, Planeta Deportiva, y los cede al club”. 

Quienes sí se integraron a la directiva del club fueron sus dos hijos, José Manuel Lara Bosch y Fernando Lara Bosch. Ambos ejercieron de vicepresidentes, pero Fernando era quien mostraba una proximidad mayor hacia el Espanyol, hasta el punto de que “debía ser probablemente el sucesor de (Francesc) Perelló” como presidente del club, según Tolo. Sin embargo, un accidente mortal en 1995 le quitó la vida. Años más tarde, tras la muerte del padre en 2003, José Manuel Lara Bosch heredó tanto el imperio del Grupo Planeta como su posición como accionista mayoritario dentro del club. Lara Bosch se mantuvo de manera continuada como principal oposición del otro gran bloque accionarial del Espanyol, hasta que en 2009 decidió desentenderse del todo y venderles sus acciones.

El binomio Dani-Condal

Daniel Sánchez Llibre, presidente del Espanyol entre 1997 y 2011 | ConservasDani (Wikimedia Commons)
Daniel Sánchez Llibre, presidente del Espanyol entre 1997 y 2011 | ConservasDani (Wikimedia Commons)

Este segundo bloque está formado por Daniel Sánchez Llibre y Ramon Condal, fundador de Conservas Dani y cofundador de la cadena de supermercados Condis, respectivamente. El primero de los dos en acercarse a la gobernanza del club fue Condal, quien en los años 80 ya se incorporó a la junta directiva del entonces presidente Antoni Baró. Con la conversión en SAD, Condal se convirtió en uno de los principales accionistas del club y entró en el consejo de administración en 1993, aunque acabó renunciando por razones personales.

Es él quien, a través de su amistad personal, acercó a Daniel Sánchez Llibre -hermano de Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment del Treball- a la directiva del Espanyol. Habiendo jugado en etapa juvenil en el club, Sánchez Llibre entró en el primer consejo de Perelló como vocal, también en 1993, y en 1996 asumió una de las vicepresidencias del club. Un año antes, en 1995, accedió a patrocinar la camiseta del club con su empresa, Conservas Dani (muchos años más tarde, en 2024, regresó como patrocinador principal del Espanyol, posición que aún hoy tiene). Y finalmente, en 1997, es elegido como nuevo presidente del equipo blanquiazul.

La conversión en sociedad anónima traslada el poder del Espanyol a dos grandes bloques: la familia Lara y el binomio Condal-Sánchez Llibre

Sánchez Llibre llegó al frente del Espanyol en una situación crítica: la agonía económica en la que se encontraba el club desde hacía años le obligó a derribar el Estadio de Sarrià para vender los terrenos y mudarse al Estadi Olímpic de Montjuïc. Un reto anímico de altura al que había que sumar la llegada del centenario del club, en el que había puestas grandes esperanzas. En retrospectiva, Bosch cree que “la venta de Sarrià, aunque traumática, fue positiva”, ya que permitió que el club “se abriera a la ciudad en un icono como era el Estadi Olímpic”. “No teníamos la mejor situación económica, pero podíamos hacer fichajes”, señala.

Y, de hecho, la etapa de doce años en la que el Espanyol jugó los partidos como local en Montjuïc fue una de las más prolíficas, deportivamente hablando, de la historia del club. “De su presidencia (de Sánchez Llibre) nos tenemos que quedar con todo su legado: una ciudad deportiva, un estadio nuevo, dos copas del rey y una final de UEFA”, reivindica Tolo. Por su parte, Bosch, destaca la figura de Josep Lluís Marcó, director general del club entre 2000 y 2004: “Supo darle la vuelta a la situación económica e hizo un equilibrio muy bueno con un presidente muy carismático considerado, por muchos, el mejor de la historia”.

Bosch (APMAE): “La venta de Sarrià, aunque traumática, fue positiva”

La construcción del RCDE Stadium en la frontera entre Cornellà y El Prat es, posiblemente, uno de los momentos más determinantes de la presidencia de Sánchez Llibre. “La transición de nueve años de Montjuïc a Cornellà fue impresionante. Unos años antes ya sabíamos el día de inauguración, la localidad y los precios. Fue una obra logísticamente muy complicada, ya que se tuvo que desviar el río, hacer el estadio nuevo, arreglar el campo del Cornellà y hacer el centro comercial”, recuerda Bosch.

