Jaume Julià venía del mundo del textil cuando le ofrecieron la posibilidad de encargarse de un pequeño taller de orfebrería en un pequeño pueblo de las Guilleries. Era el 1981 y, a pesar de no tener ninguna experiencia, aceptó. Fue el origen de Joidart, que hoy exporta sus joyas hechas en Santa Coloma de Farners a diferentes países y lleva sus colecciones de Dalí o Miró al Tate Museum o a la Royal Academy of Arts de Londres.
"Sobre todo tuvo ganas de sacar adelante un proyecto, tenía un espíritu creativo, emprendedor e inquieto. Más que una decisión racional, fue de mucho corazón", explica Cristina Julià, hija de Jaume y actual directora creativa de Joidart. Además, detectó que la creatividad y el arte en el sector de la joyería de los años 80 estaba muy centrado en pequeñas paradas de artesanos y vio un nicho.
El arte como hilo conductor
Cómo que no tenía experiencia como joyero, lo primero que hizo Jaume Julià fue tejer colaboraciones con diseñadores y artistas, principalmente de la Escuela Massana de arte y diseño de Barcelona. Anna Font, Ricardo Domingo o Manuel Outumuro fueron algunos de los nombres más relevantes. Y es que desde buen comienzo, la esencia de Joidart ha sido artística: "La empresa va evolucionando y pasa por diferentes etapas y estrategias, pero siempre ha mantenido la esencia creativa y la colaboración con artistas".
Es así como fabrica las primeras piezas y las vende por Catalunya y España. También visita ferias internacionales y consigue abrir mercado en países europeos cómo Francia o Alemania. Siempre manteniendo un espíritu mediterráneo y la creatividad como pilares.
Tailandia, India y Catalunya
Al cabo de unos años, el sector de la joyería vive un proceso de deslocalización, especialmente a Asia. Desde Joidart lo ven cómo un complemento a las piezas fabricadas por sus artesanos en Santa Coloma de Farners. Así, se llegan a acuerdos con empresas familiares de Tailandia e India por la fabricación de joyas, que se importaban y se acababan personalizando desde Catalunya. Pero siempre conservando parte de la producción y el taller local.
"En un momento dado, la importación fue un elemento de innovación en cuanto a joyas, porque significó poder llevar la artesanía de otros lugares. Eran estilos diferentes y era interesante", recuerda Cristina Julià. Aun así, el mercado se llenó rápidamente de estas joyas importadas: "Se convirtió en una lucha por el precio y no queríamos participar. Nosotros queríamos luchar por innovación, creatividad y calidad".
Julià: "Volvimos a apostar por el diseño, la innovación, el concepto y el relato"
Fue a partir del 2006 cuando Joidart decidió volver a relocalizar toda la producción: "Siempre habíamos mantenido nuestro taller y fábrica propia, lo que hicimos fue volverlo a hacer todo desde aquí". "Volvimos a los orígenes, a apoyar a nuestro diseño propio", enfatiza la directora creativa, que añade: "En lugar de hacer joyas de importación, que acababa siendo una lucha por el precio, volvimos a apostar por el diseño, la innovación, el concepto y el relato".
Todavía ahora, la apuesta colaborativa es el ADN de Joidart: "Somos dos o tres personas de diseño en el equipo, pero continuamos colaborando con artistas y diseñadoras de Catalunya". A veces, son creadores externos los que inspiran a la marca y, en otras ocasiones, desde Joidart dan una premisa a un artista para que esboce la colección.
Y la fabricación, a pesar de que se ha tecnificado, todavía continúa teniendo una parte inamovible de artesanía. Joyería consciente, dicen: "Elaboramos las joyas de manera consciente y local siguiendo procesos el máximo de respetuosos con el medio ambiente. Desde nuestro taller, en medio de la naturaleza, aplicamos técnicas de orfebrería artesanal y producimos a mano todas las piezas haciendo tiradas cortas".
Dalí, Miró y Joidart
El 2017 llegó un punto de inflexión para Joidart. La marca decide tejer nuevas alianzas para poder desarrollar colecciones inspiradas en artistas catalanes reconocidos internacionalmente cómo Miró, Gaudí y Dalí. "Enfocamos nuestro concepto a la inspiración mediterránea, a nuestros artistas y a nuestra tierra". Así es cómo nacieron Joan Miró by Joidart, Antoni Gaudí by Joidart y Salvador Dalí by Joidart.
"Cuando tienes un gran artista como abanderado, te permite entrar en más países y en nuevos espacios", explica Cristina Julià. Ahora tienen presencia en países cómo Hungría, Italia, Estados Unidos o Japón. Y han abierto las puertas de tiendas de museos, donde la creatividad y la calidad son innegociables. El Tate Museum, la Royal Academy of Arts, el Thyssen o el Reina Sofía son solo algunos ejemplos. El reto actual de Joidart es profundizar todavía más en la internacionalización.
De Catalunya al mundo
Un camino donde quieren seguir siendo fieles a su esencia de elaborar joyas creativas, pero accesibles para todo el mundo, tanto en cuanto a estética como precio. "Tenemos un estilo muy libre, pero con la voluntad de llegar a la gente", recalca Julià, enfatizando su apuesta por la artesanía. Un camino que los ha llevado a fabricar unas 120.000 piezas cada año y con una facturación alrededor de los 2,6 millones de euros.
Y todo ello siendo conscientes de su componente local y arraigado en el territorio, cómo demuestra que mantiene su fábrica y taller en Santa Coloma de Farners: "Tenemos una responsabilidad social, mucha gente del pueblo trabaja con nosotros". Unas joyas locales, artesanas y con vocación internacional.