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10 tics para identificar a un directivo de videojuegos

08 de Septiembre de 2025
Gina Tost | VIA Empresa

Hay sectores con rituales casi litúrgicos. Los de las finanzas, con sus corbatas y cierres la primera semana del mes. Los fundadores de empresas emergentes, con los pitchs, one pagers y termsheets. Y luego está el sector de los videojuegos, que combina creatividad artística, presión técnica, ritmos de trabajo frenéticos y una economía global imprevisible. Todo esto se refleja en el perfil de sus directivos: profesionales con ciertos patrones reconocibles, costumbres muy marcadas y, a menudo, contradicciones difíciles de gestionar. Aquí detallamos algunas:

 

1. La cultura del secreto

La confidencialidad es una constante. No es extraño que un estudio esté desarrollando un proyecto chulísimo durante años sin que se filtre nada. Los directivos conviven con acuerdos de confidencialidad estrictos, y han desarrollado una habilidad destacable para gestionar equipos que trabajan en proyectos que no pueden mencionar ni en conversaciones informales.

2. Vestimenta funcional

Alejados del código formal tradicional, apuestan por una estética que oscila entre lo casual y lo tecnocreativo. No es solo una cuestión de gusto: en un entorno que mezcla desarrolladores, artistas y editores internacionales, la imagen corporativa se construye desde otros códigos. ¡Fuera corbatas y americanas!

 

"El sector de los videojuegos combina creatividad artística, presión técnica, ritmos de trabajo frenéticos y una economía global imprevisible"

3. Alta resiliencia emocional

La volatilidad del sector exige un tipo de liderazgo adaptativo. El día después de una salida al mercado de un proyecto se puede convertir en el día de una cancelación de proyecto. Saber gestionar esta inestabilidad es una habilidad clave.

4. Hibridación de lenguajes

Hablan tanto el lenguaje de los indicadores como el de la narrativa. Saben leer un informe de retención de jugadores, pero también valoran el impacto emocional de una escena bien diseñada. Esta capacidad de ir del KPI a la sabiduría (o lore) sin perderse es uno de sus activos más valiosos.

5. Presencia femenina desigual

A pesar de las iniciativas para mejorar la diversidad, todavía hay una representación muy baja de mujeres en las capas directivas. Sin embargo, las que llegan tienen a menudo perfiles potentes, con liderazgos sólidos y una mirada transformadora sobre los equipos, los procesos y el resultado.

6. Horarios internacionales

La conexión constante con socios, editores (o publishers) o equipos de diversas zonas horarias hace que su agenda se estire más de lo que sería razonable. Este desequilibrio suele tener un coste personal y familiar que pocas veces se visibiliza.

7. Perfil hibridado: business y creatividad

Muchos directivos provienen de formaciones creativas, pero han aprendido (o se han visto obligados) a navegar entornos de negocio. Otros llegan desde el mundo de la gestión, pero acaban impregnados de la cultura de desarrollo. Ninguno de los dos perfiles es puro. Y esto es una fortaleza difícil de encontrar.

8. Participación constante en eventos

Los congresos del sector no son solo espacios de promoción, sino también de negocio y de visibilidad. Saber moverse en estos espacios, entender qué contactos son estratégicos y cómo presentar un proyecto en 15 segundos es parte de su oficio. GDC, Gamescom, Nordic Game, Barcelona Game Fest… 

9. Entre vida personal y profesional

La pasión por el proyecto puede derivar fácilmente en una dedicación excesiva. El riesgo del síndrome de desgaste profesional (o burnout) es real y recurrente, y haría falta más cultura preventiva desde las mismas direcciones.

"Los directivos del sector del videojuego tienen una responsabilidad singular: hacer de puente entre mundos muy diferentes"

10. Fe en el potencial del sector

A pesar de todas las dificultades, la mayoría de directivos de videojuegos comparten una convicción profunda: este es un sector con capacidad para generar valor cultural, social y económico a escala global. Esta fe los mantiene en movimiento.

Los directivos del sector del videojuego tienen una responsabilidad singular: hacer de puente entre mundos muy diferentes. Entre la creatividad y la eficiencia. Entre el equipo local y los mercados globales. Entre la pasión de jugar y la realidad de facturar. Entender sus manías nos ayuda a comprender mejor el funcionamiento de uno de los sectores culturales más dinámicos del momento. Y a exigirle, también, mejores prácticas de liderazgo, más equidad y menos crunch.