Píldora filosófica: En defensa del otoño

El verano se acaba y disfrutamos de los últimos momentos de sol y de playa que nos quedan. Quizás de aquí a unas semanas hará el mismo calor, pero estaremos inmersas en la rutina otra vez, en las listas de cosas que hacer y organizando los fines de semana. Todo el mundo volverá en masa a las clases de deporte, o a las academias de idiomas y las extraescolares de los niños. De aquí a poco, el teléfono nos enseñará las fotografías del verano y sonreiremos abrigándonos en el jersey de lana o pensando en el siguiente puente.

Las hojas de los árboles se empezarán a volver de colores amarillentos y naranjas, y entraremos en la mejor estación del año. Cuando digo que el otoño es mi estación preferida todo el mundo me mira mal, pero para mí es el momento más cálido, más tierno y más recogido de todos. Durante el otoño aún tienes la sensación de calor del verano mientras transitas, poco a poco, hacia el invierno. Es un último momento y un primer instante. Es la última vez que te pondrás sandalias y la primera del jersey de lana. Es cuando todo se recobra de colores, es cuando tu cuerpo se relaja y prepara para el frío. Es un momento de serenidad donde tienes el tiempo para volverte a reactivar, volver a empezar, y pensar sin prisas una vez la fiesta se ha acabado.