especializada en videojuegos, tecnología y tendencias digitales

Internet, este lugar ex-maravilloso

11 de Agosto de 2025
Gina Tost | VIA Empresa

Cuando vas a una biblioteca no te piden una prueba de ADN, ni quiénes son tus amigos, ni qué has desayunado antes, para saber qué libros recomendarte. Entras, rebuscas, lees. Puedes hablar con la bibliotecaria para saber sus recomendaciones según tu perfil… Y si no te gusta ningún libro, te vas. Punto. Pero en internet, la biblioteca está abierta, pero a cambio de marcar tus pasos con un sensor conectado a Google, una cámara en la retina para saber qué has visto patrocinada por Meta, y un anuncio de Grok en cada párrafo.

 

Cuando Tim Berners-Lee imaginó la World Wide Web, lo hizo con una visión casi utópica: un espacio abierto, interconectado, universal, donde cualquier persona pudiera acceder libremente a la información. Su idea no era que para leer un artículo tuvieras que aceptar un pop-up que decía que una web utiliza cookies, tener que pagar para rechazarlas, o ceder tu historial para que lo sepan todo de ti.

Ahora, cada clic es un acto de fe. Entras en una web y lo primero que recibes no es la información que buscas, sino un chantaje en pantalla completa: “¿Quieres continuar sin publicidad personalizada? ¿Sí? Ningún problema. Paga o llora.”

 

Esta semana, si entras en Instagram, es exactamente lo que está pasando en Meta: si quieres usar Instagram sin que registren tu vida digital, te piden 10 euros mensuales. Pero esto no te garantiza ni privacidad real ni neutralidad informativa. Sólo te libera (parcialmente y siempre bajo sospecha) de su modelo de espionaje comercial.

No es privacidad. Es una tarifa de acceso al derecho a no ser vigilado.

El capitalismo de vigilancia ha pasado de ser invisible a ir a cara descubierta, ya no se esconden. Ahora te lo ponen por escrito en negrita. 

Todos estos pop-ups de cookies que reclaman pasar por caja no son herramientas de transparencia, son bandejas de sumisión legalizada: o aceptas o pagas. Y esto, legalmente, se ampara bajo el principio del “consentimiento libre”. Pero, ¿qué libertad hay cuando la alternativa a ser espiado es pagar por leer una parte de información?

Entiendo que detrás hay unos modelos de negocio, unos periodistas, fotógrafos y diseñadores que tienen que cobrar a final de mes, y un sistema que ha pervertido un espacio que proponía ser libre y que ha caído en la trampa capitalista.

"Todos estos pop-ups de cookies que reclaman pasar por caja no son herramientas de transparencia, son bandejas de sumisión legalizada: o aceptas o pagas"

Perdonadme hoy, estimados lectores de Via Empresa, pero estoy especialmente catastrofista. Debe ser el calor. El Internet que nos prometieron era universal, colaborativo y libre. La que tenemos hoy es una suma de unas voluntades codiciosas, monolíticas y pesadas, que deciden qué ves y qué no según lo que rinda más beneficios para ellos.

Mientras tanto, la visión de los padres de Internet Tim Berners-Lee, Radia Perlman, o Vinton Cerf, se desvanece entre operaciones opacas, gigantes tecnológicos omnipotentes y gobiernos que miran hacia otro lado mientras la infraestructura básica del conocimiento humano se privatiza discretamente.

Todos estos pops-ups de cookies que reclaman pasar por caja no son herramientas de transparencia, son bandejas de sumisión legalizada: o aceptas o pagas. Y esto, legalmente, se ampara bajo el principio del “consentimiento libre”. Pero, ¿qué libertad hay cuando la alternativa a ser espiado es pagar por leer una parte de información?

Recuerdo haber hecho un vídeo, hace muchos y muchos años (once concretamente) donde hablaba de lo que era la neutralidad de la red y cómo algunas políticas de algunas operadoras de telefonía se la estaban pasando por donde nunca da el sol. 

Nos estamos acostumbrando tanto a pagar para no ser molestados, y normalizamos tanto que la conexión “haga el tonto” si visitamos lugares que no les hace mucha gracia, que quizás el próximo paso será pagar para poder pensar en silencio. Y quizás algún día, cuando expliquemos a nuestros hijos qué era Internet, se lo resumiremos así:

 “Era un lugar maravilloso donde podías aprender cualquier cosa, conocer a mucha gente, descubrir mundos lejanos. Una biblioteca infinita. Hasta que un día la publicidad y 5 señores decidieron que ya era suficiente”

Tim Berners-Lee, que es un científico con un pozo de sabiduría interior infinito, tiene algunas frases memorables. Os dejo una antes de terminar.

“Tú afectas el mundo según cómo navegas".