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El baloncesto americano, en ebullición (venta récord de los Lakers)

Como en el caso de los Celtics, cuesta encontrar justificación en el precio de la compraventa si miramos las cifras de negocio de los Lakers

Lebron James y Aaron Fox en un partid de los Lakers contra los Sacramento Kings (2023) | Europa Press
Lebron James y Aaron Fox en un partid de los Lakers contra los Sacramento Kings (2023) | Europa Press
04 de Julio de 2025
Act. 04 de Julio de 2025

Hace justo tres meses explicábamos que la histórica franquicia de los Celtics de Boston, de la NBA americana, había establecido un nuevo récord de transacción en una entidad deportiva, al ser vendida por 6.100 millones de dólares. En aquel momento había superado en la foto-finish el traspaso de los antiguos Washington Redskins (desde 2020, Commanders) llevado a cabo en 2023 por 6.050 millones. Pero ahora, el gran rival de Boston en la década de los ochenta, los Lakers de Los Ángeles, ha pulverizado la plusmarca después de que un magnate de los deportes haya acordado pagar nada más y nada menos que 10.000 millones de dólares para hacerse con la propiedad. 

 

Pero, ¿quiénes son los protagonistas de esta historia? Por un lado, los vendedores, la familia Buss, y por otro, los compradores, que son el grupo inversor TWG Global, liderado por Mark Walter. Cuando en 1979 Jerry Buss compró los Lakers, incluyó en el paquete también el pabellón donde jugaban (el célebre Forum de Inglewood), los Kings de la liga profesional de hockey hielo (también de Los Ángeles) y un rancho de más de 5.000 hectáreas, todo ello por poco más de 60 millones de dólares. Una década después se desprendió de la franquicia de hockey hielo. En cuanto al baloncesto, el cambio de propiedad resultó positivo para los de amarillo y morado, porque no tardaron nada en reverdecer laureles de otros tiempos. Si antes de aquel 1979, sólo habían conseguido ganar la Serie Mundial una vez (1972) desde los tiempos gloriosos de los cuarenta y cincuenta, a partir del año del cambio de propiedad disputaron la supremacía a los Celtics de Boston a lo largo de una década de los ochenta que resultó trepidante (campeones en 1980, 1982, 1985, 1987 y 1988).

El magnate Jerry Buss, que murió en 2013, era el típico caso de self-made-man americano: nacido en el seno de una familia con ciertas dificultades en varios órdenes de la vida, y que haciendo todo tipo de trabajos consiguió salir adelante. Después de licenciarse en ciencias químicas y de tener algunos trabajos, hizo las primeras inversiones en el sector inmobiliario. Una de las propiedades que adquirió era una mansión de Beverly Hills conocida como Pickfair porque allí había residido desde 1918 el matrimonio formado por los actores Mary Pickford y Douglas Fairbanks. Con toda probabilidad también es la casa donde el ex-jugador del FC Barcelona Juan Garchitorena cenó con el matrimonio un día de en un encuentro que le cambiaría la vida: pasó de ser un millonario ocioso a un celebrado actor de Hollywood bajo el pseudónimo de Juan Torena

 

Dejando de lado las telarañas del destino, donde Buss se implicó más fue en el negocio de los deportes. Como decíamos, en 1979 compró los Lakers y más tarde, cuando se creó la versión femenina de la NBA, se hizo cargo de gestionar uno de los equipos, los Sparks, también de Los Ángeles, que en 2002 acabaría comprando. Durante pocos años tuvo la propiedad también de un equipo de soccer indoor, un deporte autóctono que podríamos definir como híbrido entre el fútbol convencional y el fútbol sala, y del que sólo se disputaron catorce ediciones de una liga federal. 

Al otro lado de la transacción, como comprador, está Mark Walter y la firma TWG Global. Este inversor de Iowa es conocido sobre todo por ser el primer ejecutivo del grupo Guggenheim Partners, el vehículo inversor de la familia homónima y que gestiona unos 246.000 millones de dólares. Algunas publicaciones financieras especializadas le atribuyen la propiedad de un 20% del capital de esta entidad, lo que implicaría que su patrimonio se sitúa alrededor de los 12.000 millones de dólares. La compra de los Lakers no es ni mucho menos su primera experiencia en los negocios deportivos, porque es propietario total o parcial de equipos como los Dodgers de Los Ángeles (liga profesional de béisbol), el Chelsea FC, el RC Estrasburgo y la escudería Cadillac de Fórmula 1, que tiene previsto debutar el año que viene. Como hemos visto, en la compra de los Lakers su socio es la firma TWG Global, de la que Walter tiene un 21% del capital. 

Pocos meses antes de la transacción, la publicación financiera Forbes valoraba la franquicia en 7.100 millones de dólares, muy por debajo de lo que se ha pagado ahora. Como en el caso de los Celtics, cuesta encontrar justificación en el precio si miramos las cifras de negocio de los Lakers. Por bien que el ebitda en porcentaje de los ingresos es considerable (un 38%), lo cierto es que los valores absolutos no son especialmente grandiosos, porque la facturación de la franquicia es de “sólo” 522 millones de dólares (el primer equipo del Barça tenía presupuestados unos ingresos para la temporada 2024/25 de 680 millones de dólares, a tipos de cambio actuales), mientras que el beneficio operativo se queda en 199 millones. Estas cifras implicarían haber pagado 50 veces el ebitda último, un multiplicador verdaderamente atípico. 

Estas cifras implicarían haber pagado 50 veces el ebitda último, un multiplicador verdaderamente atípico

En todo caso, nadie puede dudar de que los Lakers son una de las marcas más potentes de la industria mundial del deporte, con un historial de grandes jugadores inigualable: Kobe Bryant, Earvin “Magic” Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain, LeBron James, Shaquille O’Neill o Jerry West, sin olvidar al catalán Pau Gasol.