
La falta de relevo generacional en la agricultura es considerado uno de los principales problemas a afrontar por este sector económico. Así lo ha indicado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) Luis Planas y así lo señalan e insisten las diferentes organizaciones sectoriales. Vivimos momentos de grandes cambios llenos de incertidumbres, frente a los cuales necesitamos disponer de información objetiva sobre el marco en el que se sitúa el problema para comprenderlo y seguidamente identificar sus causas y las posibles soluciones.
La falta de relevo generacional en la agricultura es considerado uno de los principales problemas a afrontar por este sector económico
La caída de explotaciones agrarias
En Catalunya, según datos del Censo agrario, desde 1999 hasta 2020, se perdieron 18.103 explotaciones, un 25,14% del total inicial de 1999. A pesar de la disminución del número de empresas, la superficie agraria utilizada (SAU) ha disminuido en mucha menor proporción. Concretamente, en 1999 la SAU era de 1.156.828 hectáreas y en 2020 era de 1.092.215. Es decir, unas 64.613 ha menos, el equivalente a una reducción del 5,6%.
Según el Censo agrario y, tal como señala la figura 3.1, entre 1999 y 2020 hay menos explotaciones, pero hay explotaciones más grandes. Las empresas que abandonan la actividad son principalmente en tierras de secano, por el contrario, en tierras de regadío ha habido un cierto crecimiento de nuevas empresas.
Muchas franjas de superficie han perdido explotaciones, pero las más grandes ocupan claramente un porcentaje más alto. Por ejemplo, las mayores de 100 hectáreas han pasado de representar el 1,87% del total a ocupar una cuota del 3,57%. En cambio, las explotaciones de menos de 10 hectáreas en 2020 representan el 59,39%, mientras que en 1999 representaban el 67,61% del conjunto de todas las explotaciones.

Para analizar el peso de cada franja de dimensión de las explotaciones la figura 3.2 muestra la superficie agraria utilizada (SAU) correspondiente a cada segmento de dimensión de explotación. La relación entre la viabilidad de las empresas agrarias y su dimensión es función de muchos factores vinculados a las condiciones físicas y tecnológicas de la finca. Sin embargo, el gran número de muy pequeñas explotaciones ya nos sugiere dificultades de viabilidad y un futuro incierto para ellas. En 2020 una miríada de pequeñas explotaciones menores de 10 hectáreas, concretamente el 59,39% de ellas, gestionan sólo el 11,33% del territorio. Por el contrario, se observa una concentración importante de las tierras en un número limitado de explotaciones. Concretamente, en 2020, el 3,57% de las explotaciones mayores de 100 hectáreas gestionaban un 35,94% de las tierras. Esta asimetría entre dimensión y número de explotaciones no significa en este caso una realidad oligopolista en el sector primario. Hay que saber que una explotación viable de cereales en secano requiere aproximadamente 200 hectáreas. Pero la escasa dimensión predominante refleja una realidad de posible dificultad que debería abordarse con estrategias adecuadas.

El reto tecnológico y medioambiental como factor de transformación y viabilidad económica

