
En mi último artículo hablaba de los grandes retos que los directivos no pueden ignorar en este inicio de curso: la inteligencia artificial, la ciberseguridad, la sostenibilidad, el talento y un mercado cada vez más exigente. Pero hoy os propongo mirarlo desde otra óptica.
Porque septiembre no es solo un momento estratégico; también es un momento simbólico. Al igual que los niños vuelven a la escuela con mochilas nuevas y reencuentros con compañeros, los directivos y profesionales también afrontamos nuestra propia “vuelta al cole”. Un inicio de curso que, más allá de retomar la rutina, es una oportunidad para revisar prioridades y marcar el rumbo.
¿Y si hacemos un paralelismo? Lo que viven los niños estos días también puede servir de metáfora de lo que nos toca vivir en los despachos, comités de dirección y consejos de administración.
1. La mochila nueva → Revisar el modelo de negocio
Los niños estrenan mochila y eligen qué llevan dentro. Los directivos también deben revisar qué proyectos y actividades realmente aportan valor… y cuáles pesan demasiado. En un contexto de incertidumbre económica y geopolítica, en el cual ya insistimos, hay que centrarse en lo que es esencial y diferencial, y dejar atrás las inercias que solo consumen energía.
En un contexto de incertidumbre económica y geopolítica, hay que centrarse en lo que es esencial y diferencial
2. Los libros y el material → Actualizar competencias y equipos
Sin “libretas” ni “lápices” no hay aprendizaje. En las empresas, el "material escolar” son las competencias de las personas y las herramientas digitales. La irrupción de la inteligencia artificial obliga a un reskilling constante y a desarrollar nuevas habilidades, nuevos liderazgos, con más colaboración y con gestiones híbridas. Sin este lote, el curso se puede hacer muy cuesta arriba.
3. Hacer nuevos amigos → Reforzar redes y alianzas
En la escuela se hacen nuevos amigos; en las organizaciones, hay que construir alianzas y partenariados que abran mercados y oportunidades. En un entorno donde ninguna empresa puede innovar y muchas veces competir sola, la cooperación en general, y en concreto con startups, universidades y socios estratégicos es el verdadero pasaporte al futuro.
4. Adaptarse al ‘profe’ → Entender el mercado y los clientes
Cada maestro tiene su estilo y hay que adaptarse. Los mercados y los clientes también cambian las reglas del juego: son más exigentes, más conscientes y con expectativas más altas. La personalización, la coherencia con los valores y la experiencia digital integrada ya no son opciones, sino requisitos básicos.
Los mercados y los clientes también cambian las reglas del juego: son más exigentes, más conscientes y con expectativas más altas
5. Hacer los deberes → Ejecutar con disciplina
Los niños no pueden escapar de los deberes. Las empresas tampoco pueden vivir solo de relatos o promesas: la sostenibilidad, la innovación y la ciberseguridad se tienen que traducir en acciones concretas y medibles. El tiempo de los discursos ha pasado; ahora toca demostrar con hechos.
6. Los exámenes → Evaluar resultados y resiliencia
A lo largo del curso llegan los exámenes, momentos de presión y de evaluación. Las empresas también tienen los suyos: crisis repentinas, auditorías, nuevas regulaciones o disrupciones tecnológicas. Superarlos requiere resiliencia, capacidad de adaptación y aprender rápidamente de lo que no ha funcionado. Más que nunca, evaluar y medir es esencial.
7. La fiesta de final de curso → Celebrar los éxitos y aprendizajes
Cuando acaba el curso, los niños lo celebran. Las organizaciones a menudo olvidan reconocer los éxitos y aprendizajes. Celebrar no es perder tiempo: es reforzar la motivación, consolidar la cultura y agradecer el esfuerzo colectivo.
En definitiva, la “vuelta al cole” de los directivos es una oportunidad para repensar la mochila, preparar el material y encarar un curso que vendrá lleno de retos y exámenes. Pero también de oportunidades para crecer, innovar y, sobre todo, celebrar y hacer crecer a nuestros profesionales y a nuestra empresa.