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Corea del Sur, el oasis capitalista del 'pali-pali' que cautiva a la empresa catalana

FemCAT organiza una misión al país asiático para conocer su modelo, fundamentado en innovación, exportaciones y colaboración público-privada

La delegación de FemCAT visita el NanoFab Center de Daejon | FemCAT
La delegación de FemCAT visita el NanoFab Center de Daejon | FemCAT
Carlos Rojas | VIA Empresa
Adjunto a dirección
Corea del Sur
16 de Noviembre de 2025 - 04:55

Hay una expresión coreana que sintetiza esencialmente el gran milagro económico de los últimos 60 años. El ppalli-ppalli (o pali-pali, como pronunciaríamos los catalanes) significa, literalmente, deprisa o rápidamente. Y ya está. A partir de esta premisa, los habitantes de Corea del Sur han pasado de tener una renta de 85 dólares en el año 1961 a los 36.624 dólares de 2024, con lo que superaron el ingreso per cápita de Japón. No hay una única receta de éxito —los grandes conglomerados empresariales, la estrategia exportadora o la colaboración público-privada son tres—, pero sí un mismo hilo conductor que queda patente en las calles del país, repletas de rascacielos, grandes bloques de pisos idénticos y ciudadanos estresados. Al sur de la península coreana se permite que las cosas puedan salir mal, pero nunca se tolera que se opere con lentitud.

 

En realidad, el hambre de crecimiento es endémica de Asia. Sin embargo, en Corea del Sur no les gusta que los comparen ni con sus vecinos más cercanos (China, Rusia y Corea del Norte, enemigos anticapitalistas; y Japón, más afín ideológicamente, pero con un pasado manchado de invasiones y ocupaciones de tierras coreanas), ni tampoco con los del sur continental (Tailandia, Filipinas o Vietnam), porque, explican, representan la pobreza que han dejado atrás.

Esta diferenciación fue la primera que escucharon los 29 empresarios de FemCAT, la fundación de empresarios de Catalunya, que visitaron el país a principios de noviembre. Encabezada por el presidente Oriol Guixà, también presidente de La Farga, la delegación completa constó de un total de 45 personas, entre las cuales se encontraban los cuatro rectores de la Universitat de Barcelona, Universitat Pompeu Fabra, Universitat Autònoma de Barcelona y la Universitat Politècnica de Catalunya. Todo un viaje de benchmarking que se presentaba ambicioso. "Corea es un país excelente, puntero en muchas cosas", avanzó un sonriente Guixà al llegar a Seúl. Cinco días después, las conclusiones de la expedición fueron muy alineadas con aquella introducción.

 

Los 'chaebols', el pilar de la economía coreana

Sede de Samsung en Corea del Sur | Europa Press
Sede de Samsung en Corea del Sur | Europa Press

Entre 1960 y 1990, el PIB de Corea del Sur creció una media del 9,64%, es decir, más que duplicó el ritmo de la economía mundial durante esas tres décadas (+4,07%). En el caso de los 38 países de la OCDE, de la que forma parte, esta duplicación se mantuvo hasta 2020, año del estallido de la pandemia. ¿El secreto? Una "envidiable" colaboración entre la administración y el sector privado. "El gobierno proporcionó visión e infraestructura, y las empresas ejecutaron con rapidez e innovación", concluyó Josep Mateu, presidente del Racc. Mateu parafraseó a Taekyu Lee, investigador sénior del Instituto de Investigación Económica de Corea (KERI), quien resumió con esta idea el rol de cada parte en la reconstrucción del país. 

Y es que el crecimiento de Corea del Sur ha acompañado al de las grandes empresas. En 2023, los cuatro conglomerados principales —Samsung, LG, Hyundai y SK— ya concentraban el 40% del PIB del país. En la península se les llama chaebols (en castellano, clan financiero), y su peso es tan potente que a priori puede dar miedo por una dependencia excesiva. Allí, sin embargo, no lo ven preocupante; más bien, lo consideran la "esencia" de su economía capitalista. "Corea no dependió de las empresas estatales, sino que situó las privadas en el centro de la política industrial", recordó Lee durante una cena con los empresarios de FemCAT.

