En un mundo cada vez más multiconectado, no son pocas las voces que claman a favor de una desconexión digital para (valga la redundancia) reconectar con la naturaleza. Esta es, de hecho, la idea con la que Cristina Noguera y Diego Álvarez impulsaron en 2021 el Hotel Angelats, un establecimiento situado en Ribes de Freser (Ripollès) que se posiciona claramente dentro de la etiqueta de turismo natural: rodeado de montaña y bosques, se vende como “un oasis de naturaleza” en el que incluso se restringe el wifi de las habitaciones para “facilitar momentos de reflexión y conexión humana”.
Sin embargo, esto no quiere decir que los impulsores se muestren contrarios al avance tecnológico. “Creemos 100% en la tecnología y pensamos que el mundo está donde está gracias a ella, pero quizás en ciertos momentos y lugares hay que saber decir que no, tener cierto autocontrol”, valora Álvarez. Y una de las demostraciones de que las tecnologías digitales pueden reforzar esta simbiosis la encontramos en la colaboración que el establecimiento ha iniciado con una serie de investigadores de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). El objetivo no es otro que crear una ruta de senderismo tecnificada para conocer la historia de la finca, la biodiversidad de sus bosques y la geografía donde se encuentra.
Álvarez: “Mucha de la gente que viene a destinos de montaña tiene conocimientos, pero así pueden profundizar y compartirlo de manera más profesional, didáctica y completa”
El origen de la iniciativa nace de una subvención identificada por Noguera que les ayudaba a llevar adelante proyectos de digitalización centrados en impulsar el turismo responsable. La idea que pensaron fue la de diseñar una herramienta que permitiera a los huéspedes conocer con más detalle sus entornos, como bien explica Álvarez: “Mucha de la gente que viene a destinos de montaña tiene conocimientos, pero así pueden profundizar y compartirlo de manera más profesional, didáctica y completa”.
Ante la oportunidad, los gestores del Hotel Angelats se pusieron en contacto con el Parc de Recerca UAB (PRUAB), a través del cual acabaron conformando una alianza multidisciplinaria formada por tres equipos de diferentes facultades de la UAB: por un lado, el liderado por la doctora Paloma Valdivia, profesora del Departamento de Teorías de la Educación y Pedagogía Social, que se encarga del diseño tecnológico de la solución; por otro, el coordinado por la doctora Mariona Ferrandiz del CREAF, responsable de los contenidos divulgativos en el área de biodiversidad; y, en tercer lugar, el equipo encabezado por el doctor Francesc Romagosa del Departamento de Geografía, a cargo de la divulgación geográfica y también de la adaptación del proyecto a los criterios de turismo sostenible.
Trabajo a tres bandas
El proyecto comenzó el mes de junio de este año, cuando los tres equipos hicieron una primera reunión para conocerse —no habían trabajado juntos antes— y establecer las guías clave. La colaboración consta de varias líneas de actuación, pero la principal es el diseño de la que será la ruta de senderismo con realidad aumentada. A finales de julio los líderes de cada equipo hicieron la primera visita al hotel, y allí pudieron identificar cuáles serían los diez puntos destacados de este trayecto.
“Empezamos con la idea de usar la realidad aumentada con una mirada divertida y que pudiera curar la información que otros especialistas en biología y geografía puedan facilitar”, explica Valdivia. Como se encargan de la estructura tecnológica, su equipo es el que coordina esta solución principal, que están trabajando tanto con fotografías —grabadas con drones— como con sonido de 360°.
Según relata Ferrandiz, en estos momentos ya han definido cuáles serán las diez paradas y cada grupo está trabajando en los contenidos de los que se encarga. “En una explicaremos los pájaros, y tenemos que pensar en qué formato: si texto, texto y foto, un vídeo, un audio…”, ejemplifica la investigadora del CREAF, también codirectora de la consultora de servicios medioambientales Replantegem.
