• Píldora filosófica: Incompetencia instrumentalizada
Politóloga y filósofa

Píldora filosófica: Incompetencia instrumentalizada

13 de Diciembre de 2025
Arianda Romans | VIA Empresa

Desde hace días estoy observando cómo nos relacionamos con nuestros compañeros de trabajo. La manera en que hablamos entre nosotros, el trato y las complicidades personales, pero también las dinámicas de género y de cómo nos repartimos las tareas. En general, y sin ser ninguna noticia destacada, las tareas organizativas recaen mucho más sobre las mujeres. Si bien en mi trabajo tengo la suerte de que hay una cierta conciencia de lo que son los roles de género, todavía arrastramos algunas dinámicas que cuesta erradicar. Sin embargo, este problema tiene una posible solución; lo que no tiene (y me frustra enormemente) es aquello que se conoce como incompetencia instrumentalizada.

 

El otro día estaba ordenando los pósteres resultantes de una llamada a la participación para la conferencia que estábamos organizando. Para hacer la vida más sencilla a todo el mundo, yo había preparado una plantilla. La tarea de los participantes no era otra que introducir sus textos en la plantilla y enviármelo para que yo lo pudiera enviar a la imprenta. Todo iba bien hasta que uno de los participantes había enviado una plantilla claramente mal ajustada. En un correo le comenté que tenía que modificar algunas explicaciones, porque las líneas cubrían la parte del texto y no se podía leer. Con toda la cara del mundo, me respondió que él no sabía cómo iba la plantilla y que si lo podía hacer yo por él, que seguro que lo haría mucho mejor. Me quedé de piedra. Después miré su LinkedIn y vi que era una persona con un doctorado. Josep Antoni, si has sido capaz de estudiar cuatro años para escribir un texto de más de 300 páginas que no leerá nadie, te puedes mirar un tutorial en YouTube sobre cómo no escribir encima de un cuadro de texto. Así pues, mi respuesta fue que no, que yo no podía hacerlo, pero que estaba segura de que saldría adelante. Al cabo de dos horas tenía un correo nuevo, con la plantilla bien modificada y con todas las revisiones que le había pedido. Quizás, al fin y al cabo, la tarea no era tan difícil; solo hacía falta que alguien le hiciera entender que aquello era responsabilidad suya.