La tentación está ahí. Siempre está ahí. Cada mes, cuando usted cobra la nómina o paga la de sus empleados, fantasea por un momento con la cifra gorda, con el salario bruto. En absoluto silencio, en un momento íntimo, maldice todos los impuestos y piensa en quemarlo todo. Pasado este trance, acepta la realidad y continúa adelante, pero la pregunta nunca se va de la cabeza.
La respuesta de consenso social debería ser que sí, que vale la pena todo lo que pagamos en virtud de mantener o aumentar nuestro bienestar y el de quienes menos tienen. Pero la respuesta que percibimos a pie de calle, a menudo, va en dirección contraria.
Es fácil revivir la tentación cuando usted necesita un médico especialista, por ejemplo, en urología, y ve que el tiempo de espera medio es de casi medio año hasta una primera visita. O cuando tiene que esperar más de dos meses para una resonancia magnética. La solución rápida es contratar una mutua y, por lo tanto, duplicar el gasto.
Ahora bien, si tiene que ir a cualquiera de estas consultas en tren, tenga cuidado. Salga de casa con suficiente antelación, no sea que ese sea otro de los días en que Rodalies no funciona con regularidad. Y ojo que pasa a menudo: según los datos oficiales de Rodalies, en el primer semestre de 2025 hubo 175 alteraciones en 182 días, 1.500 horas de retraso acumulado y 1,1 millones de viajeros afectados. Mejor prevenir, por pura estadística.
También es fácil revivir la tentación si usted ha tratado recientemente de hacer algún trámite con la administración pública. El tiempo de espera para algo tan cotidiano como renovar el DNI en Barcelona es de casi 19 días, según un informe de este mismo año de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Esta misma organización afirma que “la administración está en uno de sus peores momentos” en relación con la expedición de certificados. Por no hablar de la dictadura de la cita previa.
"El gasto público es cada vez mayor y el empuje emprendedor menos visible, sin olvidar los 9,39 millones de pensionistas"
Todo esto, mientras al final del primer trimestre de 2025 se ha consolidado un dato para la reflexión: el Estado español tiene más trabajadores públicos (3,49 millones) que autónomos (3,26 millones). El gasto público, pues, es cada vez mayor y el empuje emprendedor menos visible, sin olvidar los 9,39 millones de pensionistas existentes con fecha de agosto de 2025.
La educación también puede entrar en esta lista de tentaciones. A los alarmantes resultados del último Informe PISA, que situaba a los estudiantes catalanes claramente por debajo de la media de la OCDE, hay que sumarle también las quejas constantes de padres y madres por asuntos básicos como las carencias en las instalaciones de los centros.
La recopilación podría ser tan extensa que lo mejor será dejar el resto de la reflexión para usted. Podrá estar de acuerdo en algunos puntos y en desacuerdo con otros, pero hoy que es día 3 de mes no podrá negar que la tentación impositiva, vista desde una perspectiva u otra, ha corrido estos días por su cabeza.