
En los últimos años no se han vivido veranos cualesquiera en Catalunya. Este 2025, a los habituales récords de temperaturas y visitantes se han sumado una serie de manifestaciones de diferentes sectores relacionados con el turismo. Desde la huelga de socorristas en Barcelona hasta las protestas de la hostelería, y sin olvidar la denuncia de la pérdida de poder adquisitivo, UGT Catalunya ha estado muy activo durante las vacaciones.
Al recibir a VIA Empresa en la sede del sindicato de Rambla del Raval, el secretario general, Camil Ros (Barcelona, 1972), reconoce que estos días ha descansado poco. Hace unos días se le vio al frente de una movilización con 150 sindicalistas en la capital catalana. El nuevo curso se prevé intenso, no solo por las disputas que aún perduran de julio y agosto, sino de otros temas primordiales como la reducción de la jornada laboral o la OPA del BBVA sobre el Banc Sabadell, que también preocupa al sindicato.
¿Cómo se explica que Catalunya tenga cifras récord de turismo, que el sector facture más que nunca y que aún hoy se denuncie precariedad entre los trabajadores?
Porque el sector es así de malo y al final acaba pensando solo en él. Con esta situación en concreto llegará un día en el que se dispararán al pie. Quizás hemos sobrepasado el límite de turismo que debemos tener, especialmente en el caso de ciudades como Barcelona o lugares muy masivos de la Costa Brava y Dorada, y debemos plantear otro modelo de gestión. No hace falta renunciar estrictamente al turismo, pero cuando hablamos de apostar por la calidad de este no debemos mirar sólo las instalaciones de los hoteles, sino también la calidad del empleo.
Es la principal queja que han expuesto este verano.
Es una contradicción que este año se visualiza en el convenio. Hemos estado negociando desde el año pasado y están callados. Años atrás, las patronales ya habían hecho la trampa de no firmar el acuerdo hasta pasado el verano porque así se ahorraban el incremento salarial a la gente de temporada. Son un poco tacaños y es cutre, pero ya nos encontramos en este estadio.
Tenemos dos ejemplos muy claros: lugares punteros turísticos como Baleares firmaron un convenio antes del verano que preveía un 13% de incremento salarial en tres años, mientras que en Canarias es alrededor del 10%. ¿Por qué no podemos hacer un acuerdo similar o incluso mayor aquí?
¿Por qué no?
Porque las patronales de hostelería tienen muy poca responsabilidad. Luego piden y se quejan, cuando son ellos mismos quienes están más centrados en su negocio y no en el sector. Les falta una visión global sobre qué es el turismo. Porque el turismo no sólo es donde nos alojamos o donde comemos, sino toda la actividad económica que genera alrededor. Y mientras que con la industria hemos podido ir haciendo elementos de estabilidad y calidad en el empleo, en el sector de hostelería, como se ve, es muy complicado.
Algunas entidades empresariales como el Gremio de Hoteles de Barcelona defienden apostar por un perfil de turista premium en lugar de tener una Barcelona masificada. Ahora que hablaba de cambiar el modelo, ¿este puede ayudar a crear empleos de mayor calidad?
No, porque siguen pagando lo mismo a las personas que limpian las habitaciones. O bien les pagan el convenio pelado o buscan ETT y similares. Deberían ser corresponsables. Hay hoteles en Barcelona en los que una o dos noches cuestan lo mismo que el salario mensual de la persona que limpia la habitación. Además, en este caso no sucede lo mismo que en la hostelería, donde hay un producto perecedero. Los hoteles solo son unas instalaciones que deben mantenerse y, por tanto, los márgenes son mucho más elevados que en un restaurante. En cambio, son los que después no tienen esa visión de grupo. Hay que ser realista: sólo con el turismo de élite y con los que compran en las tiendas de paseo de Gràcia no nos da.
"Hay una sensación de bloqueo por parte de Foment del Treball; nos gustaría que apostaran más por el diálogo y no miraran sólo por sus intereses"
Pero, sobre todo, en el caso del turismo lo que hay que regular son los apartamentos turísticos. Son una actividad económica como cualquier otra y todavía no está regulada estrictamente como tal, al contrario de lo que sucede cuando se crea una empresa, por ejemplo. Todo ello ha hecho que la gente que vive y trabaja en Barcelona o la mayoría de poblaciones turísticas tenga problemas de acceso a la vivienda. Por tanto, están generando un problema indirecto muy importante a la sociedad. Es evidente que con todo lo que está pasando es necesaria una regulación del sector turístico. Hacen falta grandes pactos, pero si no nos entendemos ni con el convenio, ¿cómo llegarán estas patronales a acuerdos más allá de eso?
