• Píldora filosófica: Oler a aeropuerto y otras manías de la edad
Politóloga y filósofa

Píldora filosófica: Oler a aeropuerto y otras manías de la edad

22 de Noviembre de 2025
Arianda Romans | VIA Empresa

Hay sensaciones desagradables en la vida, y luego está el olor extraño que desprendes después de volar durante muchas horas en un avión. Es una mezcla de sudor estancado, de suciedad no aberrante porque, al fin y al cabo, lo único que has hecho es estar sentada durante mucho tiempo con mucha gente en un espacio muy pequeño a una alta presión para encontrarse a una gran altura respecto a donde me gusta estar a mí: en tierra firme. Cuando lo explico, todo el mundo me dice que son manías, que en realidad no huelo tanto como me siento a mí misma y seguramente es resultado de sensaciones extrañas de cuando estás cansada. Pero, ¿qué queréis que os diga?, para mí esta sensación es bien real.

 

Hoy, por primera vez en la vida, me he duchado en un aeropuerto. Mi mentalidad de comarcas no sabía ni que se podía hacer eso. No tenía ni idea de que existía una situación en la vida en la que se podían pagar doce euros por una ducha que, en momentos de jet lag y sensación de stickiness, pueden renovarte el alma. Supongo que tiene razón mi abuelo y ya está todo inventado. Quizás lo que pasa es que hay países que tienen más conciencia del bienestar que otros. Sea como sea, esta ducha me ha venido de maravilla, y es que después de más de veinte horas de viaje, no hay nada mejor que oler a vainilla, o a monoi, o a coco, o a algodón blanco, o a rosas frescas.