Los 'chaebols' o grandes conglomerados surcoreanos —Samsung, LG, Hyundai y SK— concentran el 40% del PIB del país

Este matrimonio se inició en la década de los 60 y se ha mantenido hasta el día de hoy, independientemente de quién presida la república. Desde la democratización del país, en 1987, ha habido nueve cambios de gobierno y pocos cambios estructurales. "Son consistentes con el long-term commitment (compromiso a largo plazo) y todos los gobiernos lo respetan", resaltó Xavier Cambra, presidente de Transmmission, durante el viaje. Buena prueba de ello es observar los diferentes ámbitos de negocios a los que se han dedicado las empresas motoras del país a lo largo del tiempo. Hoy, todo el mundo relaciona a Samsung con los dispositivos electrónicos, a LG con los electrodomésticos y a Hyundai con los coches, pero no siempre fue así. Hace 60 años, estas tres compañías se dedicaban al textil y el azúcar, los plásticos y el jabón, y la construcción y la ingeniería civil, respectivamente. Todos ellos, mercados estratégicos por aquel entonces.

Los chaebols están al servicio del proyecto de país y orientan su ámbito de negocio a los intereses nacionales. A cambio, el gobierno se encarga de proveerles talento gracias a grandes universidades como el Korea Advanced Institute of Science & Technology (KAIST). Actualmente, allí estudian unos 14.000 alumnos de altas capacidades. La apuesta del país por este centro es tan grande que a menudo sus estudiantes se seleccionan directamente desde los institutos, y el gobierno corre con los gastos. En dicha universidad ha surgido una buena parte del talento del país; han levantado más de 1.900 startups y el año pasado registraron 237 patentes. Con todo, no es de extrañar que el 25% del personal de investigación y desarrollo actual de Samsung provenga del KAIST.

La unión entre el sector público y el privado está en todas partes. Los empresarios de FemCAT lo constataron nuevamente durante una visita a una purificadora de agua estatal, K-Water, donde descubrieron otro ejemplo: el hidrógeno verde. En este caso, un combustible muy caro de fabricar por su complejidad y todavía poco atractivo por su escasa aplicación. Ahora bien, desde la planta coreana lo veían con otros ojos: "El apoyo del gobierno es importante y están preparando incentivos para promoverlo", avisó el guía. Horas más tarde, en Hyundai, se confirmó que aquello era cierto cuando les presentaron el Nexo, un SUV muy potente que utiliza el hidrógeno como combustible y que está a punto de lanzar al mercado su segunda generación.

Pero, sin duda, el caso de colaboración público-privada que más asombro dejó en la expedición catalana fue el de Kakaotalk. Se trata de una fusión del WhatsApp y el Instagram a la coreana (igual que su Naver lo es con Google), con unos 49 millones de usuarios activos, y que actúa como mucho más que una red social o servicio de mensajería al uso. Dentro de la aplicación se pueden encontrar certificados e identificativos digitales, además de una cartera de pago propia. A pesar de tratarse de una compañía privada, el gobierno coreano tiene acceso a ella y puede utilizarla para ponerse en contacto con los ciudadanos. Por ejemplo, para enviar documentos o avisos relevantes, como la notificación de un impuesto o una multa.

Esta cooperación ha permitido detectar un 161% más de casos de impago en ciudades como Yongin, mientras que la gran mayoría de consultas ciudadanas (63,4%) ya se producen directamente a través de la aplicación. El dato llama aún más la atención si tenemos en cuenta que Corea del Sur es líder mundial en digitalización, con más de 17.000 sistemas de información digitales y decenas de aplicaciones gubernamentales para resolver estas tareas, como Government24, Koneps o Hometax, entre otras.

Cultura, pymes y vivienda: diferencias y similitudes con Catalunya

Es habitual oír que Corea del Sur es el estado más occidental de Asia. Sin embargo, solo hay que visitarlo para comprobar que el país aún conserva rasgos demasiado asiáticos para una persona occidental. Entre los empresarios de FemCAT no pasó desapercibida la falta de respuestas a sus preguntas —a veces, deliberada— ni tampoco el hecho de que ninguno de los chaebols quisiera abrirse a recibir una misión empresarial extranjera. "Hemos visto mucho el qué y poco el cómo", lamentó Ernest Pérez-Mas, presidente y fundador de Parlem, quien igualmente propuso la creación de un think tank para llevar a cabo en Catalunya una planificación de país parecida.

Ser extranjero y hacer negocios en Corea del Sur no es fácil. Entre las más de 51 millones de personas que viven allí, poco más de un 5% son inmigrantes. Durante la visita, la comitiva de FemCAT conoció a colegas catalanes que residen en la península, como el emprendedor Carlos KiK, o representantes institucionales como Roger Royo, presidente de la Cámara de Comercio de España en el territorio. Ambos destacaron la rapidez con la que se puede constituir una empresa en el país: "¡Creé la mía en solo media hora!", compartió Royo. Pero, al mismo tiempo, recomendaron a los empresarios catalanes picar mucha piedra para tejer alianzas; Royo calculó que harían falta "unas tres o cuatro reuniones" en una misma semana para empezar a ganarse la confianza de un empresario local.