Tanto patronales como sindicatos siempre han defendido el diálogo y la negociación colectiva. ¿Cuál es la relación actual?
En algunos sectores llegamos a acuerdos, todo sea dicho. Pero existe una sensación de bloqueo patronal, especialmente por parte de Foment del Treball. Nos hablan de infierno fiscal, pero al mismo tiempo quieren ayudas políticas a las empresas. ¿Cómo se entiende? Es decir, ¿las empresas de Foment del Treball trabajan a pérdidas? Claro que no. Pues el estado de bienestar tampoco puede ir a pérdidas. Si queremos más estado del bienestar, si queremos ayudar más a las empresas, necesitamos recaudar más impuestos. Por tanto, es necesario un modelo de financiación y una visión global.
¿Tan distintas son las dos visiones?
Por ejemplo, en cuestiones de salud laboral y de siniestralidad, hemos estado a punto de llegar a un acuerdo con la Generalitat con respecto a algunos aspectos concretos de seguimiento del sistema del trabajo. Pues Foment no quiso jugar.
Por otra parte, especialmente en el tema de la reducción del tiempo de trabajo, parece que sea el fin del mundo. Es una posición antigua, de lobby cutre. La legislación laboral de las 40 horas se decidió incluso en los años ochenta, y desde entonces han pasado 40 años. Es momento de actualizarla. Las empresas no deben apostar solo por tener la mejor tecnología, sino también los mejores trabajadores. Hace años, el objetivo principal de nuestros padres y abuelos era acumular el máximo de horas extras posibles, mientras que las generaciones actuales valoran mucho más el tiempo para hacer otras cosas y prefieren trabajar menos. Nos gustaría que Foment del Treball apostara más por el diálogo y no mirara solo por sus intereses.

Entonces, ¿no existe ningún infierno fiscal para las empresas?
No, es mentira. Para empezar, en algunos aspectos tienen una fiscalidad más baja que los trabajadores. Los estados que gozan de mayor bienestar pagan más impuestos que nosotros. Por tanto, seguramente todavía nos falta pagar más impuestos por tener un estado del bienestar más potente.
Estos que piden más ayudas públicas que lo expliquen, porque es una cosa o la otra. ¿La ampliación del aeropuerto la pagará Foment del Treball o la pagaremos con dinero público? ¿Las inversiones que deben realizarse en Cercanías las pagará Foment del Treball para que la gente llegue puntual a trabajar o se pagarán con impuestos? No puedes pedir más infraestructuras, mayor inversión pública y menos impuestos. Nosotros debemos estar a niveles estándar de los países nórdicos. Sin el frío, pero con una mayor fiscalidad.
Más de una vez le hemos oído decir al conseller de Empresa i Treball, Miquel Sàmper, que en los últimos años se ha demonizado al empresario. ¿Usted tiene la misma sensación?
Yo creo que no. Hemos llegado a acuerdos en muchos ámbitos y cuando no lo hacemos, lo denunciamos. Lo que sí podemos decir es que el empresario a veces toma una posición muy egoísta. Cree que tiene la verdad absoluta y que no hace nada mal, y si alguien lo hace es la Administración o los trabajadores con el absentismo. Sin embargo, también hay empresarios que sí demuestran un compromiso. Con estos no tenemos ningún problema. Al final, empresarios los hay buenos y malos, tal y como sucede con los trabajadores o gestores públicos. Por tanto, no creo que se les haya criminalizado, y si se ha hecho han sido sectores o actitudes muy concretas. En ningún caso de forma general.
"No creo que se haya demonizado al empresario, pero es cierto que alguna vez han tenido posiciones muy egoístas"
Hace dos meses, UGT Catalunya denunció la pérdida de poder adquisitivo pese a recuperar niveles de inflación previos a la guerra de Ucrania. ¿Qué hemos hecho mal como país para llegar a esa situación?
