
¿Cómo diseñaríais tecnología para quien no la pide? Esta es quizás la pregunta de investigación que se hicieron los artífices de Heralto, una pequeña impresora que ha aterrizado en el mercado para revolucionar todos y cada uno de los hogares de las personas mayores. Àlex Cabañeros y Ricard Durall lo vieron claro con Pilar, la abuela de Xènia, pareja de Àlex, de 93 años “pero con la cabeza muy bien puesta”, asegura Cabañeros a VIA Empresa. Pilar no tiene móvil, ni lo quiere. Pero sí que tiene ganas de saber qué pasa, qué hace la nieta, cómo va la comida del domingo, o qué foto han colgado en el grupo de Telegram. El problema no es la voluntad, sino la interfaz. “Siempre le ha costado entender cómo evolucionaban las tecnologías, no sabe qué es WhatsApp”, explica Àlex.
Los dos primos, ingenieros de formación y emprendedores por intuición, empezaron a pensar cómo hacer llegar los mensajes familiares a quien no navega por pantallas. La respuesta no vino de un algoritmo, sino de un gesto antiguo: “Las personas mayores se han comunicado toda la vida con cartas, con fax... Pensamos en el papel, en crear una impresora térmica, como la de los tickets de los restaurantes”, recuerda. Y así, a principios de este año 2025, nació Heralto, un aparato que imprime mensajes y fotografías sin tinta, configuraciones complejas ni demasiadas complicaciones. Solo hay que enchufarlo y leer.
Cataluña, conectada pero desigual
La historia de Pilar no es una excepción. En Cataluña, la relación entre las personas mayores y la tecnología continúa marcada por barreras de acceso, de uso y de diseño. Según el Informe 33 del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), casi el 70% de los pensionistas utilizan Internet diariamente, pero entre los mayores de 75 años la cifra cae al 40,8%. Entre los 65 y 74 años, ocho de cada diez personas ya están conectadas, cuando hace tan solo veinte años apenas lo hacía el 1,5%. El uso más habitual incluye la mensajería instantánea, la lectura de información en línea y las videollamadas, mientras que servicios más complejos como la banca digital o la gestión de trámites administrativos siguen siendo poco frecuentes en este segmento de población.
Casi el 70 % de los pensionistas utilizan Internet diariamente, pero entre los mayores de 75 años la cifra cae al 40,8 %, según el CSIC
Ahora bien, las asignaturas pendientes persisten. De hecho, el Índice Catalán de Brecha Digital, un estudio impulsado por la Mesa de entidades del Tercer Sector Social y la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), añade una dimensión territorial a esta desigualdad. Aunque el 97,1% de los hogares catalanes tienen acceso a Internet, el 41% de la población de más de 74 años no lo utiliza, y solo un 10,7% ha contactado con profesionales de la salud por vía digital. El 47,5% no utiliza la banca en línea, y el 42,3% no utiliza ninguna aplicación de mensajería. Además, la cobertura 5G presenta contrastes notables: del 99,9% en el Barcelonés al 20,3% en la Alta Ribagorza.
Tres botones y ninguna complicación
En este contexto, Heralto se inscribe como una propuesta tecnológica que no busca transformar hábitos digitales, sino adaptarse a realidades cotidianas que a menudo quedan fuera del radar tecnológico. Los primeros prototipos fueron casi experimentales. “Solo imprimía mensajes, pero era extraño: nadie podía responder”, confiesa Cabañeros. Añadieron un botón que decía de acuerdo, pero la comunicación resultaba bastante absurda. “Si la abuela no quería pan, tenía que decir dos de acuerdos seguidos. Era como el código Morse”, ríe. Con humor e ingenio, llegaron a la versión actual: tres botones que permiten decir sí, no, y un mensaje personalizable que puede ser buenos días, gracias o lo que decida el administrador del grupo. Pilar lo utiliza con naturalidad, y dice que “esto debería tenerlo todo el mundo en casa”. El nombre del dispositivo, Heralto, hace referencia a los antiguos heraldos medievales de la edad media, mensajeros que llevaban noticias entre cortes y ciudades.

Los primos ya trabajan en el siguiente prototipo. La nueva versión -prevista para finales de año- incluirá una tarjeta SIM para prescindir del wifi y un micrófono que permitirá enviar mensajes de voz. Todo ello mantendrá la simplicidad como principio irrenunciable. “Algunos comentarios que hemos recibido hasta ahora nos animan a añadir una pantalla, pero creemos que esto le quitaría todo el sentido a Heralto”, explica Cabañeros.
De la viralidad al reconocimiento
Heralto ha encontrado eco en las redes sociales durante los últimos meses. Varios vídeos en TikTok mostrando el funcionamiento de la impresora han acumulado decenas de miles de visualizaciones. Escenas como la reacción de Pilar leyendo un mensaje impreso, el funcionamiento de los tres botones o el momento en que llega una foto familiar han generado empatía, ternura y viralidad. Este impacto digital ha sido clave para validar la propuesta y abrir nuevas vías de comercialización. El boca a boca ha ido más allá del ámbito familiar, y esto, según los fundadores, ha sido una de las sorpresas más reveladoras del proyecto.
Modelo de negocio y retos de mercado
El modelo de negocio combina la venta del dispositivo con un servicio de suscripción: un primer pago de 49,90 euros cubre la impresora física, mientras que las tarifas mensuales permiten imprimir desde 25 mensajes diarios hasta un uso completo con todas las funciones, incluyendo texto, imágenes y recordatorios. Además, ofrecen un mes de prueba gratuito con una fianza retornable, pensado para que las personas mayores puedan decidir si el servicio se adapta a sus necesidades.
La nueva versión de Heralto incluirá una tarjeta SIM para prescindir del wifi y un micrófono que permitirá enviar mensajes de voz
Pero a pesar del éxito inicial, vender la propuesta a residencias, centros de día, farmacias o comercios del sector plantea retos. “Vender a una empresa es más lento: hay que encontrar a la persona que puede decidir y después convencer al superior. Es un camino más largo que vender directamente a las familias”, apunta. Sin embargo, la repercusión mediática reciente ha abierto nuevas puertas y les permite empezar a explorar esta vía con más confianza.
Entre horas de montaje, pedidos y atención a los usuarios, Cabañeros y Durall también cuentan con el apoyo de jóvenes universitarios interesados en colaborar en marketing, comunicación y análisis de necesidades, lo que les permite ampliar el alcance de su innovación sin perder el hilo de su misión principal: acercar a las personas mayores a la vida digital sin obligarlas a cambiar sus hábitos ni perder la sencillez del papel.