Hace pocos días terminó la última temporada de And just like that, la serie que muestra qué ha pasado unos años después del final de la celebrada Sex and the City, una serie de televisión que ha acompañado a millones de mujeres en todo el mundo en lo que nos han vendido como la vida de una mujer independiente. Aunque cuestionable en muchos aspectos, la serie se ha mantenido al día de las nuevas tendencias del momento y ha procurado interpelar los cambios sociales que se han ido produciendo a lo largo de los años de ausencia de continuidad de la serie.
Uno de los personajes que más ha cambiado en estos últimos años es el de Carrie, la protagonista escritora que gasta todo el dinero que tiene en zapatos Manolo Blahnik y que vive una vida opulenta y de excesos en un Nueva York contemporáneo escribiendo una columna semanal en el periódico. Las cuentas, no hace falta decirlo, son difíciles de cuadrar. Pero en And Just Like That, a diferencia de la serie original, encontramos a una mujer madura y bien posicionada, que ha escrito libros y que está inmersa en la escritura de su primera novela. Es una mujer elegante, pero que ha vivido; recientemente enviudada de un amor que, después de mil aventuras, idas y venidas y escenas de completa tortuosidad emocional, fue su compañero de viajes y de felicidad en la última década.
Una vez fallecido, se reencuentra con un amor de juventud, pero la historia olvida, aunque no perdona, y pronto veremos que este amor le trae más quebraderos de cabeza que alegrías. El inicio de la serie es, así, la sustitución de un hombre por otro, intencionadamente contrapuestos y que complementan a la mujer de diferentes maneras. A mitad de la tercera temporada aparecerá un famoso escritor que terminará de cerrar el círculo de las mil distracciones que harán que Carrie Bradshaw, famosa e influyente escritora, caiga una vez más en los brazos apasionados de un hombre.
¿Por qué la mujer independiente, inteligente y contemporánea, hecha a sí misma a su medida y semejanza, que se viste a la última moda y ha alcanzado un nivel de riqueza que le permitirá no tener que preocuparse nunca más de nada en la vida, siempre se encuentra, inevitablemente, enredada en las peripecias de un hombre? ¿Por qué, además, la mayor parte de las veces, ella deja, sin quererlo, que él la defina y modele tan bien?
"Cada vez más implícita y camuflada, nos siguen diciendo que una mujer no es exitosa si no tiene un hombre a su lado"
Carrie puede parecer superficial a ratos, pero repite patrones que todas, absolutamente todas nosotras, hemos emulado en alguna ocasión. Porque todas, todavía, y por mucho que intentemos que no sea así, vivimos en un caballo con un pie en la silla de la posmodernidad y otro en la de los valores tradicionales que, de manera cada vez más implícita y camuflada, nos siguen diciendo que una mujer no es exitosa si no tiene un hombre a su lado.
Por eso el final de la serie, para mí, inesperado, es absolutamente revolucionario. En un contexto social como el actual, donde los valores tradicionales regresan con fuerza para brindarnos una cierta sensación de certeza, es importante repetirnos los mantras que tanto nos ha costado aprender en los últimos años: una mujer sola es una mujer a su aire, no una mujer triste, fracasada o traicionada por sus propias circunstancias.
Una mujer sola puede ser feliz. Una mujer sola es poderosamente transformadora para las generaciones de mujeres que vengan y vean que, si bien estar en pareja puede ser muy bonito, como muestran los personajes de Charlotte o Lisa, también puede ser revelador llegar a casa, desconectar la alarma, abrazar al gato, poner un vinilo y pasarte la noche bailando y comiendo un pastel. Contigo misma. A tu aire. Sin que haga falta nada más.