La expedición de FemCAT visita el Hyundai Motor Studio, en Seúl | FemCAT
La delegación de FemCAT visita el Hyundai Motor Studio, en Seúl | FemCAT

Es evidente que existen grandes diferencias entre el modus vivendi catalán y el surcoreano. Por ejemplo, detrás del gran nivel de productividad del país se esconde una triste realidad: Corea del Sur es el país de la OCDE con una tasa más elevada de suicidios, con una media de 26,2 por cada 100.000 habitantes. La CEO de La Farga, Inka Guixà, definió como "golpe de realismo" esta cultura individualista en la que "cada uno hace lo suyo". Sin olvidar, sin embargo, la "defensa de la libertad" que la población tiene muy presente y con la que fiscaliza las acciones del gobierno. De esto hay un precedente muy reciente, cuando a finales de 2024, el entonces presidente, Yoon Suk-yeol, acabó perdiendo el poder después de decretar una impopular ley marcial. Hoy, el exdirigente está imputado por haber "beneficiado a un estado enemigo" como Corea del Norte.

Pero no todo son diferencias. En el ámbito empresarial, Catalunya y Corea del Sur comparten la predominancia de las pymes, las cuales representan alrededor del 99% del tejido (por el 99,3% catalán) y la estrategia exportadora, aunque en nuestro territorio la demanda interna sea mucho más significativa.

Los jóvenes surcoreanos también sufren un problema de acceso a la vivienda: su RIR es del 31% y el sistema de alquiler empleado, el 'jeonse', está muy expuesto a crisis y fraudes

También hay problemáticas similares. Una de ellas es la vivienda. En el caso de Corea del Sur, el otrora rápido crecimiento demográfico —concentrado, sobre todo, en la capital, Seúl— ha provocado que hoy los jóvenes tengan problemas para acceder a un hogar. En el caso de los alquileres, el sistema más habitual es el jeonse, que funciona de una manera particular: en lugar de abonar un importe mensual, el inquilino debe hacer frente a un único pago de un depósito a dos años de entre el 50% y el 80% del precio de la vivienda. Tradicionalmente, piden un préstamo a los bancos, con el compromiso de que el propietario devolverá el depósito una vez pasado el plazo. Es una metodología muy sensible a cataclismos como la covid-19, que generó el estallido de una burbuja. Entonces, muchos arrendatarios fueron incapaces de devolver el depósito, dado que se había instaurado un sistema de rentistas que se aprovechaban del gran volumen de dinero del depósito para adquirir más inmuebles y especular con ellos. Debido a la paralización que supuso la pandemia, muchos se quedaron sin suficiente capital para regresar los depósitos.

Lejos de cambiar el sistema, el jeonse continúa muy vigente en la actualidad. "El escenario es el mismo que en Catalunya hace unos años, van un poco atrasados con esta problemática", explica a VIA Empresa un empresario catalán residente en Corea. Desde la covid-19, se ha producido una nueva escalada de precios y se han multiplicado los casos de fraude. De acuerdo con un estudio de los investigadores Hyun-Jeong Lee y Yoon-Seo Hwang (2021), el 43,4% de los jóvenes surcoreanos han recibido ayuda de los padres para hacer frente a los gastos y el 35,6% lo ha continuado haciendo de forma sostenida. El alquiler supone cerca del 31% del salario de los jóvenes, mientras que la oferta se reduce año a año. Según Savills, en 2024 se crearon poco más de 220.000 nuevas viviendas en el país, lo que supuso una primera caída de la producción. De cara a este 2025, el Korea Research Institute for Construction Industry prevé una nueva bajada del 22% de la oferta.

Un futuro de nueva industria, Hallyu... y baja natalidad

Más de medio siglo después, Corea del Sur se ha establecido como una de las doce potencias económicas del mundo. Es el hito que más enorgullece a economistas e investigadores locales como Lee, pero, últimamente, la sonrisa por el trabajo bien hecho ha dejado paso a una mueca de preocupación por el futuro. "El crecimiento liderado por la industria manufacturera está llegando a sus límites debido al aumento de los costes y la disminución de la productividad", advirtió el investigador. Una problemática que se ve aún más agravada por la ola de proteccionismo que han puesto en marcha Estados Unidos y China, y que podría desacelerar el ritmo de crecimiento surcoreano hasta el 0,6% en 2050. Entre ambos países suman más del 43% de las exportaciones coreanas (incluyendo a Hong Kong). No es un acumulado nada deseable para una economía tan dependiente de la demanda externa.

