
Catalunya ha sido, desde hace siglos, uno de los motores económicos más dinámicos del sur de Europa. Antes de la primera revolución industrial, la economía catalana se basaba fundamentalmente en la agricultura, la ganadería, el comercio y las actividades artesanas. Los puertos, las ferias y los intercambios con el Mediterráneo y con América permitieron la aparición de una primera burguesía comercial que sentó las bases del desarrollo posterior.
Con la llegada de la revolución industrial en el siglo XIX, Catalunya se convirtió en la pionera industrial del Estado español, con el textil como gran protagonista. Las fábricas, las colonias industriales y el crecimiento de las ciudades transformaron la estructura económica y social, abriendo una etapa de modernización profunda. A lo largo del siglo XX, este modelo se diversificó y consolidó con la incorporación de sectores como la química, la metalurgia y la automoción, mientras que la segunda mitad del siglo vio el auge imparable de los servicios y el turismo como nuevos pilares de una economía cada vez más internacionalizada.
Hoy, Catalunya mantiene este espíritu emprendedor y dinámico. Los servicios, con el turismo y las nuevas tecnologías a la cabeza, se han consolidado como los principales motores económicos, mientras que la industria continúa jugando un papel relevante. En la figura 1 se acompaña el peso de cada gran sector sobre el total del valor añadido bruto (VAB). El VAB mide la riqueza generada por cada sector productivo. En la figura 2, el peso en la ocupación.
En este artículo se expone cómo están evolucionando actualmente los principales motores de la economía catalana. Lo haremos con los datos (junio 2025) del Informe de Perspectivas Económicas Catalunya del Observatorio de la PYME de Pimec. El informe confirma un crecimiento sostenido en todos los grandes ámbitos —servicios, industria, construcción y agroalimentación—, pero también revela velocidades desiguales y algunas señales de agotamiento (véase la figura 3).

¿En qué estado se encuentra cada sector?
El sector servicios sigue siendo el motor principal de crecimiento, con un incremento interanual del 3,6%. El turismo y la hostelería son los grandes protagonistas, gracias a la recuperación plena del turismo internacional y a la solidez de la demanda interna, que impulsan las buenas cifras de facturación y ocupación en hoteles, restaurantes y actividades de ocio. El gasto medio por visitante también se ha incrementado, mejorando los márgenes.
A pesar de ello, este dinamismo topa con un freno importante: la falta de personal cualificado. Empresas de restauración, alojamientos turísticos y actividades culturales tienen dificultades para cubrir vacantes, hecho que pone de relieve desajustes entre la oferta y la demanda laboral, tanto en términos de formación como de condiciones laborales. Paralelamente, los servicios tecnológicos y empresariales siguen creciendo, impulsados por la digitalización y la irrupción de tecnologías como la inteligencia artificial, la ciberseguridad y la consultoría digital. El gran reto será garantizar suficiente talento y elevar la productividad para no perder fuelle en este ámbito tan competitivo.
En cuanto a la construcción, el sector se mantiene en fase expansiva con un crecimiento del 2,8% interanual, ayudado por la bajada de los tipos de interés y por el impulso de la obra pública y la rehabilitación energética, impulsada por los Fondos Next Generation. Sin embargo, la caída acumulada hasta abril del 23% de los visados de obra nueva anticipa un enfriamiento de la promoción de viviendas en los trimestres venideros, un hecho que podría tensionar aún más los precios de la vivienda y agravar el problema de acceso a la vivienda asequible. A corto plazo, la actividad continúa, pero la sostenibilidad futura del sector dependerá de la capacidad de orientarse hacia la rehabilitación, la obra civil y la vivienda social, siempre con el apoyo de un marco normativo estable y de una financiación adecuada.
La sostenibilidad futura de la construcción dependerá de la capacidad de orientarse hacia la rehabilitación, la obra civil y la vivienda social
El sector agroalimentario, con un crecimiento del 4,7% en valor añadido bruto, se consolida como un pilar para muchas comarcas, manteniendo una evolución positiva gracias a la exportación de productos de calidad, especialmente hacia Europa y Asia. La calidad y sostenibilidad siguen siendo las grandes palancas de crecimiento.
Sin embargo, el sector afronta dos retos significativos: por un lado, el cambio climático, con sequías persistentes y temperaturas extremas que comprometen las cosechas y la rentabilidad; y por otro, la presión de costes derivada del encarecimiento de la energía, el transporte y las materias primas. A pesar de estas dificultades, el sector muestra capacidad de adaptación y mantiene una actitud proactiva para continuar generando actividad y ocupación.
El sector industrial empieza a mostrar síntomas de moderación. Después de un fuerte crecimiento entre 2022 y 2023, el valor añadido bruto industrial avanza un 2,4% interanual, pero el Índice de Producción Industrial acumula un crecimiento del 0% hasta mayo. El talón de Aquiles es la automoción, con una caída de las exportaciones del 18%, castigada tanto por la transición hacia el vehículo eléctrico como por la imposición de nuevos aranceles en Estados Unidos. La industria catalana, altamente especializada en este sector, lo está notando en los pedidos.
El talón de Aquiles de la industria es la automoción, con una caída de las exportaciones del 18%
Otras ramas, como la química o la fabricación de maquinaria, aguantan con crecimientos moderados, pero la metalurgia y el textil sufren más dificultades. Esta desaceleración hace evidente la necesidad de reforzar la estrategia de reindustrialización mediante la mejora de suelo e infraestructuras industriales, el aumento de las inversiones, los incentivos a la innovación y la exportación, y el apoyo a la transformación energética y digital.
Los servicios y la agroalimentación mantienen el crecimiento de la economía
Esta radiografía sectorial de la economía catalana evidencia que el crecimiento actual se mantiene gracias al dinamismo de los servicios y la agroalimentación, mientras que la industria y la construcción presentan un comportamiento más moderado.
Entre los principales riesgos que podrían comprometer el escenario actual se encuentran la desaceleración industrial, la escasez de talento en sectores clave, la incertidumbre en el sector inmobiliario y los impactos climáticos sobre la agroalimentación. Asimismo, las oportunidades para consolidar un crecimiento sólido dependen de impulsar la transformación digital y verde en todos los sectores. También es necesario reforzar la formación y la captación de talento para dar respuesta a las nuevas necesidades. Apostar decididamente por la internacionalización, la inversión y la innovación como motores de competitividad será clave. Finalmente, es necesario acelerar los proyectos de vivienda, rehabilitación y mejora urbana para garantizar un desarrollo más sostenible, equilibrado e inclusivo.
Las oportunidades para consolidar un crecimiento sólido dependen de impulsar la transformación digital y verde en todos los sectores
En resumen, servicios fuertes, industria moderada, construcción sostenida y agroalimentación en crecimiento. Desde las raíces agrarias y comerciales, hasta las revoluciones industriales y la diversificación actual, Catalunya ha demostrado siempre una gran capacidad de adaptación. Ahora, en un mundo marcado por la digitalización y la transición verde, el futuro económico dependerá de la capacidad de diversificar, innovar, invertir y apostar por el talento.
La historia nos enseña que Catalunya ha sabido reinventarse para superar momentos de cambio e incertidumbre. Como dice Carme Ruscalleda, recientemente reconocida como Colegiada de Honor del Col·legi d'Economistes de Catalunya: “Las raíces son importantes, pero hay que saber volar”. Una lección que también se aplica a nuestra economía: mantener las fortalezas que nos han traído hasta aquí, pero con la mirada puesta en los horizontes que vendrán.