Hace setenta años, con la llegada del tractor, la agricultura vivió una profundísima reestructuración, la cual expulsó hacia la ciudad a muchos miles de personas. Como contrapartida, dejó en el campo un sector más preparado con unas empresas y organizaciones sectoriales más sólidas. Pero el progreso tecnológico no ha parado, al contrario, la revolución digital y biotecnológica han ido sentando las bases para su consolidación en el siglo XXI. Para las empresas o explotaciones agrarias la asunción del reto tecnológico es hoy una exigencia competitiva en el seno de unos mercados globales cada vez más exigentes.
La revolución digital y biotecnológica han ido sentando las bases para su consolidación en el siglo XXI
Al mismo tiempo, el siglo XXI viene marcado por las evidencias de los desequilibrios medioambientales causados por la acción del hombre. Mientras tanto el calentamiento global ocasiona cada vez más daños a la producción agraria, con repercusiones agudas sobre los mercados. Enderezar la situación se convierte en una opción de supervivencia
Ambos aspectos, tecnológico y medioambiental, suponen unos costes importantes. Algunas empresas o explotaciones agrarias, especialmente las de dimensión reducida, han tenido y tienen dificultades para asumir el reto y proseguir su actividad. La falta de expectativas de viabilidad ha sido el primer freno a la continuidad de las generaciones jóvenes.
Como resultado de la acción de estos vectores se produce una reducción de unidades productivas, redimensionamiento de las empresas agrarias, más concentración de éstas, transformación creciente en empresas de servicios, al mismo tiempo que hay un incremento del trabajo asalariado en la pagesía.
¿Qué hacer ante este escenario? Sin duda, negarlo no es nunca la solución. Las respuestas positivas deben actuar sobre una de las principales debilidades que es la dimensión reducida y consecuentemente la limitada capacidad financiera. Compartir, colaborar y sumar debería ser el objetivo. En este sentido, la vía de la cooperación es la forma que mejor puede articular una respuesta transformadora conservando el tejido productivo actual. A través de la cooperación es posible ganar dimensión y capacidad económica desde la suma de pequeñas o medianas empresas, o explotaciones agrarias. La agrupación en cooperativa ofrece, a la vez, una mejor capacidad de negociación en el seno de una cadena alimentaria seriamente sesgada. A las cooperativas, sin embargo, hay que exigirles la excelencia en su gestión profesional y competitiva.
Bullying contra la pagesía
He hablado de este tema a menudo. Se ha transformado el miedo al cambio climático en una búsqueda de culpables. En vez de abordar la fuente principal del problema, que no es otra que la combustión de combustibles fósiles, se ha encontrado en la agricultura y los agricultores los culpables ideales para desviar la atención y evitar abordar las soluciones más efectivas.
Se ha manchado el imaginario colectivo de falsedades y exageraciones que han acabado afectando la autoestima de los agricultores. No me extenderé. Entre mis amistades hay quien se extraña cuando les explico que mi hijo, ingeniero agrícola, es payés, o que mi hija veterinaria se ha casado con un ingeniero mecánico que es payés. Hace poco una buena amiga me expresaba su preocupación porque su hija se había enamorado de un payés (tengo que reconocer que me sorprendió mucho que me lo dijera a mí). ¿Qué atractivo puede tener un hijo de payés al continuar la actividad de la empresa familiar si incluso ser payés puede crearle problemas para encontrar novia.
Ya empieza a ser hora de que se modifiquen opiniones hacia el merecido respeto a la pagesía y se acaben las falsedades interesadas. Conviene que urgentemente la sociedad se informe sobre el mundo que produce sus alimentos y otros productos renovables. Descubrirá la importancia esencial de su labor, la modernidad de su actividad y la gran herramienta que disponemos para salir del gran lío medioambiental. Con el libro Cocidos por el clima, Lorena Farràs y yo mismo hemos intentado aportar en información y clarificación sobre el sector clave de la agroalimentación.
La disfuncional asignación de las ayudas agrarias
Tradicionalmente, la titularidad de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC) se han otorgado al gestor de la finca sin considerar su implicación en la actividad real en el mundo agrario. Por propia evolución natural los titulares de la PAC han envejecido, pero han conservado los derechos sobre las ayudas. Por lógica de esta evolución una parte importante de los titulares de la PAC son propietarios de tierras jubilados. Este tema lo expliqué más detalladamente en el artículo La edad de los payeses: una buena 'fake news'.
Conviene que urgentemente la sociedad se informe sobre el mundo que produce sus alimentos y otros productos renovables
Este hecho crea disfunciones importantes. En primer lugar, de imagen del sector agrario como sector supuestamente envejecido, tradicional y atrasado. Pero, en segundo lugar, como bloqueador del relevo generacional. ¿Qué interés puede tener el hijo de un agricultor por la continuidad de la empresa agraria si sabe que probablemente heredará la responsabilidad sobre la gestión de la finca cuando tenga sesenta años? A la vez, con cierta probabilidad, una persona mayor tendrá menos predisposición a la imprescindible innovación. Esta disfunción ha sido reconocida en la nueva PAC, donde el Plan Estratégico ya exige que las ayudas de la PAC se deben dirigir al agricultor genuino o activo. La ayuda de la PAC, por propia naturaleza, es una herramienta para la producción agraria, no un suplemento de la pensión de jubilación.
La concreción efectiva de esta opción sería bien simple si se identificara al agricultor activo con agricultor no jubilado. Sin embargo, un tema tan arraigado en el tiempo, considerado por muchos agricultores como una renta estable, está teniendo una significativa respuesta defensiva desde las mismas organizaciones agrarias. De todos modos la aplicación de las normas establecidas en el Plan Estratégico PAC ya está llevando al traspaso de fuerza titularidades de la PAC a los agricultores que realmente gestionan las fincas.
Aun así, no se ha querido forzar las cosas y se admiten fórmulas imaginativas tal como la figura del jubilado activo u otros. En cualquier caso la futura PAC, tal como establece en la propuesta de 16 de julio de 2025 de Marco Financiero Plurianual (MFP) para el período 2028-2034, indica para 2032 la incompatibilidad para recibir las ayudas de la PAC a las personas jubiladas. Es decir, progresivamente nos acercaremos a una visión más real sobre la actividad agraria, con menos empresas o explotaciones y con gestores de edades equiparables a otros sectores.
Al margen de otras consideraciones legales o vinculadas a las ayudas de la PAC, por propio interés de continuidad de las empresas agrarias, sería interesante incentivar con facilidades fiscales u otras medidas la cesión de la titularidad a los previsibles continuadores jóvenes (hijas o hijos, principalmente).
* Nota sobre el léxico de la agricultura
Este artículo utiliza indistintamente la expresión explotación agraria o empresa agraria. Creo que si tenemos que normalizar la visión actual sobre la agricultura, las expresiones y las palabras también deben corresponder a las normalizadas para todos los sectores económicos. La utilización indistinta y repetitiva de ambas expresiones (empresa o explotación) intenta facilitar que se aparte definitivamente la palabra “explotación” y se sustituya por una más precisa como es “empresa”.