“En Aragón, todo es más fácil”. Esta frase, pronunciada por un empresario leridano, resume a la perfección un fenómeno que se está desplegando durante los últimos años: la fuga de empresas con sede en Lleida hacia otros lugares, especialmente hacia la comunidad vecina, Aragón. La proximidad geográfica, la oferta de instalaciones industriales y la simplificación burocrática son algunas de las causas que se esgrimen para que se produzca este fenómeno. Pero más allá de estas razones, las administraciones y los empresarios trabajan con propuestas para revertir esta realidad.
El último capítulo de esta situación es el macroproyecto de la Corporación Alimentaria de Guissona (CAG), que bajo la marca BonÀrea, está impulsando en la localidad zaragozana de Épila. Este incluirá una nave de líquidos, que estará lista en abril, y una planta de comida para animales de compañía, que entrará en funcionamiento en 2027, de forma que todo el proyecto se finalice en el año 2030.
La competencia entre las demarcaciones de Lleida y Huesca por la captación de empresas se produce entre dos provincias con las tasas de paro más bajas del estado español. Una vez normalizados los episodios de incertidumbre empresarial por el procés independentista catalán, un estudio realizado por la Universitat de Lleida y la UPF Barcelona School of Management, encargado por la Cambra de Comerç de Lleida, revela que en los últimos seis años, 428 empresas han cambiado su sede. El 39,4% de las empresas que migraron se fueron a Barcelona y el 18,9% a Aragón, por delante del 14% que optaron por Madrid. El ente cameral atribuye a “la agilidad administrativa más elevada que existe en Aragón, la actitud más acogedora por parte de los alcaldes, la amplia disponibilidad de suelo industrial y el entorno fiscal favorable” este éxodo, que se percibe sobre todo en los sectores de agricultura, ganadería, comercio y construcción.
Un estudio señala que el sistema impositivo en Catalunya es considerablemente más perjudicial que en Aragón, con 12 figuras tributarias propias frente a tres en la comunidad aragonesa
Dos ejemplos de esta tendencia de migración empresarial son las empresas Semillas Batlle, que invertirá casi 10 millones de euros en una nueva planta en Torrent de Cinca. O Ponentia, con base en Lleida, y que anunció la construcción de una importante plataforma logística intermodal en Tamarite de Litera, con una inyección proyectada de 70 millones de euros y la expectativa de crear alrededor de 2.000 empleos. El mismo empresario que señala que en Aragón todo es más fácil, añade que a las compañías se les ofrece “un acompañamiento desde el primer momento, intentando aliviar la burocracia y asesorando con los trámites necesarios y las ayudas disponibles”. Paralelamente, el estudio de la Cambra de Comerç de Lleida señala que el sistema impositivo en Catalunya es considerablemente más perjudicial que en Aragón, con 12 figuras tributarias propias frente a tres en la comunidad aragonesa.
Pérdida de músculo empresarial
Entre 2012 y 2024, la ciudad de Lleida ha perdido un 12% de las empresas, pasando de las 11.226 a las 9.977. Las caídas más importantes han sido en los sectores de la construcción, el comercio, la hostelería y el transporte. Desde las patronales, se pone el foco en que la sangría se ha cebado con las pymes. Los datos, extraídos del Instituto Nacional de Estadística (INE), certifican esta pérdida de músculo empresarial.
La Cambra de Comerç de Lleida y Pimec dibujan las razones de esta situación. Las crisis económicas, la covid-19 y el incremento de la presión fiscal son algunas de las causas que destacan. El presidente de la Cambra, Jaume Saltó, afirma que la mayor parte del tejido empresarial de Lleida está formado por pymes y muchas no han podido soportar la "excesiva burocracia y la exigente presión fiscal de los últimos años".
Desde la patronal Pimec se asegura que el 99% de estas empresas que han cerrado son pymes, ya que la falta de empleo, el absentismo laboral, que desde 2018 ha aumentado más de un 400%, la burocracia, la presión fiscal y la baja productividad hacen que tengamos un “cóctel perfecto para el cierre de empresas”.
La falta de empleo, el absentismo laboral, la burocracia, la presión fiscal y la baja productividad, las razones para la pérdida de competitividad empresarial
Trámites burocráticos
Hace poco más de un mes, la comisión de Territori y Habitatge del Parlament aprobó una propuesta de resolución que insta a la Generalitat a agilizar los trámites administrativos y aprobar el plan director urbanístico del polígono de Torreblanca, que ya acumula dos años de retraso. Inicialmente, el texto situaba el visto bueno del proyecto antes del primer semestre de este año, fecha que ahora deberá retrasarse como mínimo un año. Mientras no se desbloqueen estos permisos, los empresarios leridanos instan a acelerar la ampliación de suelo industrial para hacer frente a la demanda de firmas que se quieren instalar en Lleida y no encuentran parcelas ni espacio disponible para desarrollar su actividad logística.
El principal reto de las pymes leridanas es ganar productividad porque ahora se sitúan a la cola de Catalunya. En este sentido, las patronales piden apostar por la innovación, reducir el absentismo y construir nuevos polígonos como el de Torreblanca y más viviendas para garantizar el crecimiento empresarial. De momento, a pesar de los cierres y las fugas de empresas, algunas han optado por fusionarse para ser más competitivas. Los empresarios, para mantener la viabilidad de las compañías, hablan de dos escenarios: crecer, a pesar de las dificultades burocráticas, o marcharse fuera, principalmente a Aragón, el lugar más cercano a Lleida.