El paradigma de todo esto es la planta de producción de Poongsan, una de las compañías punteras en el sector del cobre que mueve año tras año billones de dólares. Entre sus productos estrella se encuentran las municiones, que exportan sobre todo a EE.UU, y las monedas, un negocio más diversificado donde disfrutan de una cuota de mercado del 50%. Durante la visita de los empresarios de FemCAT, una de las fábricas se encontraba totalmente parada, amenazada por el fantasma de la industria china, hoy omnipresente por todo el continente.

El presidente de FemCAT, Oriol Guixà, con dos responsables de la planta de Poongsan en Busan | FemCAT
El presidente de FemCAT, Oriol Guixà, con dos responsables de la planta de Poongsan en Busan | FemCAT

Aun así, incluso en momentos complicados como el actual aflora la cultura del pali-pali. Lee presentó en su exposición una Nueva Política Industrial 2.0, con la que Corea del Sur espera recuperar el ritmo de crecimiento de décadas atrás. Los ejes principales son muy similares a los europeos: diversificar mercados, acelerar la innovación mediante la IA y la transición digital y verde. En concreto, el objetivo es convertirse en referentes en semiconductores, baterías secundarias y comunicaciones de próxima generación, sin olvidar otros negocios de interés como la propia IA, la ciberseguridad, la tecnología cuántica, la movilidad avanzada, la robótica avanzada o la potencia nuclear de próxima generación (actualmente, la nuclear se mantiene como la principal fuente del país, con un 40% de su mix energético).

Pero si hablamos de apuestas de futuro, Corea del Sur tiene una muy consolidada: el Hallyu. Del 2010 al 2023, las exportaciones de la industria de contenidos aumentaron un 313%. Hoy, todo el mundo conoce grupos de k-pop como BTS o productos cinematográficos como la serie Squid Game (El juego del calamar), pero hace diez años el planeta entero ya bailaba al ritmo del Gangnam Style. Todos estos éxitos comparten un denominador común, la ola coreana (k-wave) que tiene su semilla en el Korean Foundation for International Cultural Exchange (KOFICE). Se trata de una oficina que nació en el año 2003 con la idea de difundir un mensaje positivo de la cultura coreana y así controlar la imagen que proyecta el país. Un soft-power en toda regla.

Se hizo, como siempre, a través de la colaboración público-privada. El KOFICE veló primero por cerrar acuerdos con empresas e instituciones de los alrededores de Asia. En 2018, la ambición fue llegar a todo el mundo. Para conseguirlo, se tienen en cuenta todos los detalles: desde los diferentes idiomas en los que cantan los integrantes de BTS, hasta el aspecto físico de sus iconos y la estética de las películas. Todo ello, supervisado por los ministerios de Industria y Cultura. Más de 20 años después, el objetivo se ha logrado: desde 2014, el Hallyu se ha convertido en el elemento que la gente más asocia a Corea del Sur.

Actualmente, cada mujer surcoreana tiene un promedio de 0,75 hijos; la natalidad es un problema social y económico que el gobierno ha intentado resolver "sin éxito"

La expedición de FemCAT quedó impresionada con la planificación total del país. "Tienen una estrategia de comunicación de la que podríamos aprender para sacar rendimiento como sociedad", reflexionó Roger Polls, director general de Mullor. El resto de empresarios también aplaudió esta apuesta por la cultura identitaria del país y la defensa de su lengua. En cuanto a aspectos negativos, subrayaron la falta de liderazgo femenino, la ya mencionada poca transparencia —los coreanos tampoco dieron datos del impacto económico del Hallyu ni de la presencia de mujeres en cargos directivos— y la baja natalidad. Este último es otro reto compartido con Catalunya. Actualmente, la tasa es de 0,75 hijos por mujer (por el 1,08 catalán), esto es, la más baja del mundo. A su vez, la edad para tener el primer hijo crece cada año, y desde el pasado año son el primer país "superenvejecido" del mundo, según la ONU. Esta es una etiqueta que se otorga a los estados donde la población mayor de 65 años supera el 20% del total.

Durante su exposición, Lee explicó que el gobierno coreano había invertido "sin éxito" billones de dólares para fomentar la natalidad. La vida fuera del trabajo es un asunto difícil de gestionar en un entorno tan competitivo —he aquí una tasa de suicidios tan elevada—, pero también el coste de la educación. Actualmente, el 40% de los salarios se destinan a las academias y actividades extraescolares. Es un laberinto sin salida y todo apunta a que abrirse a recibir más inmigrantes podría ser una solución. Sin embargo, sin las "políticas erróneas" que Lee considera que se están tomando en Europa. La bajada demográfica es, probablemente, la gran mancha de aceite en el casi impoluto puzle del pali-pali coreano.