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1965, los Beatles en Barcelona y Ampans en Manresa

El principal objetivo de Ampans es normalizar la vida de las personas con discapacidad intelectual, en las diferentes etapas y en los diferentes ámbitos vitales

Una nave industrial de Ampans | ampans.cat
Una nave industrial de Ampans | ampans.cat
Xavier López | VIA Empresa
Especialista en cooperativismo y economía social
19 de Agosto de 2025 - 05:30

El 2 de julio del año 1965, hace exactamente 60 años, The Beatles, la icónica banda de Liverpool, aterrizó en el aeropuerto de Barajas para hacer dos conciertos en la península: el primero en Madrid, y el segundo, al día siguiente, en la plaza Monumental de Barcelona. A pesar de ser efímero, este acontecimiento supuso un soplo de aire fresco proveniente de más allá de los Pirineos, a una España sometida todavía a la dictadura franquista con una fuerte censura y poca permeabilidad a las corrientes culturales externas.

 

A pesar de la rigidez y las dificultades, de forma incipiente, la sociedad civil se empezaba a movilizar y organizar tímidamente. El contexto económico –que no el político– quizás también lo favoreció un poco y el Desarrollismo, fruto del plan de estabilización iniciado en 1959, daba sus frutos con un crecimiento económico sostenido y una cierta apertura a los mercados exteriores. Casualmente o no, fue así como, el mismo año del concierto de los Beatles, en Manresa diez padres y madres se agruparon, con el propósito de apoyar y mejorar la calidad de vida de sus hijos e hijas con discapacidad intelectual.

Sin embargo, este fenómeno no fue un hecho aislado en el contexto manresano. En todo el país, en la década de los 60 y 70, fueron germinando experiencias diversas por iniciativa de las familias. Algunas que habían viajado por Europa pudieron captar que había políticas activas de apoyo e integración para las personas con discapacidad. Como en la España franquista la administración, ni mucho menos, promovía iniciativas como estas, muchas familias tiraron por el derecho e impulsaron proyectos propios con esfuerzo y voluntad.

 

En el caso del Bages, la asociación creada se denominó Ampans –acrónimo de la Asociación de Padres con Niños Subdotados– nombre que ahora nos resulta impensable, si no lo leemos con las gafas de hace 60 años. Una asociación –desde 2010 fundación– que trabaja en el acompañamiento a personas con discapacidad intelectual y del desarrollo, enfermedad mental y en situación de vulnerabilidad, para que puedan hacer realidad sus proyectos de vida, velando por los derechos y generando apoyos y oportunidades que lo hagan posible.

En los inicios, no había ni disposiciones legislativas ni, por supuesto, dotaciones y recursos económicos públicos por parte de la Administración

El principal objetivo de esta entidad es normalizar la vida de las personas con discapacidad intelectual, en las diferentes etapas de la vida –de la infancia a la adultez– y en los diferentes ámbitos vitales –educativo, laboral y residencial– mediante el acompañamiento y los apoyos necesarios.

Los primeros proyectos fueron educativos, dirigidos a niños y niñas que tenían necesidades educativas especiales, y con este objetivo se creó La Escuela de la Luz en 1966, ahora bajo el nombre de Jeroni de Moragues, un centro absolutamente pionero en la época. La ocupación supuso un reto para los chicos y chicas que se hacían mayores. Si la normalización iba en serio, había que hacerlo también en el ámbito laboral. Así pues, a partir de la donación de una máquina de imprenta por parte de un particular, en 1969 se iniciaron los talleres ocupacionales y la inserción laboral.

Recordemos, de nuevo, que la administración estaba desaparecida y la famosa Ley de Integración Social del Minusválido (LISMI) no se aprobaría en el Congreso de los Diputados hasta 1982 para establecer las primeras medidas de fomento de la integración laboral, educativa y social de las personas con discapacidad. Así que en los inicios no había ni disposiciones legislativas ni, por supuesto, dotaciones y recursos económicos públicos.

Con un presupuesto de 65 millones de euros, más de 1.400 profesionales y 4.000 personas atendidas y usuarias de los diferentes servicios, Ampans es hoy un referente más allá del Bages

Tanto es así que, en una primera etapa, las donaciones de particulares, como la finca de Santa Maria de Comabella por parte de la familia Payàs-Puigarnau en 1973, permitieron ir expandiendo los servicios. Había que generar ingresos y las campañas como la emblemática recogida de papel y botellas de cava bajo el lema La Botella y el Papel fueron una fuente clave y recurrente de ingresos a lo largo de 25 años. Paralelamente, era fundamental implicar y sensibilizar a la sociedad manresana, especialmente a los jóvenes que, año tras año, participaban como voluntarios en la campaña.

Se avanzaba, poco a poco, en la escuela, el trabajo y también los servicios residenciales, con la búsqueda de un lugar donde vivir de la manera más independiente, o dicho de otro modo lo menos dependiente posible. Es por eso que, a lo largo de su trayectoria, Ampans ha desarrollado un ecosistema de servicios y apoyos complejo y extenso para que los usuarios son a la vez muy diversos y sus capacidades y necesidades, también. En cuanto a la inserción laboral, hay quienes trabajan en el centro especial de trabajo (también llamado empresa protegida) en el propio de Ampans y otros en las empresas de la comarca (o, dicho de otro modo, en la empresa ordinaria). En el ámbito de la vivienda también existen varias modalidades: viviendas con apoyo para personas prácticamente autónomas, hogares y residencias para las personas con mayor dependencia.

Con un presupuesto de 65 millones de euros, más de 1.400 profesionales y 4.000 personas atendidas y usuarias de los diferentes servicios, Ampans es hoy un referente más allá de la comarca de Bages, con proyectos emblemáticos como el conjunto residencial y comunitario La Parada bajo el diseño del despacho de arquitectos olotinos RCR, premio Pritzker 2017 (el equivalente del premio Nobel en arquitectura). También destaca la integración de Icària Iniciativas Social, de Barcelona, para reafirmar su disposición de seguir apoyando y estar al lado de las personas con discapacidad intelectual más allá del territorio original.

Como explica Toni Espinal, director general de la entidad desde 1985, que este año ha recibido la Medalla President Macià por su trayectoria, el principal reto de Ampans es “ser sostenibles para seguir haciendo lo que hacemos y cómo lo hacemos”. Sin duda, la mejor forma de mantener el propósito original y un legado perdurable. Justamente el lema de celebración de sus primeros 60 años no es casualidad: “Mucho hecho y mucho por hacer".