El nuevo estadio permitió que la afición blanquiazul volviera a tener un hogar propio, pero también tuvo un severo impacto en la economía del club. “Fue un esfuerzo muy importante para el Espanyol. Y aunque ha sido muy importante a escala anímica y patrimonial, a posteriori quizás habría sido mejor quedarse en el Estadi Olímpic con una situación similar a la de la Real Sociedad, con un contrato a 50 años y asumiendo las inversiones”, reflexiona el presidente de la APMAE. “Esto provocó que los primeros años de Cornellà, los últimos de Dani y las etapas de Condal y Collet, se tuviera que hacer una economía de guerra para garantizar la supervivencia del club”, explica.

La venta del club a Rastar

Desde la conversión en SAD, el club había impulsado varias ampliaciones de capital, lo que provocó que, poco a poco, unos porcentajes más altos de propiedad se fueran concentrando en menos manos. Con la compra en 2009 del paquete accionarial de José Manuel Lara Bosch, Sánchez Llibre y Condal pasaron a controlar el 37% de la propiedad y el 80% de los títulos con derecho a asistir a las juntas. Sin embargo, el rendimiento deportivo de los últimos años y la mala situación económica no les ahorraron las críticas. En 2011, Sánchez Llibre abandonó la presidencia del Espanyol para ser sustituido por su íntimo socio, Ramon Condal. Poco más de un año después, Condal renunció al cargo y en su lugar ascendió, después de una de las juntas de accionistas más beligerantes que se recuerdan, Joan Collet como presidente del club. A diferencia del resto de presidentes que había habido hasta ahora, Collet, que era el candidato de Sánchez Llibre y Condal, no era accionista mayoritario y asumió la posición como director ejecutivo, con un sueldo asociado. 

Las dificultades económicas persistieron los siguientes años, y en aquellos momentos ya era vox populi la intención de Dani de vender las acciones a un comprador que pudiera dar un nuevo rumbo al club. Después de múltiples rumores e intentos, la solución llegó de China, como relata Tolo: “Todo viene de una reunión entre Fernando Molinos, exjugador y exdirectivo, con un empresario chino de Barcelona, que conocía a otro empresario chino que quería comprar un club de fútbol”. Esta persona era Chen Yansheng, propietario del conglomerado empresarial Rastar Group, especializado en la fabricación de juguetes y de maquetas de coches.

Chen Yansheng (derecha) con el CEO del Espanyol, Mao Ye (izquierda), en una visita a los jugadores | Europa Press
Chen Yansheng (derecha) con el CEO del Espanyol, Mao Ye (izquierda), en una visita a los jugadores | Europa Press

La sintonía entre Sánchez Llibre y Yansheng fue buena desde el primer momento, y en enero de 2016 se confirmó la venta del 56% de la propiedad del club en manos de Dani, Condal y otros accionistas afines a un precio de 78 euros la acción, que suponía una inversión de 17,76 millones de euros. Junto con este gasto, Yansheng asumía toda la deuda del Espanyol y los avales de los hasta entonces máximos accionistas por la construcción del estadio. A continuación, el grupo ofreció a todos los accionistas del club a comprarles sus acciones al mismo precio, ya que su intención era controlar el 100% de la entidad. A pesar de algunas oposiciones, y después de una importante ampliación de capital, con la que hizo bajar el precio de las acciones de los 60 a los seis euros, Rastar acabaría controlando finalmente un 99,7% de las acciones.

Bosch (APMAE): “Rastar hizo algo muy positivo: poner orden a escala corporativa y financiera”

“Rastar entró con mucha inversión, con ampliaciones de capital y mucha inversión, y se notó con los fichajes y los primeros años”, señala Bosch, quien reconoce a la propiedad china algo “muy positivo”: “Poner orden a escala corporativa y financiera. Todo el tema de arquitectura legal, cumplimiento normativo, transparencia, auditorías, devolver todos los créditos y pagar como toca…”. El Espanyol pasó de ser un club con una deuda neta de 200 millones de euros a una entidad que, hoy por hoy, puede considerarse económicamente saneada.