La ruta de senderismo contará con diez paradas para explicar la historia, geografía y biodiversidad de la zona con realidad aumentada
La multidisciplinariedad de la colaboración permite conseguir un producto final muy poliédrico, pero también provoca que cada una de las áreas requiera una serie de exigencias. En el caso de la biodiversidad, Ferrandiz señala que han instalado unas cámaras en los espacios para poder captar imágenes de los animales y la vegetación en momentos diferentes del año, pero hay algunas que no podrán incorporar hasta que llegue una estación determinada. “Julio y agosto fueron buenos momentos para hacer el muestreo de mariposas y libélulas; hacia el otoño, más de setas, y ahora hemos ido a hacer muestreo de anfibios. Dentro de poco podremos mirar aves rapaces, y lo último serán las flores de principio de primavera”, desvela la investigadora del CREAF.

Desde el punto de vista de Valdivia, que se muestra “muy motivada” por las posibilidades de la colaboración, el proyecto les presenta dos dificultades principales. La primera es de discurso: saber “dosificar” todo el contenido informativo diseñado por los otros dos equipos para que no sea “algo enciclopédico o denso, sino que esté diseñado como una pequeña muestra, pero que se pueda profundizar con enlaces”. El segundo es la cuestión tecnológica, un hecho que ha sumado varios debates: “Planteamos si lo mejor era hacer una aplicación móvil, pero pensamos que podría ser un problema para la entidad mantenerla sostenible en el tiempo”. Además, la falta de buena conexión en las zonas boscosas provoca que tuvieran que descartar tecnologías como los QR o la geolocalización, y han acabado optando por funcionar a través de NFC.
Más allá de la ruta con realidad aumentada, el proyecto también contempla la creación de una propuesta de gamificación que busca “motivar a la gente a evidenciar esta conexión con la naturaleza con hábitos sostenibles”, explica Valdivia. Este ámbito, coordinado por Romagosa, se encuentra todavía en fase de diseño, pero la idea es identificar una serie de acciones que los huéspedes pueden llevar a cabo durante la estancia en el hotel que se traduzcan en descuentos para futuras estancias o bien para el restaurante, por ejemplo.
De la familia Batlló al hotel rural

Uno de los aspectos que incluirá la ruta con realidad aumentada será la historia de la finca que aloja el Hotel Angelats, que va mucho más allá del 2021 en que abrieron el negocio. “La casa se construyó en 1890 y era la antigua casa de verano de la familia Batlló”, desvela Diego Álvarez, “y está vinculada a la historia de las colonias textiles de la zona”. En aquellos momentos, desplazarse entre Barcelona y Ribes suponía un trayecto de entre seis y ocho horas de coche en el mejor de los casos, y la creencia de los efectos curativos de los ríos de la región impulsó el turismo de balnearios.
El edificio del Hotel Angelats fue construido a finales del siglo XIX por la familia Batlló para coordinar las colonias textiles de la zona
“Es un caso muy particular”, relata el cogestor del Hotel Angelats, “porque parte de la familia emigró a Inglaterra durante la segunda revolución industrial” para importar la maquinaria y sistemas de fábricas que se producían allí. “Cuando volvieron, el mundo era muy diferente, y hubo un choque cultural”, asegura. Este hecho provocó que la edificación se diseñara como una de las “típicas casas de veraneo de la campiña inglesa”, con amplios espacios naturales “para cazar, pasear o tomar el té”. “Culturalmente, en aquella época los británicos estaban en el siglo de oro, y se pensaba que este tipo de casas llegarían a España, pero los siguientes años hubo las dos guerras mundiales y la guerra civil, y cuando el concepto de vacaciones llegó a España, ya era más el turismo de la Costa Brava”, desarrolla Álvarez.
A raíz de esta filosofía, cuando Noguera y Álvarez, que tenían una larga trayectoria en el mundo de la hostelería, quisieron emprender un proyecto personal, se encontraron un espacio prácticamente sin modificar. “La gestionaban de manera naturalista, con jardines de árboles, como castaños y robles, que no se explotan”, destaca Álvarez, una manera de hacer que han querido mantener en el hotel: “Hemos puesto facilidades modernas, pero respetando la esencia de la casa”. Y que ahora, además, se reforzará con la ayuda de las experiencias digitales.