Hay mucha gente estresada. Entre ellas, probablemente tú, lector o lectora. Porque el estrés nos llega a todas tarde o temprano. Muchas grandes teorías psicológicas y sociales han intentado luchar contra esta lacra y encontrar explicaciones convincentes sobre por qué la mayor parte de la población lo sufrimos. Está muy bien, pero tampoco parece que haya servido de mucho.
Inspirándome en los saberes populares y en las recomendaciones absurdas de familiares y conocidos antes de que la salud mental se pusiera de moda, aquí van cinco ideas irracionales para plantar cara al estrés:
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Es muy cansado tener estrés. Mejor dedicar la energía a cualquier otra cosa.
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El estrés hace crecer las arrugas. Sin estrés, quizás tienes otros problemas, pero como mínimo la piel aguanta mejor.
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El estrés te hace trabajar peor. Si estás estresada solo trabajas más lenta mientras recuerdas que deberías trabajar más deprisa. Y, para colmo, dudas más de ti misma.
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Si haces ver que no tienes estrés, no acabarás teniéndolo. Repetirlo unas cuantas veces ayuda: el estrés se reprime en el pecho hasta apagarse. Eso sí, quizás acabarás con dolor de barriga.
- Si tienes estrés, es porque te preocupas demasiado. No te preocupes tanto. Este consejo se ha dado desde tiempos ancestrales y ha sido efectivo en exactamente un 0% de los casos.
Si la razón no funciona, tendremos que tirar del imaginario del absurdo. A ver si, de una vez por todas, conseguimos que el estrés huya de nuestras vidas. En palabras de la abuela de una serie famosa de la televisión: “no estés estresado. Haz otra cosa”.