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Nos alejamos de Europa en productividad. Hay que revertir la tendencia

La clave para conseguir bienestar para las personas radica en la creación de más riqueza y en la distribución justa de esta

El déficit fiscal es uno de los factores que perjudican a la competitividad | ACN
El déficit fiscal es uno de los factores que perjudican a la competitividad | ACN
Oriol Amat | VIA Empresa
Catedrático de la UPF BSM y presidente del Obstervatori de la PIME de Pimec
Barcelona
29 de Noviembre de 2023
Act. 09 de Diciembre de 2024

La economía tiene una misión fundamental: generar bienestar para las personas. La clave para conseguir este objetivo radica en la creación de más riqueza y en la distribución justa de esta. Hoy nos centraremos en el primer factor y recordaremos que para generar más riqueza es crucial mejorar la productividad. Este tema se ha tratado en una de las sesiones de la última Jornada dels Economistes, en la que participamos con Marta Curto (Generalitat), Cèsar Molins (AMES), Martí Parellada (UB) y Maria Àngels Vallvé (GVC Gaesco). Desgraciadamente, constatamos que en los últimos años, se está produciendo una preocupante ralentización de la productividad en Catalunya, situándonos a una distancia creciente respecto de la Unión Europea.

 

Como ejemplo, recordamos que el PIB per cápita, que en el año 2000 en Catalunya era del 102,3% en relación con la media de cinco grandes estados de la UE (Alemania, Francia, Italia, Bélgica y Países Bajos), a finales de 2022 había bajado hasta el 98,6%. Esta tendencia refleja un empeoramiento que es urgente revertir.

El PIB per càpita del 2000 era del 102,3% i a finals de 2022 del 98,6%

Entre los factores clave que han contribuido a esta desaceleración, y que perjudican la competitividad de Catalunya, podemos destacar los siguientes: el déficit fiscal (que ya supera los 20.000 millones de euros anuales y que explica una infrafinanciación que perjudica muchos elementos relacionados con la competitividad y también una insuficiente inversión en infraestructuras), una inversión insuficiente en investigación y desarrollo (I+D), dificultades para convertir los resultados de la investigación en innovación tangible para las empresas, poca eficiencia de muchas administraciones, excesivas cargas burocráticas que generan retrasos y costes significativos, la falta de empresas grandes, y un desencaje evidente entre la oferta de formación y las necesidades reales de la sociedad. En estos momentos tenemos todavía un porcentaje de paro muy alto (8,5%) y al mismo tiempo muchas empresas no encuentran las personas con los perfiles que necesitan.

 

Para revertir esta tendencia e impulsar la productividad, hay que actuar de manera urgente (y ya hace años que lo estamos diciendo) en temas cómo los siguientes:

  • Reducir el déficit fiscal: Así se podrán financiar más y mejor programas relacionados con la competitividad y mejorar las infraestructuras. El actual contexto político en España es una oportunidad en este tema.
  • Mejora de la regulación y su aplicación para eliminar la telaraña burocrática que ahoga empresas y emprendedores: Se trata de convertir el sector público en una fortaleza que favorezca el tejido empresarial en lugar de ser un freno. Esto implica cambiar las malas regulaciones, simplificar procedimientos, reducir la burocracia innecesaria y agilizar los procesos administrativos.
  • Incremento de la inversión en I+D, sobre todo en el sector privado: Esta inversión tiene que ser dirigida no solo a la obtención de conocimiento, sino también a su aplicación práctica, fomentando la transferencia de conocimiento y la innovación.
  • Incrementar la inversión en nuevas tecnologías (robotización, digitalización…) y en sostenibilidad. Es imperativo aprovechar los fondos disponibles de la Unión Europea, especialmente los fondos Next Generation, para invertir en proyectos que impulsan la productividad.
  • Eliminar obstáculos al aumento de la dimensión y establecer incentivos: Recordamos el triángulo virtuoso de la dimensión, la I+D y la internacionalización. Esta medida puede contribuir a la creación y expansión de empresas más sólidas y competitivas a escala internacional.
  • Transformar sustancialmente la oferta educativa para adaptarse a lo que se necesita: Por eso, es fundamental que el cambio se haga con la complicidad del sistema educativo y el tejido social y empresarial.
  • Incremento de la colaboración público-privada: Es una vía para acelerar la implementación de proyectos innovadores y mejorar la eficiencia de los recursos.
  • Finalmente, en varios países europeos y siguiendo la recomendación de la UE, se ha puesto en marcha una medida que está demostrando que es útil: la creación de un Consell Nacional de la Productivitat para coordinar todas las actuaciones públicas y privadas en relación con la mejora de la productividad.

 

En resumen, para conseguir una economía más productiva, hay que abordar de manera decidida los puntos débiles identificados e implementar soluciones con la colaboración de todos los actores: gobierno, reguladores, empresas, sistema educativo y centros de investigación y la sociedad en general. El éxito en este tema conducirá a un aumento de la productividad, y a la generación de más bienestar para la población. Ni podemos continuar quedando atrás, ni podemos perder más tiempo.