Globe life: en la bolsa también se hacen trampas (presuntamente)

En el Estado español podemos recordar casos cómo los de Pescanova o Abengoa, grandes colosos de la economía peninsular y cotizados en bolsa que cayeron por culpa de una gestión deficiente

Globe Life es una firma con sede en Texas que se dedica al seguro de vida y al del ramo de asistencia sanitaria | iStock Globe Life es una firma con sede en Texas que se dedica al seguro de vida y al del ramo de asistencia sanitaria | iStock

La pésima gestión a que ha sido sometido el FC Barcelona en las últimas temporadas (especialmente cuando el presidente Bartomeu tenía las riendas) han desembocado en que el club viva en una situación financiera de gran debilidad y esté en riesgo su supervivencia como entidad propiedad de los socios. Esta situación ha posado sobre la mesa el debate del modelo de gestión y, ligado a esto, también el modelo de propiedad. Algunos, sin duda con intereses de carácter personal, han ido esbombeando a los cuatro vientos la tesis que la única manera que el Barça tenga un modelo de governanza saludable es cambiando el modelo de propiedad, es decir, pasando a ser una sociedad anónima. Es evidente que esta tesis es del todo falsa, pero desgraciadamente la lluvia fina de los interesados ha provocado que un porcentaje nada despreciable de seguidores barcelonistas piense que la transformación societaria es la solución definitiva y mágica para la entidad azulgrana. Ya hemos comentado muchas veces que esto es una falacia, pero hoy pondremos un ejemplo bien de actualidad que una sociedad anónima que, además, está cotizada en bolsa -con todo lo que implica de controles internos y externos- puede caer por el precipicio por culpa de una mala gestión de sus responsables.

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Hablaremos de la aseguradora Globe Life (en cierto modo, un caso con paralelismos con el muy conocido de Grifols), una firma con sede en Texas que se dedica al seguro de vida y a la del ramo de asistencia sanitaria. Viajaremos a los Estados Unidos porque el caso está de actualidad, pero no caigamos en el error de pensar que estas cosas solo pasan allá, porque si miramos atrás y nos quedamos en el Estado español fácilmente podemos recordar casos cómo los de Pescanova o Abengoa, grandes colosos de la economía peninsular y cotizados en bolsa que cayeron por culpa de una gestión deficiente e incluso delictiva.

Una sociedad anónima que, además, está cotizada en bolsa -con todo lo que implica de controles internos y externos- puede caer por el precipicio por culpa de una mala gestión de sus responsables

El listado de malas prácticas que, presuntamente, han llevado a cabo los directivos de Globe Life es largo y contundente. Hasta el punto que cuando todo ha salido a la luz, las acciones de la compañía han caído alrededor de un 50% en un solo día, a la jornada bolsaria del pasado 11 de abril. A los ejecutivos de la aseguradora se los acusa de un puñado de prácticas fraudulentas, entre ellas la suscripción de pólizas de vida a difuntos (o, incluso, a personas inventadas), la falsificación de firmas, las retiradas de dinero de los clientes sin permiso y la ocultación del hábito de fumar de muchos nuevos asegurados (el que en el informe se define como "fraude actuarial").

La creación de pólizas falsas no es una práctica desconocida en el sector, sino que es uno de los engaños más habituales porque permite a los agentes cobrar comisiones de ventas que realmente no han llevado a cabo. En caso de que las acusaciones -que más adelante veremos quién las ha hecho, y los sonará mucho- puedan ser constatadas, difícilmente nadie podrá dejar escapar una sonrisa al leer la lista de valores de que presume la compañía, que empiezan con la siguiente afirmación: "actuamos con responsabilidad e integridad". Cómo acostumbra a pasar, la empresa ha negado las acusaciones.

Cuándo todo ha salido a la luz, las acciones de la compañía han caído alrededor de un 50% en un solo día

El núcleo del supuesto fraude se centra en la filial American Income Life (AIL) y podría suponer el 60% del nuevo negocio (los asegurados nuevos) de la compañía. Según los denunciantes, el esquema piramidal y de sobornos que se había organizado puede haber proporcionado a los implicados más de 65 millones de dólares. De hecho, la tarea de los denunciantes más que descubrir el fraude ha sido poner sobre la mesa las acusaciones que algunos trabajadores de la empresa habían manifestado por canales internos, pero que tropezaron con la indiferencia de los directivos.

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Los vídeos promocionales de los comerciales de AIL son una demostración de cómo hacer dinero rápido, porque se los ve conduciendo coches deportivos, viajando por todo el mundo en hoteles de lujo, o simplemente, de fiesta. El que no explicaban es que todo esto se basaba en un engaño. El líder en ventas de la compañía consiguió facturar en primas casi 300.000 dólares durante la semana de Navidad. El mercado natural de la firma es la clase obrera del sur de los Estados Unidos, y por eso en muchos anuncios promocionales los comerciales -la mayoría con poco más de veinte años- aseguran no tener estudios o haberlos abandonado bien pronto. Parece que el cerebro de la trama es un tal Simon Arias, que además de las acusaciones de fraude, también acumula quejas por malas prácticas y, incluso, acoso sexual. Todo ello, un olor muy parecido al que se explica a la película "El lobo de Wall Street".

Según los denunciantes, el esquema piramidal y de sobornos que se había organizado puede haber proporcionado a los implicados más de 65 millones de dólares

A lo largo del artículo nos hemos referido en varias ocasiones a los denunciantes, pero no hemos explicado quién son. Se trata, cómo en el caso de Grifols, de una firma de investigación a los mercados financieros que opera en corto, o sea, que toma posiciones vendedoras de acciones de las cuales está a punto de publicar informaciones negativas. Si en el caso de la farmacéutica catalana el nombre de la firma era el curioso Gotham City, esta tiene un no menos simpático Fuzzy Panda Research (algo así como Panda Esponjós).

De esta entidad se sabe muy poco y, incluso, se la define como "organización anónima". Su logotipo es un panda con dos pistolas. En su archivo público tienen colgadas las investigaciones realizadas sobre quince empresas, además de Globe Life, en un historial de investigación que parece comenzarse el junio del 2018. Allá encontramos los casos de 22nd Century Group (una empresa de patentes), AirSculpt (liposuccions con desenlace indeseable), BioDelivery Sciences International (fabricantes de opioides) o DocGo (servicios médicos domiciliarios) entre muchas otras, todas ellas con muertos en el armario.

Continuaremos atentos para ver cómo acaba el asunto Globe Life, pero en todo caso, y cómo decíamos al comienzo, la principal conclusión es que tener forma de sociedad anónima y cotizar en bolsa no hace que una entidad sea inmune a gestores incompetentes o carecidos de ética.

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