Cuando se subieron los precios con la inflación fue porque el coste de las materias primas se incrementó, pero una vez se redujo, hemos visto que los precios no se han bajado. El incremento salarial medio acumulado en negociación colectiva es del 3,30%, aproximadamente. Si miramos los incrementos de precios, vemos que tenemos un problema con ciertos productos de alimentación.
Hace unos días, en el Penedès se produjo una tractorada por el tema de la uva. ¿A cuánto pagaremos la botella final? Seguramente, más cara que el pasado año. En cambio, a quienes cosechan las uvas se les está pagando menos que en 2024. Hay un problema entre intermediarios y elaboradores, y este diferencial debe reducirse. Esto mismo se está reproduciendo con otros productos del mercado o también con el precio de alquiler. La sociedad tiene cada vez más un problema de poder adquisitivo, porque con el mismo dinero cada vez cuesta más vivir. Al final, esto puede acabar petando, como ha sucedido en otros sitios.
¿Con el salario mínimo interprofesional de hoy se puede vivir bien?
No, porque el salario mínimo interprofesional debe ser el 60% del salario medio, según marca Europa, y con los 1.184 euros brutos mensuales aún no llegamos. En Catalunya deberíamos estar cerca de los 1.400 euros, o sea que todavía nos queda un margen por conseguir.
Hoy, con un SMI seguro que no puedes independizarte. La gente no comparte piso porque sea una moda entre los jóvenes, sino porque no pueden alquilar uno. Siempre cuento que yo me independicé solo a mediados de los años noventa y con un sueldo por debajo del SMI, y aún así podía pagarme el alquiler. Actualmente, ¿cuántas personas de 25 años se pueden pagar un piso de una o dos habitaciones?
O, ¿por qué los vehículos son cada vez más viejos?¿Porque nos gustan los coches vintage? Porque no es posible cambiarlos. Hay un problema real de poder adquisitivo y pienso que gobiernos y sobre todo patronales deberían tener más responsabilidad.

Antes ha mencionado el absentismo, que es una de las principales preocupaciones de los empresarios. ¿A usted también le preocupa?
A mí me preocupa que haya gente que pueda coger la baja porque tiene problemas de salud. Y las bajas que más han crecido son las de salud. Yo me preocupo por el trabajador. Casualmente, con el tema del absentismo, más allá de que la media haya subido, encontramos que hay empresas en las que ha repuntado y otras en las que hay menos. Por tanto, lo que deberíamos mirar es en aquellas empresas donde hay más absentismo, ¿por qué se produce? Y en aquellas en las que hay menos, ¿por qué no se produce tanto?
¿Y cuál es la conclusión?
Tenemos unos ritmos de trabajo que generan cada vez un estrés más profundo. La covid-19 no sólo tuvo un efecto en cifras macroeconómicas o de infecciones, sino que también hizo daño a la sociedad. Las cuestiones relacionadas con la salud mental crecieron, y de esto parece que no se hable. En la sanidad pública no hay médicos suficientes para temas relacionados con la salud mental.
También hay que decir que en Catalunya hay listas de espera más largas, lo que extiende el tiempo de baja. Todo esto debería mirarse con mucha más profundidad, pero hay una tendencia a criminalizar. Parece que si un trabajador se coge la baja por salud mental sea cuento. Necesitamos más cultura con este tema.
Pero no me ha quedado claro cómo lo solucionaría.
Es que el absentismo no nace del azar y del cuento de los trabajadores, que es lo que vende el estereotipo del discurso patronal. Recientemente discutía con un empresario de una compañía precisamente no muy pequeña, y me dijo que el absentismo le crecía, entre otras cosas, porque cada vez hay más permisos retribuidos. Si se cuenta como absentismo un permiso de conciliación, que es un derecho laboral, ya se ve que hay mucha trampa. No creo que la gente se coja las bajas por gusto, sobre todo las que son más largas.
"Los empleados del sector bancario parece que trabajen en un bazar en lugar de una oficina; les hacen vender neveras, móviles, ordenadores..."
Hay otro tema de máxima actualidad que es la OPA del BBVA sobre el Banc Sabadell. UGT Catalunya ha sido muy activa por la afectación que ésta puede tener sobre las plantillas. ¿Cree que los trabajadores han sido los grandes olvidados de esta operación?