Sin embargo, las buenas noticias en el ámbito económico no se tradujeron en resultados deportivos, sino al contrario. A pesar de que durante las primeras temporadas los ánimos eran positivos, y de que en 2019 se consiguió la primera clasificación a una competición europea en trece años, al año siguiente el equipo acabó descendiendo a segunda división. Tras conseguir el ascenso en la 20/21 y mantener la categoría una temporada, volvería a caer en la 22/23, lo que convirtió a Yansheng en el único presidente de la historia del club en acumular dos descensos. “El problema es que se ha hecho una gestión muy lejana desde China y hemos tenido un choque cultural ambas partes”, valora Bosch, quien recrimina que Rastar “no ha aprovechado la entrada de millones de euros para hacer un proyecto mucho más ambicioso y aprovechar las ventajas de tener un estadio nuevo, un club saneado y una sociedad en Barcelona”.

Después de una década bajo propiedad china, la ilusión inicial protagonizada por la famosa promesa incumplida de llegar a la Champions en tres años dio lugar a críticas airadas, movilizaciones e, incluso, manifestaciones por parte de la afición. Nuevamente, el fantasma de la venta recorrió durante varios años el ambiente del club, hasta que este verano se ha confirmado el movimiento final: el mes de julio se anunció que Velocity Sports Partners (VSP), la rama de inversión deportiva del fondo neoyorquino ALK Capital, era el nuevo propietario del RCD Espanyol.

La nueva etapa, con Velocity al frente 

Alan Pace, el nuevo propietario y presidente del Espanyol | RCD Espanyol
Alan Pace, el nuevo propietario y presidente del Espanyol | RCD Espanyol

La operación de venta del Espanyol se cerró por 130 millones de euros por el 99,66% de la propiedad del club, dividida en dos mitades: una formada por un pago en metálico de 65 millones de euros a Rastar Group, y una segunda con una participación del 16,45% de la propiedad de VSP, valorada también en 65 millones, que la empresa china podrá vender en un período de dos a cinco años. De este modo, Rastar no se desvincula completamente del Espanyol, sino que pasa a ser un accionista minoritario del conglomerado que, además del club perico, también es propietario del Burnley inglés.

Al frente de Velocity y de ALK Capital está Alan Pace, un experimentado empresario estadounidense que, entre otros cargos, fue director general de Lehman Brothers entre 1994 y 2006. La relación de Pace con Catalunya no surge ahora: el empresario vivió en Barcelona tres años, entre 1992 y 1994, mientras cursaba un máster en IESE.

Tolo: “Velocity encuentra un club saneado, en primera división y con un proyecto deportivo que creo que tiene buenos cimientos”

La llegada de la nueva propiedad ha sido recibida con ilusiones renovadas por la afición, que espera que la propiedad extranjera pueda llevar al club a un nivel hasta ahora no alcanzado. “Velocity encuentra un club saneado, en primera división y con un proyecto deportivo que creo que tiene buenos cimientos”, valora Tolo. “Alan Pace ha venido a Barcelona más veces en tres meses que Chen Yansheng en los últimos tres años, que no ha asistido ni a las juntas generales en persona”, aporta por su parte Bosch. El presidente de la APMAE cree que a corto plazo se empezarán a ver “los aspectos de gestión” que cambiarán dentro del club, que espera que sea “mucho más profesional y con un equipo directivo nuevo, posiblemente tutelado muy de cerca por los actuales directores de Velocity y del Burnley”.

De hecho, bajo el acrónimo de REAL, la APMAE ha hecho llegar al nuevo presidente -cargo asumido desde el pasado 8 de octubre- los cuatro conceptos que esperan que definan la nueva etapa del Espanyol: “R de rebelde, porque debe rebelarse contra el grande de la ciudad, como el Manchester City; E de empresarial, porque consideramos que en el Espanyol se puede casi doblar la facturación en cuatro o cinco años; A de ambicioso, con proyectos a cuatro años como el Villareal; y L de local, porque el Espanyol es un club histórico”. En este sentido, Bosch es claro: “Yo no quiero que pongan dinero, sino que hagan un modelo que le permita crecer con recursos propios. El Espanyol no tiene deudas hoy”. Una tabula rasa desde la cual, con las velas del 125 aniversario ya sopladas, se espera que el sueño americano sea, esta vez sí, una realidad.