
Catalunya vivió una década de expansión acelerada que la consolidó como uno de los polos más dinámicos del videojuego en Europa, con Barcelona como epicentro tecnológico y creativo. Sin embargo, los últimos años han estado marcados por una transformación profunda del sector: el aumento de la competitividad, el agotamiento del crecimiento postpandemia y los cambios estratégicos en las multinacionales han sacudido el ecosistema catalán del sector y su solidez.
El panorama actual podría generar preocupación. Anuncios como un ERE en King Barcelona, que ha visto recortada su operativa en un 15%, afectando a unas 50 personas, el cierre de la división “new games” en Sandsoft Barcelona, y la incertidumbre en Ubisoft Barcelona, una de las multinacionales con más trayectoria en nuestro país, que enfrenta tensiones y conflictos laborales, son algunos ejemplos. Estas noticias ponen sobre la mesa una cuestión fundamental que es cómo puede mantenerse y crecer el sector en un contexto tan adverso.
A pesar de las dificultades, Catalunya tiene la oportunidad de redefinirse. Debe hacer una apuesta clara por un modelo propio y diversificado, que no dependa exclusivamente de las grandes corporaciones internacionales. Esto implica apoyar a los nuevos desarrolladores y estudios independientes, formados por profesionales emergentes, a menudo salidos de grados universitarios, ciclos formativos y de programas especializados de preincubación, incubación y aceleración. Iniciativas como GameBCN,GameGi,PowerUp+ oLevelUp Game Dev Hub ofrecen mentoría, recursos técnicos y económicos, y redes de contactos que permiten a equipos pequeños desarrollar proyectos viables y con proyección internacional. Algunos de estos proyectos ya han conseguido publicación internacional, participación en ferias y premios de reconocimiento, lo que demuestra su potencial.
Además, eventos como BCN Game Fest (antes Indie Dev Day), que ha crecido exponencialmente en asistencia y relevancia, o la presencia en ferias internacionales como la Gamescom, el evento de videojuegos más grande del mundo, contribuyen a visibilizar estos estudios ante publishers (editores), inversores y el público general. Esta visibilidad puede ser decisiva para obtener financiación, establecer alianzas y consolidar trayectorias. El acompañamiento institucional, a través del Departament de Cultura de la Generalitat es clave para garantizar que estas plataformas puedan crecer en el tiempo.
Catalunya cuenta con los ingredientes básicos para superar esta crisis: tiene el talento, formación de referencia y una comunidad creativa
La estrategia de futuro debería contemplar también la expansión hacia nuevos segmentos del mercado, como los Serious Games o juegos aplicados, con aplicaciones en ámbitos como la educación, la salud, la cultura, el deporte, etc. Programas como el Serious Games Lab abren la puerta a una industria más plural, que va más allá del entretenimiento y que conecta con sectores estratégicos del país. Este tipo de videojuegos, además, pueden generar nuevos modelos de negocio, financiación pública y sinergias con universidades, centros de investigación y administraciones.
Catalunya cuenta con los ingredientes básicos para superar esta crisis: tiene el talento, con una generación de desarrolladores altamente preparados; tiene la formación de referencia, con universidades y centros formativos especializados y reconocidos internacionalmente, y tiene una comunidad creativa en efervescencia con ganas de salir adelante a pesar de las dificultades. Pero para convertir esta fuerza en una industria estable, competitiva y arraigada, hace falta una estrategia clara y sostenida en el tiempo, con colaboración entre administraciones, sector privado, centros educativos y comunidad desarrolladora.
Es el momento de ir más allá de la dependencia de grandes corporaciones y construir un tejido propio, resiliente y capaz de adaptarse a los cambios del mercado global
Los estudios independientes y las incubadoras son parte de la solución. Representan el presente y el futuro de un sector que pide una nueva mirada, menos dependiente de los ciclos globales de las grandes multinacionales y más conectada a la realidad local y a la innovación. El reto es complejo, pero también apasionante. Es el momento de ir más allá de la dependencia de grandes corporaciones y construir un tejido propio, resiliente y capaz de adaptarse a los cambios del mercado global.
Por todo ello, Catalunya tiene una oportunidad única para liderar una nueva etapa del videojuego europeo: una etapa más inclusiva, arraigada y sostenible. La clave es transformar las crisis en oportunidades y construir, desde ahora, el futuro de una industria estratégica para el país.