Los trabajadores, especialmente de UGT, han tenido una posición contraria a la OPA porque puede agudizar aún más una situación de precariedad que vive el sector de la banca. Antes de la crisis del 2008, todo el mundo quería trabajar en la banca. Y antes del 2000, aún más. Las condiciones laborales y la estabilidad eran muy buenas, a pesar de algunas trampas como que la gente se quedara en la oficina a trabajar por la tarde y no cobrara.
Sin embargo, después del 2008 despidieron a las personas con mejores condiciones y los recién llegados ya tenían unas muy lejanas a las anteriores. A veces, parece que algunos estén más bien trabajando en un bazar en lugar de una oficina bancaria, porque les obligan a vender neveras, televisiones, móviles... Y cada vez que hay una fusión, si en la misma calle hay dos oficinas bancarias, una termina cerrándose. Por tanto, se empeora el servicio al cliente y también las condiciones de los trabajadores, porque son menos y deben atender al mismo número de personas. Todo ello genera una sensación de estrés.
¿Están preocupados por el desenlace de la operación?
Nos preocuparía si se acabara haciendo la OPA, no solo por las condiciones con las que la gente saldrá, las cuales más o menos siempre han sido dignas en procesos como éste, sino también por la gente que se quede. Sobre todo teniendo en cuenta los ritmos de trabajo que comentaba. Por ejemplo, cuando se fusionaron CaixaBank y Bankia, la inmensa mayoría de salidas fueron voluntarias. En las juntas de accionistas de los bancos vemos que los beneficios aumentan de un año para otro, aunque se quejen del impuesto a la banca. Luego está el tema del acceso al crédito de las pymes, que también lo dificulta todo. La OPA es un abuso, no es necesaria. Es más, deberíamos tener más pluralidad bancaria de la que existe actualmente.
¿Y las condiciones impuestas por el gobierno español no les han tranquilizado? Porque el tema del cierre de oficinas y los despidos de la plantilla en teoría quedaron resueltas.
Sí, pero hay una denuncia en el Tribunal Supremo y a ver qué pasa. El Supremo no suele traer buenas noticias en ciertos temas. Esperamos que en este caso resuelva a favor del gobierno español. Tiene que haber unos mínimos. Después de todo lo que ha habido, la lógica sería que retiraran la OPA, pero si dicen que mantendrán la oferta... Hasta que no veamos la carpeta cerrada definitivamente no estaremos tranquilos.

En una década se ha reducido a la mitad el personal que trabaja en las oficinas y la gente joven representa un porcentaje prácticamente residual entre las plantillas. ¿Está tocado de muerte el sector bancario?
Tocado de muerte no, porque los bancos siguen teniendo grandes beneficios. La banca siempre gana, que dicen. En este caso es verdad, porque si vamos mirando año tras año cuando presentan los beneficios, más o menos tienen siempre. Hasta ahora, era un sector emblemático por su calidad en el empleo y equilibrio territorial. Ahora vamos hacia una centralización de servicios. El elemento de equilibrio territorial pierde peso con la llegada de la banca electrónica. Está muy bien tener la app para hacer gestiones, pero eso no puede ir en detrimento de una parte que hacen la banca de servicio público. Y especialmente pienso en aquellas personas de mayor edad que tienen problemas de movilidad. Esa función social que hacían también se pierde.
Le decía tocado de muerte porque si vemos que las plantillas se han reducido mucho, que no hay jóvenes y que las condiciones de los que se quedan son peores, en un contexto de consolidación bancaria todo esto parece difícil de remontar.
Hay que remontar en cuanto a empleo, pero no en beneficios, porque los bancos van creciendo y el dinero va a parar a algún sitio.
O sea, es una cuestión de voluntad.
Es cuestión de tener un modelo. La función de equilibrio territorial, que decía. Una banca de proximidad no significa tener la app en eel móvil, sino tener sus oficinas cerca. Todo esto puede que sí esté tocado de muerte, pero los bancos no. Ellos seguirán existiendo y cada vez harán más fusiones y habrá más monopolio. Antes quizás teníamos más cajas de la cuenta y la gestión que se hizo no fue suficientemente adecuada durante la crisis, pero había una actividad económica que se generaba en el territorio.