Economista, experto en estrategias de la agroalimentación

'Bullying'

24 de Octubre de 2025
Francesc Reguant | VIA Empresa

Sandra Peña, una niña de 14 años, en Sevilla, se ha suicidado tirándose por la ventana. Los padres han pedido la publicación de su foto en defensa de la memoria de su hija y como manifestación pública de su dolor. Es la fotografía de una niña sonriente que no se merecía el sufrimiento que la ha llevado a esta fatal decisión y, sin duda, no se merecía esta muerte tan injusta, tan innecesaria, tan absurda.

 

He conocido el bullying a lo largo de mi vida profesional y siempre acaba igual: con la huida de la víctima. Es muy difícil romper los vínculos que conforman la telaraña acosadora. Es muy difícil que alguien acepte el rol de acosador, tanto en su papel de instigador o como de comparsa. Cuando un niño denuncia acoso en la escuela, el consejo primero de los profesionales a cargo del problema es sugerir el cambio de escuela. En este caso, Sandra Peña también ha huido, ha querido acabar con su sufrimiento. La erosión grave de su autoestima le ha impedido imaginar los muchos años de la vida futura que le esperaba. Desde aquí mi pésame.

"He conocido el bullying a lo largo de mi vida profesional y siempre acaba igual: con la huida de la víctima"

Huir es visto como única alternativa, dada la dificultad de reconstruir los valores y el reconocimiento de la víctima en un entorno hostil. La deshumanización de la víctima es la cruel manifestación que determina la figura del bullying. Por arte de los celos, la envidia o la maldad en estado puro una persona pasa a ser culpable por el hecho de existir. Normalmente, hay una debilidad o característica diferenciadora de la víctima que ofrece una excusa para el acoso. Son los rasgos victimarios de los que nos habla René Girard. Pero cuando el acosador ha sido capaz (hay verdaderos artistas del acoso) de construir una telaraña de cómplices, activos o pasivos, la víctima todo lo hace mal: cómo ríe es motivo de burla, cómo viste, cómo habla también, cómo trabaja aún más...

 

Hace unos años escribí un artículo sobre el bullying en el ámbito laboral, era un artículo genérico, pero en realidad tenía un destinatario. La víctima, en este caso, me había prohibido efectuar una denuncia formal. Pero pensé que la persona acosadora conocería el artículo y este le podría suponer una advertencia que la podría instar a modificar su conducta. En este caso, sin embargo, la víctima también acabó huyendo. Pero no siempre se puede huir.

La primera acción positiva contra el bullying es romper el silencio. La mejor defensa de la víctima es la publicación del acoso, pero esto no suele producirse. A veces la destrucción de autoestima provocada por el acoso hace que la misma víctima se sienta culpable. O bien, el temor a que sea aún más castigada, lleva a preferir el dolor en silencio.

"La primera acción positiva contra el bullying es romper el silencio"

Las dificultades para abordar el problema son muchas y desde múltiples expresiones diferentes. En un caso en el que tuve que intervenir como superior jerárquico, al observar por mi parte, muy tarde, el problema, la víctima ya había entrado en depresión. La identidad del acosador era evidente. La respuesta de esta persona acosadora fue presentar una baja por depresión y amenazar a la empresa con poner una demanda por acoso. Marie-France Hirigoyen nos advierte del posible intercambio de papeles por parte de la persona acosadora al adoptar figuradamente el rol de víctima para defenderse cuando su culpabilidad es patente.

El acoso se encuentra en la escuela, entre niños aún no lo suficientemente maduros para saber cómo responder. Se encuentra en la vida laboral, a menudo vinculado a envidias o celos dentro de la rivalidad frecuente en estos entornos. Se encuentra dentro de las asociaciones o colectivos de diferente tipo. En el ámbito de mi dedicación profesional hay que hablar del acoso que recibe el campesinado desde el entorno urbano, un tema del que valdría la pena hablar con más extensión. No en vano, entre los agricultores hay unos porcentajes de suicidios superiores a la media de otros sectores.

Existe, asimismo, un acoso social que se empareja con las figuras del clasismo y racismo, y es la fuente cultural de hechos tan graves como el genocidio.

El bullying y las figuras conexas con este concepto es un tema muy serio. Es necesario reforzar el conocimiento sobre este tema a fin de que se pueda identificar con mayor facilidad y actuar a tiempo.