Ingeniero y escritor

El populismo cuesta dinero: el caso de las nucleares

25 de Noviembre de 2025
Xavier Roig VIA Empresa

Hay cuestiones en las que verter exceso de ideología es inconveniente. Generalmente, se utilizan por los gobernantes para practicar el populismo cuando les conviene. Este principio, practicado en el entorno hispano, deviene letal. Una herramienta más para el atraso. Sobre todo por el hecho de que el populismo es normalmente utilizado por los gobernantes de países que van cortos de chaleco, como España.

 

Un ejemplo claro lo hemos tenido con los peajes. Este hecho debería haber ido a los tribunales, ya que el gobierno español los suprimió sabiendo que hay una norma de la Unión Europea (UE) que obliga a implantar los peajes. Ahora se está elucubrando si serán viñetas, u otros métodos. Todo, después de que hace unos meses se procediera a destruir unas infraestructuras de peaje que habían costado millones construir. Las que existían y existen en todos los países de la UE. Es de suponer que el método que se elegirá para los nuevos peajes no será el de las cabinas que existían. Ver cómo se edifica aquello que, hace poco, se derribó, sería una burla y se descubriría la actuación aberrante que tantos aplaudidores celebraron. Y ahora estamos en una situación similar respecto a las nucleares.

Ignoro el porqué España, encabezada por una Catalunya absolutamente decadente y empobrecida, siempre se apunta a las actitudes más progres del mundo. ¿Que aquel país dice que las nucleares no convienen? España apoya. Y solo faltó Alemania que, en una decisión más que discutible, decidió borrar las nucleares del mapa. Que los experimentos los haga Alemania tiene cierto sentido. Son un país rico -el tercer estado del mundo, a pesar de tener una parte ínfima de población comparada con los dos primeros- y puede hacer los experimentos que quiera. Ahora bien, ¿España?

 

Los franceses, que acostumbran a ser racionales -no por casualidad son el país de Descartes-, es un país que, ya desde De Gaulle, apostó por las nucleares. Y ningún gobernante, del color que fuera, se ha opuesto a la estrategia. Es así que la energía, allí, es barata y la tecnología que han desarrollado a lo largo de los años les ha posibilitado exportación de alto nivel. En una de las nucleares que visité una vez por trabajo -Tricastin- pude observar que, incluso, a modo de propaganda de relaciones públicas, tenían una piscifactoría que se alimentaba del agua que salía de refrigerar los reactores. Agua que se cogía del Ródano, claro. Al lado de los viñedos de los reputados Côtes du Rhône.

"Ignoro el porqué España, encabezada por una Catalunya absolutamente decadente y empobrecida, siempre se apunta a las actitudes más progres del mundo"

Hace pocos días, ante las dudas de qué hacer con las centrales que devienen obsoletas, la Cour des Comptes francesa -una especie de Tribunal de Cuentas o Sindicatura de Cuentas, pero sin vocación de payaso- emitió un informe que dice que alargar la vida veinte años de las nucleares que estaba previsto cerrar al hacer cuarenta, es una opción “ventajosa”, ya que permite generar megavatios a 51 euros cada uno. Y que hay que aprovecharlo, sobre todo viendo los tiempos que corren.

No creo que el debate, en nuestra casa, se plantee en estos términos. Aquí la irracionalidad estomacal es la característica. Y empezarán a aparecer alcaldes de pueblos preguntándose de qué moma vivirá la gente de alrededor si se cierra la nuclear -porque aquí las cosas se justifican a golpe de subvención, claro-. Pero la pregunta continúa: una inversión que ya está hecha y amortizada, ¿por qué se ha de destruir? Si funciona y da servicio, ¿por qué? ¿Ustedes derriban su casa cuando la han acabado de pagar?

La pregunta sería oportuna. Y la respuesta nos la imaginamos. Claro que todo esto debería tener lugar en un país serio. Y no parece ser el caso.