
Cuando vamos a la playa o tomamos el sol en la terraza, la protección solar es obligatoria. Este es un dogma que poco a poco se ha ido asentando en la sociedad con cierto grado de éxito, pero que no garantiza siempre una protección adecuada contra la radiación solar. Por un lado, por la composición de las cremas, la gran mayoría con un diseño desfasado y con ingredientes que pueden ser tóxicos; por otro, por un uso no siempre adecuado, ya sea porque nos ponemos menos de la que sería necesario o porque no la volvemos a aplicar cuando toca.
Estos son dos de los elementos que un grupo de investigadoras de Laboratorios Ferrer identificó como posible nicho para hacer evolucionar el sector de la protección solar. Primero como proyecto de investigación en colaboración con el Institut Químic de Sarrià (IQS), y a partir de 2019, en forma de empresa constituida bajo el nombre de Roka Furadada. “Queríamos hacer un producto que fuera más seguro y protegiera mejor a las personas”, relata la CEO y fundadora de la empresa, Judit Camargo.
Con un modelo de negocio B2B, centrado en el desarrollo de los productos químicos que los fabricantes incluirán más adelante en las cremas solares, Roka Furadada se ha diferenciado de los competidores con lo que Camargo denomina como protección fotoadaptativa: “Nuestros productos se activan con la radiación y, por lo tanto, se adaptan a tu estilo de vida. Si estás más expuesto, te protegen más. Es un concepto completamente diferente de lo que existe”.
Con esta idea, el equipo consigue solucionar el segundo de los dos problemas expuestos, que es el que depende de la aplicación humana del producto en la piel. El otro elemento, la toxicidad (y ecotoxicidad, es decir, el efecto en otros seres vivos y en el ecosistema), se afronta diseñando la partícula como un producto encapsulado, un polímero, el cual “tendrá menos toxicidad porque se absorberá menos en la piel, y hay menos posibilidades de que acabe pasando a la sangre y la orina”.
La actividad de Roka Furadada se dio a conocer en los mercados en 2022 con el lanzamiento de la línea ROKA Smart UV y su primer ingrediente encapsulado, Roka Smart UV PvB 360. Se trata de una fórmula diseñada para proteger especialmente contra la radiación del tipo ultravioleta A (UVA), que representa el 95% de la radiación que nos llega del sol, está vinculada a una exposición durante mucho tiempo, es la que penetra más dentro de la piel y es la que provoca la mayoría de los cánceres de piel.
Unos meses más tarde, la empresa lanzó el segundo producto de la línea, el Roka Smart UV ITM 330, que está diseñado para proteger contra la radiación ultravioleta de tipo B (UVB), que es más minoritaria que la UVA, pero “es la que nos quema la piel y da lugar al melanoma, el tipo de cáncer de piel más grave, aunque no el más común”.
Con estos dos productos en el mercado, Roka Furadada ha conseguido hacerse un nombre dentro del sector, con más de 20 clientes activos en todo el mundo que ya han lanzado productos en países como Inglaterra, Estados Unidos, México, España, Francia, Italia o Polonia. “En España, este año hemos lanzado con Canal Farmacia la marca de cremas solares Nuraderm”, remarca Camargo. Esta línea les ha permitido mantener una plantilla de 22 trabajadores y cerrar el 2024 con una facturación de 300.000 euros, la cual en este punto de 2025 ya supera los 500.000, con la previsión de cerrar el año con una cifra que ronde entre el millón y millón y medio de euros.
Con todo, la compañía no quiere limitarse solo a estos dos productos, y ya trabaja para cubrir el espectro completo de protección contra la radiación solar. En el ámbito de la radiación UVB, Roka Furadada está desarrollando un segundo producto que complemente el Roka Smart UV ITM 330. La idea con la que trabajan es una nueva partícula, posiblemente en formato líquido, que permita prescindir de aún más filtros tradicionales dentro de la industria, ya que el objetivo de la empresa es “sustituir progresivamente los filtros que ya existen”, y esta modalidad podría ofrecer “ciertas ventajas a la hora de hilar la formulación final en el solar”.
Por otro lado, la compañía también trabaja en un producto para la radiación solar visible (es decir, la que vemos nosotros en forma de colores). “Se están haciendo muchos estudios, y los últimos datos dicen que las pieles más oscuras, entre fototipos 3-4, resisten mejor la radiación UVB, porque tienen más melanina, pero son más sensibles a la UVA y a la visible”, explica Camargo.

Una apuesta decidida por la economía circular
El buen funcionamiento de los productos de Roka Furadada ha conducido a la empresa a exponer nuevos campos de investigación y desarrollo, marcados sobre todo por los valores de la economía circular. “Una de las nuevas líneas es la marca ROKA Cirkle, en la que utilizamos residuos de otras industrias, los modificamos y los convertimos en ingredientes”, señala Camargo. El primer componente estudiado es la lignina, un polímero de origen natural, presente en diversas plantas y algas, que se encuentra en abundancia en subproductos considerados residuos de la industria papelera. “La lignina tiene propiedades antioxidantes, antimicrobianas y de protección natural contra la radiación que podemos trasladar dentro del activo”, declara la fundadora de Roka Furadada.
El primer producto que ha nacido de esta línea es ROKA Cirkle Sotabosk, una fórmula ya disponible en el mercado que lucha contra la tendencia que tienen las pieles más grasas a tener acné. Bajo la misma línea, la empresa ya trabaja en otros dos productos: uno previsto para finales de año, centrado en el cuidado del cabello y del cuero cabelludo, y un segundo que verá la luz en 2026, especializado en la regeneración y cicatrización de la piel.
Con Roka Cirkle, Roka Furadada busca reaprovechar las propiedades positivas de subproductos considerados residuos en otras industrias, como la lignina
Más allá de la lignina, el equipo de Roka Furadada continúa investigando cómo potenciar el abandono de materiales de origen petroquímico y sustituirlos por otros de origen vegetal. Entre las diversas puertas abiertas, la que más esfuerzos está concentrando dentro de la compañía es cómo aprovechar el volumen de plantas que se necesitan para extraer extractos naturales con un segundo uso.
Internacionalización y colaboración con universidades
Con una primera serie de productos que funcionan bien en el mercado y múltiples líneas de investigación en marcha, Camargo ve con optimismo el futuro de Roka Furadada, que ahora tiene en la internacionalización el principal reto a escala comercial. “Empezamos en Europa, ampliamos a Asia, y más adelante hemos llegado a Latinoamérica y a Estados Unidos. Este año el objetivo sería empezar a hacer prospección en países donde no hemos llegado, como Turquía o India, y consolidar los mercados abiertos”, valora la fundadora.
Toda esta actividad la llevarán a cabo desde las dos sedes desde donde opera la compañía: la más corporativa, en el Parc Tecnològic de Barcelona Activa, y los laboratorios, en el Parc de Recerca UAB (PRUAB). En este segundo, Camargo valora el acceso que les ofrece a instalaciones científicas de última generación: “Nos da la flexibilidad para utilizar aparatos que son muy difíciles de acceder, y también al conocimiento de los trabajadores de la universidad”. Unos espacios que permiten a Roka Furadada “hacer muchos estudios que no podríamos hacer por nuestra cuenta” y que también les enriquece “a escala de conocimientos y transferencia tecnológica”.