
Cuando aún queda por contestar la gran pregunta de por qué el BBVA aumentó solo un 10% el precio de su oferta sobre el Banc Sabadell sin tener un 30% de aceptación de la OPA garantizado, el sector bancario vuelve a ser noticia.
El mismo jueves día 16 de octubre, cuando terminaba la fallida OPA, salían noticias sobre algunos bancos regionales norteamericanos que causaron reacciones adversas a sus propias cotizaciones y a las del conjunto del sector bancario. El conglomerado bancario Western Alliance Bancorp, que ofrece servicios bancarios en Nevada, Arizona y California, fue el detonante. Su cartera de préstamos a empresas es muy fuerte, con un 45% del total, seguida de los préstamos a viviendas, con un 25%, y de los préstamos a inmobiliario comercial, con otro 25%. Se trata de un banco que en 2019 tenía un beneficio neto de unos 500 millones de dólares, y que este año 2025 superará los 900 millones. En bolsa tiene un valor de unos 8.400 millones de dólares, con unos 3.700 trabajadores, y dispone de un buen ratio de capital de 14,1.
Pues bien, esta misma entidad anunció que había llevado a juicio a un deudor, Cantor Group V LLC, por un importe de 100 millones de dólares, alegando que se había producido un fraude con respecto a unos préstamos de inmobiliario comercial que se habían utilizado como colaterales, todo ello bastante impreciso y de reducida dimensión. Sus acciones cayeron aquel mismo día un -10,9%, y provocaron un efecto contagio a otros bancos regionales norteamericanos como Zions Bancorp, valorado en unos 7.900 millones de dólares. En su caso, los títulos se precipitaron un -13,1% el mismo día. Jefferies Financial, que vale unos 11.500 millones de dólares, también cayó un -10,6% aquel jueves.
Con todo, el índice bancario americano, el S&P 500 Banks, se redujo el mismo día casi un -3,0%, lo cual afectó de rebote a las grandes entidades bancarias. Al día siguiente, el viernes día 17, el movimiento se extendió a los bancos europeos y el índice Eurostoxx Banks cayó un -2,4%.
Las caídas bursátiles de los bancos regionales, como la de la semana pasada, asustan más bien por la posibilidad de que puedan ser la avanzadilla de problemas de mayor magnitud
La cuestión de la banca regional norteamericana es recurrente. Hay quien considera que estos bancos son menos competitivos para afrontar los retos de la competencia de los bancos en línea en relación con la gran banca, y otros simplemente creen que deben remunerar más el pasivo con el fin de conseguir depósitos. De todos modos, sin embargo, la parte más relevante es que se les considera más expuestos al ciclo económico, mediante sus préstamos a empresas y sus préstamos a inmobiliario comercial, especialmente en lo que respecta a un segmento en particular de negocios, los más pequeños y a la vez más vulnerables.
Por lo tanto, cuando sale alguna noticia como esta, lo que asusta a los inversores no es la noticia en sí misma, sino el hecho de que pueda ser la antesala de problemas de mayor magnitud.
Los días siguientes las acciones de estos bancos, y de la banca en general, se han recuperado bastante, y ahora los descensos acumulados son ya muy pequeños, de entre un -2% y un -3%. Parece que estamos ante otra falsa alarma.
El sector bancario, sin embargo, no se detiene en la actualidad, y el banco francés BNP acaba de perder en tres días un valor bursátil de unos 11.400 millones de euros, debido al veredicto de un juez federal de Nueva York. Este ha condenado a la BNP a satisfacer 21 millones de dólares a tres refugiados sudaneses en Estados Unidos. En total hay unos 20.000 viviendo en Estados Unidos, lo que ha levantado todo tipo de estimaciones. Algunas llegaban a cifrar las indemnizaciones hipotéticas totales de hasta 10.000 millones de euros. Los hechos se remontarían al genocidio que se produjo durante la dictadura de Sudán entre 2002 y 2008. BNP ha dicho que recurrirá contra esta sentencia, le resta toda relevancia, y cree, además, que los juzgados competentes son los suizos.
Parece como si los inversores buscaran hoy similitudes con alguna crisis pasada, pero raramente se reproducen los hechos relativamente recientes
Sea como sea, curiosamente, todos los argumentarios que están saliendo ahora son antiguos y hacen referencia a crisis pasadas. Ciertamente, de la de Lehman Brothers se derivó mucha morosidad y numerosos escándalos judiciales, algunos de ellos con unas muy elevadas indemnizaciones. Parece como si los inversores buscaran hoy similitudes con algún tipo de hecho que ya han vivido antes. Lo que pasa, sin embargo, es que raramente se reproducen los hechos relativamente recientes. Cuando venga una crisis, que algún año sucederá, tendrá una naturaleza del todo diferente.
De la misma manera que los espantapájaros, que están pensados principalmente para espantar a aquellos pájaros que comen cereales, semillas o fruta, y tienen el punto débil de que muchos pájaros se acostumbran rápidamente, perdiendo mucha parte de eficacia, el espantainversores bancario tiene también muchas debilidades. Si bien podrá tener un cierto efecto en los inversores más noveles, es difícil que afecte de manera relevante a los inversores más experimentados.
Hoy por hoy, la salud bancaria es muy fuerte. Los bancos han recuperado los márgenes de intereses, mantienen altos los márgenes de comisiones, racionalizaron los costes en su día, mantienen una tasa de morosidad muy baja y tienen, además, unos ratios de capital muy elevados. Quien busque indicios de crisis haría bien en mirar a otros sectores, y no al bancario con la situación actual.