• Parlamentos para aprobar presupuestos: la representación de la voluntad popular

Parlamentos para aprobar presupuestos: la representación de la voluntad popular

¿Es mejor el sistema de distritos uninominales donde gana el diputado que obtiene más votos, o el proporcional, que representa la proporción de votos de todo un territorio?

El sistema electoral que conforma la cámara del Bundestag combina las listas cerradas con el distrito unipersonal | Todor Dinchev / iStock
El sistema electoral que conforma la cámara del Bundestag combina las listas cerradas con el distrito unipersonal | Todor Dinchev / iStock
Xavier Roig VIA Empresa
Ingeniero y escritor
18 de Septiembre de 2025 - 05:30

En el análisis anterior (Parlamentos para aprobar presupuestos: ¿cómo funcionan los sistemas de representación?), decía que un sistema electoral tiene dos patas. El método de representación (proporcional o mayoritario) y el método de selección de los representantes. El método mayoritario simple, como el británico o el americano —distritos unipersonales donde el más votado se lleva el escaño—, tienen el problema de la representatividad. En el supuesto de que en todos los distritos del país quedara como primer posicionado el mismo partido con el 30% de los votos, todo el parlamento estaría compuesto de un solo partido, habiendo recibido solo el 30% de los votos de los electores. El Reino Unido convocó un referéndum en 2011 para ver si se modificaba este modelo y el país decidió mantenerlo.

 

Para evitar este efecto, en Francia se hacen dos vueltas, y van a la segunda los dos mejor posicionados si ninguno de ellos ha obtenido más del 50% de los votos en su distrito en la primera vuelta. Esta corrección parece sensata y democrática, aunque dificulta la formación de las mayorías amplias que en el Reino Unido arrasan.

Pero bien, ahora que en Francia se hace difícil la aprobación de los presupuestos porque no hay una mayoría amplia —insisto en que en nuestra casa este problema no existe, ya que se gobierna con prórroga de presupuestos, pasándose la democracia por la axila—, se ha abierto la discusión de si se debería cambiar la representación por un sistema proporcional. Aprovecho para recordarlo: el número de diputados es proporcional al número de votos obtenidos por cada partido en la demarcación que se fija (provincia, región, etc.). Y aquí surge el dilema: ¿es mejor el sistema de distritos uninominales donde gana el diputado que obtiene más votos, o el proporcional, que representa la proporción de votos de todo un territorio?

 

Ahora que en Francia se hace difícil la aprobación de los presupuestos porque no hay una mayoría amplia, se ha abierto la discusión de si se debería cambiar la representación por un sistema proporcional

Todo tiene ventajas y desventajas. El sistema de distrito uninominal permite asignar responsabilidades personales. El elector puede ir a la oficina de “su” diputado —el que ganó las elecciones en aquel distrito— y pedirle responsabilidades y explicaciones. Y proponerle proyectos de ley, etc. En otras palabras: es el mejor sistema para representar el territorio y los intereses de los electores. ¿Desventaja? Ya lo hemos apuntado: puede ser que, al final, los elegidos no guarden proporción con los votos que el elector desearía si votara a un partido.

La mejor solución parece haberla encontrado Alemania. Y por casualidad. Al terminar la Segunda Guerra Mundial, los vencedores quisieron dotar a la Alemania Occidental (en la Oriental mandaba la URSS y, de votar, nada de nada) de un sistema electoral que impidiera la aparición de führers y que fuera eficaz. Los anglosajones optaban por el sistema mayoritario de distritos uninominales —el sistema que allí rige—, los franceses optaban por el proporcional —el que regía entonces en Francia, bajo la IV República—. La solución consistió en un mix que funciona muy bien y que debería ser copiado en otros países como nosotros. ¿Cómo funciona?

Se basa en el principio de proporcionalidad: el Bundestag (la cámara baja) debe tener representación proporcional. Los diputados deben representar proporcionalmente los partidos que el elector vota. Ahora bien, ¿cómo hacerlo y no perder las ventajas que significan el diputado de distrito donde el elector puede ir a reclamar, sugerir, protestar, etc.? El sistema es ingenioso y Alemania debe darle las gracias, también en este tema, a los aliados que ganaron la guerra.

La mejor solución parece haberla encontrado Alemania: un mix que funciona muy bien y que debería ser copiado en otros países como nosotros

El Bundestag está compuesto de, aproximadamente, 630 escaños. ¿Por qué digo “aproximadamente”? Ahora lo verán. El territorio alemán está dividido en 299 distritos electorales uninominales donde gana el diputado más votado. Pero el elector, el día de las votaciones, deposita dos papeletas. Una, designando al diputado que prefiere para su distrito. Otra, donde selecciona el partido que más le convence mediante una lista cerrada —como nosotros—. El candidato votado puede ser de un partido diferente del de la papeleta cerrada. En esta segunda papeleta figuran los candidatos que cada partido presenta al länd (estado federado o región) correspondiente. Es una lista cerrada donde la circunscripción es el länd —como nuestro sistema electoral, listas cerradas, donde la circunscripción es la provincia—. La cuestión, pues, es determinar qué diputados ocuparán el escaño. Y aquí se demuestra el ingenio de los que diseñaron el sistema.

En primer lugar, se rellenan los escaños con los diputados elegidos por cada distrito uninominal: 299 escaños. Entonces lo que se hace es acabar de “redondear” la composición del Bundestag con los diputados de las listas cerradas hasta que la cámara tiene, toda ella, una composición que sea proporcional a las papeletas que cada partido recibió mediante las listas cerradas. Por eso el número de escaños del Bundestag es variable con un mínimo de 630 diputados. Ahora tiene 736. Como pueden imaginar, el rol de los diputados elegidos por distrito tiene un peso mayor —a él lo han votado personalmente—. Pero el peso que se le da a cada diputado (elegido mediante lista cerrada o elección directa del diputado) ya forma parte de la cocina de cada partido.

Los países serios necesitan mayorías estables para aprobar los presupuestos. ¿Qué es, si no, la ejecución del presupuesto aquello que materializa el compromiso de los partidos con sus electores? No es el caso español, ni catalán, ni barcelonés, claro.