La UE ha iniciado el debate sobre las prioridades para el período 2028-2034 y cómo se asignan los recursos financieros. A los retos ya conocidos de transición climática y digital, el impulso a las nuevas tecnologías, la competitividad, la seguridad o la gestión de la migración, habrá que añadir nuevos retos: la guerra comercial con los EEUU; la defensa y reconstrucción de Ucrania; la creciente competencia de China; el conflicto en Oriente Medio; el desastre humano de Gaza; o el auge de la extrema derecha. Por si no fuera suficiente, hay que pagar la deuda de la covid-19 y los países aumentar el presupuesto de defensa para alcanzar el 5% del PIB en 2035.
La Comisión Europea ha propuesto como Marco de Financiación Multianual 2028 -2034 un presupuesto de 1,816 billones de euros. Supone el 1,26% del PIB de la UE. El problema es que la UE está asumiendo más funciones, y no se traspasan los recursos para cumplirlas. La comparación es escandalosa. Por ejemplo, el presupuesto de Francia es 57% de su PIB y el de Alemania el 48%.
Las grandes partidas del presupuesto 2028-2034 son los "Planes Nacionales y Regionales", que incluye la cohesión regional y la Política Agrícola Común (PAC), que se reduce considerablemente, el "Fondo de Competitividad", "La Europa Global", que incluye el desarrollo y asistencia a los países vecinos, "otros" programas, como el desmantelamiento nuclear, el programa Erasmus y la partida destinada al rearme que quintuplica la cifra actual. Una novedad es que Bruselas quiere controlar mejor el dinero y centralizará los fondos a través de los Estados, en perjuicio de las regiones.
Muchos son los observadores que opinan que el presupuesto previsto es totalmente insuficiente. Dragui en su informe para reactivar la competitividad económica de Europa ya pedía 800.000 millones de euros anuales adicionales entre los sectores privado y público. Un estudio reciente del prestigioso centro de pensamiento Bruegel, opinaba que el presupuesto debería situarse en torno al 2% del PIB de la UE.
Un estudio reciente del centro Bruegel apuntaba que el presupuesto debería situarse en torno al 2% del PIB de la UE
El primer gran debate será decidir cuál debe ser el importe global del presupuesto y después cómo se distribuye en los diversos programas. Parece claro que los recursos inicialmente previstos no serán suficientes, y, como los acuerdos deben aprobarse por unanimidad, llevará a una dura lucha y amenazas de bloqueo por parte de los países. La solución sería menos traumática si se dispone de más recursos. ¿De dónde podrían salir? Seguramente, de una combinación entre recortar algunos de los programas actuales, incrementar las aportaciones de los estados miembros, recurrir al endeudamiento o aumentar los impuestos propios de la UE. Nada es fácil. Muchos países ya deben reducir el déficit y endeudamiento para cumplir las reglas fiscales de Bruselas, y además deben destinar recursos al rearme. Una posibilidad sería que la UE se endeudara creando un fondo comunitario destinado a algunas de las prioridades mencionadas. Quizás la creación de los impuestos comunitarios ofrece más posibilidades.
Si no se dispone de más recursos habrá mucha frustración y se corre el riesgo de que los países recorten la financiación destinada a los programas sociales y a inversiones. Como dice el expresidente del BCE Mario Draghi: "Hemos llegado al punto en que, si no actuamos, tendremos que comprometer nuestro bienestar, el medio ambiente o nuestra libertad".