Recientemente la asociación UPTA (Unión de profesionales y trabajadores autónomos) ha alertado de la burbuja de la emprendeduría. Según esta institución, y también algunas voces autorizadas, el incentivo económico y social del hecho emprendedor ha provocado que muchas personas hayan optado para hacerse emprendedores como salida a su situación de paro y a la imposibilidad de encontrar trabajo más que por vocación y visión empresarial.
Con los datos en la mano, vemos que el saldo registrado por el RINDA (Régimen Especial para Trabajadores Autónomos) ha aumentado en cerca de 160.000 autónomos los últimos tres años. Esto nos podría hacer pensar que la emprendeduría se consolida, pero por otro lado también observamos una cruixidora rotación de personas que pagan la cuota que, sumada a la discontinuidad de muchos de ellos, hace sospechar de la precariedad de los negocios puestos en marcha. Hay que añadir aquí que la (mine) rebaja del paro ha venido sobre todo por la vía de asalariados y no por la de autónomos, y que estos últimos tampoco han sido capaces de generar empresas más intensivas en personas que la media.
Esta analítica alimenta el debate puesto en marcha en varios entornos alrededor de si cualquier persona puede emprender. Ya los avanzo que mi respuesta se SÍ, pero no de cualquier manera o forma.
Desde los primeros latigazos de la crisis, el gobierno apostó por el incentivo a la emprendeduría como palanca de fuerza para cambiar la situación. No fuimos pocos los que apuntamos en aquel momento que si bien era esencial el fomento de la emprendeduría responsable como base para la generación de riqueza empresarial que permitiera cambiar de modelo productivo, también lo era seguir apostando por las empresas ya constituidas y en funcionamiento, que seguro que masegades y en estado crítico constituían una estructura formidable para el auto regeneración. Esto explicaría, años después, el que comentábamos unas rayas arriba sobre cómo se han distribuido los nuevos puestos de trabajo.
"Cualquier persona puede emprender pero de cualquier manera o forma"
Dicho esto, hay que afrontar la idea de la burbuja de la emprendeduría. En efecto, creo que se ha estereotipado demasiado un determinado tipo de emprendedor. Sí, aquel vestido de negro, con bambes de colores y ojeras de pasta que nos habla de Silicon Valley y de startups tecnológicas. Aquel que hace bandera de la superación personal, de hacerse un mismo, tachando la perspectiva mística. El de los mensajes inspiradores a Facebook y Twitter. Estoy completamente seguro que este modelo de emprendedor es en él mismo un negocio. Un Phantom Entrepreneur, por lo tanto. Dicha visión deslumbrante y, permítanme happy de la persona emprendedora, puede haber conducido alguna persona a emprender sin demasiado fundamento, que precisamente es el que reclama el UPTA: pies en tierra, formación y modelo de negocio.
Desde mi punto de vista es magnífico quehaya más personas que quieran acontecer empresarios. Sin ningún tipo de duda este es un requisito indispensable por el desarrollo de cualquier país moderno. Desde esta premisa pero, también hay que ser consciente que estas personas necesitan una dotación de conocimiento suficiente sobre el proceso emprendedor, y en mi opinión sobre las formas de emprender más ajustadas al modelo de negocio y sobre todo a cada perfil profesional y personal. Este último punto es especialmente relevante para evitar el efecto deslumbrante del Phantom Entrepreneur. Autòmoms, SL, SANO, Cooperativas, Reempresa.... emprender en solitario, emprender colectivamente, con un mentor dentro de una empresa ya existente... las opciones son tantas como perfiles personales de los emprendedores. No se trata de preguntarnos si todo el mundo puede emprender, se trata de pensar cuál es la fórmula porque aquella persona o grupo de personas puedan emprender con más posibilidades de éxito, sin replicar modelos que tienen como única garantía que han funcionado en otras personas diferentes.
Desde esta reflexión, pronto se iniciará la segunda edición de la Escuela para Personas Emprendedoras de Manresa. Será una magnífica ocasión por los que estén pensando a emprender, para aumentar sus conocimientos sobre este proceso, madurar su idea de negocio y encontrar la forma de emprendeduría que más se ajuste a su manera de hacer. Estoy seguro que esta es una vía excelente de esquivar la burbuja anunciada por algunos, que por cierto, sólo se pincha con conocimiento.