Durero, de un pequeño taller en el Hospitalet a ganar los Oscars del packaging

Durero fue durante años una pequeña imprenta en el Hospitalet, pero a partir de los años 90 se convirtió en un referente del packaging y ha colaborado con Carolina Herrera o Ron Barceló

Premio por Durero a los WorldStar Awards por su diseño del embalaje de Match Tonic Water | Cedida Premio por Durero a los WorldStar Awards por su diseño del embalaje de Match Tonic Water | Cedida

El 1967 nace en el Hospitalet de Llobregat un pequeño taller familiar de artes gráficas con el nombre de Offset Industrial. Es el origen de Packaging Durero, que hoy en día factura más de 50 millones de euros, da trabajo a unas 300 personas y ha diseñado y fabricado embalajes reconocidos internacionalmente con varios galardones de los WorldStar Packaging Awards, los Oscars del sector.

"Durante muchos años, es una pequeña imprenta que trabaja para clientes del entorno", explica Ferran Esbrí, actual director general de Durero. No fue hasta principios de los 90 cuando la historia de la empresa cambió por siempre jamás. Mauricio Iglesias Baciana asume la dirección general, lo que supuso un impulso a la profesionalización. Y se apuesta por adquirir Industria Gráfica Oliva, que era la propietaria de la marca Durero.

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Esbrí: "Hay un proceso de profesionalización en todos los ámbitos"

"Se hace un salto adelante; se deja de ser una imprenta generalista y se especializa en el mundo del packaging", explica Esbrí. La empresa se traslada a Montornès del Vallès y se rebautiza como Offset Durero, para más adelante pasar a ser Packaging Durero.

Por el director general, todo ello supuso una revolución por el negocio: "Los años 90 hay un proceso de profesionalización en todos los ámbitos y crecimiento de negocio". El mundo del embalaje era muy amplio y la apuesta fue por productos de más valor añadido: "Podías entrar en el sector de la alimentación o productos más sencillos, donde solo primaba el precio; o probar en ámbitos donde la calidad, el diseño y el servicio sean más decisivos".

De la farmacia a las bebidas

Durero se especializó en tres grandes sectores: farmacia, perfumería y cosmética y bebidas y licores. Y bien pronto para abrir nuevos mercados, sobre todo en Francia, donde actualmente exportan un tercio de la producción. "En aquel momento, gracias a la competitividad de nuestro país, había un mercado de exportación importante. Podíamos ofrecer la misma calidad con una ventaja en precio", recuerda Ferran Esbrí. La empresa se aprovechó de este contexto para vivir un crecimiento constante.

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Para entender la década de los 90 de Durero, es suficiente con una cifra: el 1990 eran 22 trabajadores, mientras que el 2000 ya tenían unos 160. "La gran apuesta fue la especialización, la profesionalización y el crecimiento internacional. La empresa era completamente otra".

Un crecimiento imparable

El 2000, la nueva fábrica de Montornès del Vallès, que tenía 3.600 metros cuadrados, ya se quedó pequeña. Y se trasladaron a una de 10.600 metros cuadrados, que también se quedaron pequeños el 2013, donde crecieron hasta los 18.300. Ya en 2014, la facturación de Durero estaba alrededor de los 28 millones de euros. Y el crecimiento se ha mantenido, hasta superar los 50 millones el 2023, cuando fabricaron más de 680 millones de estuches.

Una situación complicada

"A principios de los 2000, Durero se queda en una situación complicada", apunta Esbrí, que añade: "Los grandes clientes internacionales querían proveedores internacionales que puedan servir en cualquier país. Durero era demasiado pequeña a escala europea y demasiado grande por los clientes locales". Y se decide integrarse en el grupo francés Autajon el 2007, manteniendo los clientes y la gestión.

"Nos abre puertas de una manera muy importante: los clientes nos miran con otros ojos, formamos parte de una red internacional", indica el director general.

Cuál es la clave del éxito?

El diseño ha sido una de las grandes apuestas por Durero desde los años 90. "Ya teníamos un departamento propio para generar nuevas formas y volúmenes de los embalajes; siempre ha sido una prioridad por nosotros". Y ha quedado demostrado con los numerosos premios internacionales que han recibido algunos de sus trabajos.

Los diseños de los embalajes de Estrella Damm Inedit (2013), Martini Gold (2013), los botánicos de Gin Mare (2014), el vinagre balsámico de Bodegas Toro Albalá (2020) o el Match Tonic Water by Curius (2022) son algunos que han sido reconocidos en los WorldStar Packaging Awards, los Oscars del sector.

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El embalaje del vinagre de Bodegas Toro Albala que les dio un premio internacional | Cedida

De Carolina Herrera a Ron Barceló

Durero ha trabajado con las grandes marcas del mundo de la farmacia, cosmética, bebidas o perfumería. Yves Rocher, Carolina Herrera, Ron Barceló, Isdin o l'Oréal son solo una pequeña muestra de las marcas con las cuales ha colaborado.

Ferran Esbrí tiene claro que la calidad ya no es el elemento diferencial, puesto que es un valor que se da por supuesto en estos niveles. "La diferencia está en la gestión de los procesos industriales para ser más competitivos y en la gestión de las necesidades de los clientes", enfatiza el director general, que concreta: "Que tengan el producto cuando lo necesitan y con la calidad perfecta. La diferencia está en el proceso".

La magia del packaging

Y el diseño. Porque el packaging es mucho más que el embalaje que guarda un producto. Es la magia que hace vender. "La importancia es brutal, la gente compra por los ojos. Y el primero que ve el cliente es el embalaje", apunta Esbrí.

Y esta es el trabajo de Durero, ofrecer embalajes atractivos, innovadores y originales para productos de calidad. "Muchas decisiones de compra se toman porque es atractivo. A veces, solo cambiando el packaging, se han triplicado las ventas de un producto", concluye.

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